Lectio Divina, Domingo 9º del Tiempo Ordinario: ¡Señor!, ¡Señor!. Padre Toribio Tapía.

Lectio Divina, Domingo 9º del Tiempo Ordinario: ¡Señor!, ¡Señor!. Padre Toribio Tapía.

Lectio Divina, Domingo 9º del Tiempo Ordinario

Escuchar y poner en práctica
Mateo 7, 24-27

1. Lectura

Leamos con atención Mateo 7, 21-27.

¿Quién entrará en el Reino de los Cielos? ¿Qué acciones extraordinarias no serán suficientes para ser reconocidos por el Señor?

¿Con quién compara Jesús al que oye sus palabras y las pone en práctica? ¿Con quién compara al que las ignora? ¿Cuál es la consecuencia final para la casa que fue construida sobre arena? ¿Qué le viene a cada una de las casas?

En dos ocasiones se repite: “Oír las palabras y ponerlas en práctica (vv. 24.26): ¿A qué “palabras” se referirá? Para esto puede ser útil leer el v. 28.

Échale un vistazo a 5, 1-7,20; en esta sección están las “palabras” que Jesús acaba de pronunciar.

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Para comprender mejor este evangelio podemos considerar, en primer lugar, que la parábola de las dos casas tiene una fuerte relación con toda la sección llamada “discurso evangélico” (5, 1-7,23) en donde Jesús aparece proponiendo los principios del comportamiento de sus discípulos. Aquí encontramos las Bienaventuranzas (5, 1-12), la responsabilidad de ser sal de la tierra y luz del mundo (vv. 13-16), el amor a los hermanos (vv. 20-26), el respeto absoluto a la mujer (vv. 27-32), la vivencia de la verdad (vv. 33-37), el amor al enemigo (vv. 38-48), la buena intención (6, 1-18), el peligro del dinero (v. 24), la necesidad de tomar buenas decisiones y la confianza en la Providencia Divina (vv. 25-34), la importancia de no juzgar (7, 1-5), no profanar lo sagrado (v. 6), la eficacia de la oración (vv. 7-11), la regla de oro (v. 12), los diferentes caminos (vv. 13-14) y la necesidad de cuidarse de los falsos profetas (vv. 15-20). En toda esta sección aparecen palabras de Jesús; a ellas puede estarse refiriendo el evangelio al decir “todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica” (7,24.26).

En segundo lugar, además de la relación anterior los vv. 24-27 están en estrecha conexión con los versos anteriores (21-23); en ellos se deja claro que no basta con hablar, se necesita hacer; no es suficiente con reconocer al Señor, es necesario poner en práctica lo que él pide. Más aún, no es suficiente con realizar cosas extraordinarias, es indispensable conocer al Señor. De esta manera la declaración de Jesús de los vv. 21-23 adelanta un tema fundamental que remarcará la parábola: la coherencia entre lo que se dice y se hace.

En tercer lugar, hay que hacer notar el significado de “sabio”, “prudente”. Mateo utiliza en varias ocasiones esta palabra para describir un comportamiento (10,16; 24,45; 25,2.4.8.9); se refiere a la persona que sabe, en un determinado momento de la vida, lo que se debe hacer y toma la feliz decisión de hacerlo. A este hombre “sabio” se opone el insensato. La insensatez, en este texto, consiste en escuchar sin hacer caso, sin poner en práctica.

Por último, los elementos naturales que se mencionan, aunque previsibles porque siempre suceden, son imprevisibles en su alcance. Quienes hemos vivido en lugares donde abundan las tormentas tropicales y los ciclones sabemos de los grandes daños que pueden ocasionar estos fenómenos naturales. En comparación con Lucas que menciona una inundación (6,47) Mateo es más drástico refiriéndose a los ventarrones. El asunto es que la casa sobre roca no sólo se edifica pensando en los problemas previsibles sino hasta para que pueda afrontar las consecuencias imprevisibles. Por el contrario, la casa edificada sobre arena no puede resistir ningún problema; la ruina está asegurada.

2. Meditación

La vida no es cuestión de magia o de suerte; todos lo sabemos. El Evangelio, coherente con esto, remarca la necesidad de hacer caso a unos principios básicos que le proporcionen solidez a la vida. Mateo propone no pasar por alto los principios de comportamiento que les ha propuesto Jesús a sus discípulos en la sección de 5, 1-7,20. Poner en práctica las Bienaventuranzas, vivir con buenas intenciones, amar al enemigo para solucionar de raíz los problemas, el respeto absoluto a la mujer… son comportamientos que generan solidez en la vida de las personas.

La solidez en la vida se consigue no porque se diga mucho sino porque se vive de manera adecuada, de acuerdo a los valores del evangelio; no es suficiente con realizar cosas vistosas, es necesario tener comportamientos significativos. En la vida, si queremos vivir con solidez, necesitamos ser coherentes, escuchar y poner en práctica. Ser sabio no es tener muchas soluciones en la cabeza sino elegir y poner en práctica la más adecuada; por el contrario, ser tