El Episcopado mexicano exhorta a una reflexión profunda sobre el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la revolución mexicana.

El Episcopado mexicano exhorta a una reflexión profunda sobre el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la revolución mexicana.

¿Quién no aprecia la libertad?, los presos miran a través de los barrotes el horizonte, recuerdan esos momentos en que podían ir y hacer lo que querían, anhelando esa libertad su cuerpo se consume aunque lo tratan de ejercitar en el gimnasio para que no muera.

El Episcopado mexicano exhorta a una reflexión profunda sobre el bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la revolución mexicana.

Por Juan Revilla

¿Quién no aprecia la libertad?, los presos miran a través de los barrotes el horizonte, recuerdan esos momentos en que podían ir y hacer lo que querían, anhelando esa libertad su cuerpo se consume aunque lo tratan de ejercitar en el gimnasio para que no muera, los pajarillos pasan años viendo barrotes y sin poder extender en su totalidad sus alas que les hace desplegar el vuelo libre, disfrutar desde las alturas todo de lo creado y trinar a pecho abierto.

El episcopado de México a elaborado 8 temas para reflexión de tan digno suceso como lo es la libertad de nuestra patria mexicana que cumple 200 años, un legado que tengo que agradecer infinitamente, sin embargo hubo necesidad de alcanzar la libertad más plena a través de una revolución que a 100 le falta el impacto determinante en la sociedad, en el pueblo de México; no sólo estar encerrado significa que no eres libre, la libertad intelectual es una de las más lastimeras y mortales porque muere la gran potencia que tiene el ser humano como lo es la inteligencia, la capacidad de pensar, de razonar, cuando está es oprimida y encarcelada el hombre queda a merced de sus instintos que sólo nos llevan a lo vano e imperfecto.

A continuación se expone tal cual, el tema primero que ha sido titulado “libertad”, no sólo para el creyente cristiano es importante reflexionarlo, para cada mexicano, el gaudium (periódico de la Arquidiócesis) está semana dedicó la mayor parte de su publicación a la historia de esa independencia, incompleta está aún, pero sabemos que puede llegar a lograrse esa independencia total con una revolución pacífica donde el pueblo sea quién genere los instrumentos que el gobierno aplique para el bien común y libertad plena del pueblo, no que el gobierno haga a un buen pueblo de nosotros.

TEMA 1: LIBERTAD
La vocación a la libertad. Una mirada a la propia historia desde la fe.

OBJETIVO: Comprender nuestro camino de libertad en el contexto de
la celebración del Bicentenario de la independencia y el Centenario de
la revolución; como una oportunidad para asumir nuestro pasado,
comprender nuestro presente y proyectar el porvenir desde nuestra fe
en Jesucristo, vida plena para nuestro pueblo.

NUESTRA EXPERIENCIA
Lee con cuidado y comenta con tu grupo:

Un acontecimiento digno de celebrar
¡Abuelo! -Dijo el joven acercándose con su cuaderno- Me dejaron en la clase de historia hacer una entrevista para conocer diferentes opiniones.
Dime hijo, estoy para servirte, contestó el anciano.
¿Por qué el mes de septiembre es el mes de la Patria?
El viejo reclinado en su sillón le dijo: Primero platicaremos un poco y después tú escribirás lo que haya quedado en tu memoria, ¿de acuerdo?… Le llamamos mes de la patria, porque en septiembre recordamos nuestra independencia, tanto su inicio como su consumación.
El joven preguntó interesado: ¿Y qué es para ti la independencia? Continuó el abuelo… cada año, por este motivo, el pueblo engalana con adornos tricolores, sus edificios, sus plazas y en cada casa se
coloca nuestra bandera; así recordamos que en el mundo somos un país libre. Independencia significa que podemos elegir, junto a las demás personas que viven aquí, la manera de gobernarnos, de organizarnos, para alcanzar lo que nos parece mejor para vivir con justicia y paz. Esto no era así hace 200 años, pero como tú lo aprendiste desde niño, la madrugada del 16 de septiembre de 1810 bajo el mando del cura de Dolores, Guanajuato: Miguel Hidalgo, comenzó junto a un puñado de
hombres deseosos de un nuevo horizonte, la lucha por la libertad y la independencia del poder español. El movimiento entonces reducido, fue creciendo hasta llegar con sus ideas y acontecimientos cada rincón del extenso territorio nacional.
¿Y cuál es para ti el valor que sostiene nuestra independencia?, -interrumpió el joven-. Respondió el abuelo: Yo creo que el valor de la libertad es el fundamento de la independencia. Por eso Hidalgo lo
primero que hizo fue proclamar desde Guadalajara en el mes de diciembre del mismo año la liberación de la esclavitud, que buscaba la igualdad de todos, para poder usar nuestra libertad responsablemente. José María Morelos lo expondría también en sus “Sentimientos de la Nación” donde afirmaba que no debe haber diferencias entre nosotros. Interrumpió el joven: ¿Y por qué existen todavía muchas personas que no participan de esta igualdad sino que sufren de pobreza e injusticias?
Continuó el abuelo: Porque no hemos sabido ser libres, la libertad está íntimamente unida a la justicia y es una conquista diaria que debe construirse desde nuestros hogares, nuestra escuela, nuestro
trabajo y toda nuestra vida. Después de haberse consumado la independencia el 27 de septiembre de 1821; fuimos presa de luchas internas entre hermanos, buscamos la mejor manera de organizarnos…
parecía que la habíamos encontrado; sin embargo, ya hace 100 años, que nuevamente nos dimos cuenta que la verdadera libertad es una tarea ardua y difícil y se desencadenó lo que hemos llamado
la Revolución Mexicana, que comenzó en 1910. La lucha por la democracia de Francisco I. Madero, la de la justicia campesina de Emiliano Zapata… que siguen en el corazón y en los anhelos de nuestro
pueblo… Todavía existe un hilo que conduce, desde esos años y hasta la actualidad valores como la libertad y la independencia… que son el horizonte sobre el que seguimos haciendo nuestra historia…
¡Gracias abuelo! Añadió el joven tomando nota de lo que le había dicho el anciano, y se despidió sonriendo: ¡me voy porque tengo que usar mi libertad para llegar a saber vivir mi independencia…!

Para comentar:
¿Qué otros acontecimientos recuerdas de la etapa de la Independencia?
¿Qué otros acontecimientos recuerdas de la etapa de la Revolución Mexicana?
¿Qué es para ti la libertad? ¿Es difícil ser verdaderamente libre?
¿Se puede ser independiente y libre en un mundo globalizado donde hay tantas redes económicas, políticas, sociales y culturales que nos interrelacionan? ¿Por qué?

NUESTRA VIVENCIA DE FE
“Mientras el heredero es menor de edad, en nada se diferencia de un esclavo, con ser dueño de todo; sino que está bajo tutores y administradores hasta el tiempo fijado por el padre. De igual manera, también nosotros, cuando éramos menores de edad, vivíamos como esclavos bajo los elementos del mundo.
Pero al llegar la plenitud de los tiempos envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre!
De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios” (Gal 4,1-7).

1. Un proceso nunca acabado.

Los cristianos no estamos ajenos a la celebración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución Mexicanas; puesto que vivimos en el mundo y con nuestra presencia llena de fe, esperanza y caridad, reconocemos que el Espíritu fecunda con su rocío la historia para hacerla historia de salvación. Luchamos cada día por hacer presente el mundo nuevo inaugurado por Jesucristo y así, volvemos la mirada a los acontecimientos significativos y fundantes de nuestra historia para comprender nuestra identidad, asumir nuestro pasado y proyectar nuestro porvenir. La gestación y el crecimiento de nuestra nación ha sido un proceso doloroso y prolongado y nunca totalmente acabado, con luces y sombras que hay que acoger con espíritu generoso y también agradecido hacia quienes contribuyeron a su realización (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 8).

2. La Iglesia del Verbo Encarnado

Nuestra comunidad eclesial se vio involucrada de diversas maneras y grados en los acontecimientos que el calendario civil se apresta a celebrar, el Bicentenario de la Independencia Nacional y el Centenario de la Revolución Mexicana. Hay que interpretar su significado religioso y social ya que la fe católica, por su relación íntima con el misterio del Verbo Encarnado, no puede desentenderse de la vida cotidiana de los fieles y del entorno geográfico e histórico en que se desarrolla. Pues al “estar en el mundo” debe participar y buscar, iluminar con la Palabra de la revelación divina los diversos acontecimientos del país.
Al encontrarnos con Él, nuestra fe se traduce en solidaridad con todos, más aún ahora en la difícil situación por la que atraviesa nuestro país, nos hace ver cómo en Cristo está la fuente verdadera de la libertad y la paz para que todos los mexicanos podamos disfrutar de una vida digna. No podemos despreocuparnos del hombre real y concreto, a quien debemos servir desde nuestra misión religiosa que es, por lo mismo, plenamente humana”2.
Es, pues, deber incontestable nuestro buscar, ahora con una perspectiva histórica más amplia y con un más sosegado estudio de las fuentes, una mayor y quizá mejor comprensión de los hechos (Cfr.
Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 9).
Es necesario, recoger los hechos más significativos del pasado que queremos celebrar e invitamos al diálogo sereno para un esclarecimiento lo más lúcido posible de sucesos que nos afectan a todos y de cuya incidencia todos somos de una u otra manera deudores. Los hechos duros ahí están y a nadie conviene negarlos o desvirtuarlos, sino esclarecerlos para comprendernos mejor; por eso queremos
también que se tenga en cuenta la mirada que sobre las realidades terrenas tenemos los católicos, que no siempre suele coincidir con otras ideologías o sistemas de pensamiento presentes en el México actual (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 10).
La libertad es un don precioso que nos asemeja a Dios, pues sólo con él podemos ser capaces de amar y de buscar el bien. El hombre se hace dueño de su comportamiento y responsable del mismo, de auto dirigirse según lo que le dicta su razón y en esta libertad radica el mérito o la maldad de nuestros actos. La libertad es un don de Dios “para la plenitud y el servicio del mundo” (EA 111). Sin embargo en nuestra historia, encontramos muchas veces que no la hemos utilizado para el bien ya sea personal o común. Y este fue el caso de nuestro país durante muchos años antes de que comenzara la gestación del deseo de independencia.

3. Tres antecedentes de la independencia

a) “Los anhelos de libertad y autodeterminación, siempre presentes en el corazón humano, buscando la igualdad y aboliendo privilegios y castas, tal como lo expresó el cura José María Morelos: “sólo
distinguiendo a unos de otros el vicio y la virtud”3; b) La pluralidad de nuestro pueblo, marcada por una difícil situación política, económica, social, llegó a la madurez cultural necesaria para la búsqueda de
su autogobierno y goce de libertad, capaz de construir una nación independiente, justa y fraterna; c) Y la identificación religiosa en torno a Santa María de Guadalupe alentó a los distintos sectores de la población a conquistar el perfil de la nueva Nación” (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 14).

4. Vocación a la libertad

El designio de Dios sobre los pueblos es su libertad. Miguel Hidalgo y José María Morelos y otros muchos fueron sacerdotes, quienes, más allá de sus deficiencias humanas, sirvieron de instrumento a la Providencia para iniciar la Independencia Nacional y favorecer la nueva Patria Mexicana. Como creyentes, en aquellas circunstancias específicas, lucharon por los valores de la libertad y la igualdad y dieron voz al reclamo de justicia de un pueblo sumido en la pobreza y la opresión largamente padecida. Hoy valoramos sus acciones libertarias agradeciendo que hoy existan múltiples instituciones e instrumentos jurídicos para resolver nuestros conflictos en diálogo y con caminos de paz (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 15).
“El valor de la libertad, como expresión de la singularidad de cada persona humana, es respetado cuando a cada miembro de la sociedad le es permitido realizar su propia vocación personal, es decir,
puede buscar la verdad y profesar las propias ideas religiosas, culturales y políticas; expresar sus propias opiniones; decidir su propio estado de vida y, dentro de lo posible, el propio trabajo; asumir iniciativas de carácter económico, social y político” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 200).

5. Celebrar el don de la libertad

Con los acontecimientos que conmemoramos en este año 2010, estamos ante una oportunidad para valorar el legado del pasado y proyectarlo en el presente hacia nuevos horizontes. El camino lo conocemos, es Jesucristo, “único Libertador y Salvador que, con su muerte y resurrección rompió las cadenas opresivas del pecado y la muerte, que revela el amor misericordioso del Padre y la vocación,
dignidad y destino de la persona humana” (Aparecida 6). Nuestra Madre María Santísima es también la imagen más perfecta de la libertad y de la liberación de la humanidad (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 59). Hoy lo que la Iglesia celebra es el don de la libertad, lo agradece y se esfuerza por preservarlo y enriquecerlo (Cfr. Carta Pastoral, Conmemorar nuestra Historia desde la Fe 12).

NUESTRO COMPROMISO
ACTUAMOS

1) Nos dividimos en equipos o reflexionamos personalmente en estos
aspectos de nuestra sociedad.
2) A cada equipo se le asigna un aspecto de nuestra sociedad para que
haga una lista de las situaciones que nos esclavizan e impiden que utilicemos nuestra libertad para fortalecer los valores de la independencia como la justicia y la paz.

* La familia,
* El trabajo,
* La política,
* La escuela,
* La economía,
* La comunidad eclesial.

3) Reconocemos las causas que provocan cada una de esas situaciones que nos esclavizan.
4) Elegimos una de esas situaciones con sus causas en equipo y aportamos diferentes acciones para combatirla.
5) Hacemos un plenario y escuchamos a cada equipo.
6) Elegimos alguna o algunas para ponerlas en práctica, señalando tiempo y lugar.

CELEBRAMOS (Entonamos con alegría el siguiente canto)

Llegará la Libertad
(Espinosa)

Caminamos hacia el sol esperando la Verdad; la mentira, la opresión, cuando vengas cesarán ¡LLEGARÁ CON LA LUZ LA ANHELADA LIBERTAD! ¡LLEGARÁ CON LA LUZ LA ANHELADA LIBERTAD!
Construimos hoy la paz, en la lucha y el dolor; nuestro mundo surge ya
en la espera del Señor. ¡LLEGARÁ CON LA LUZ…
Te esperamos, tú vendrás a librarnos del temor; la alegría, la amistad
son ya signos de tu amor.

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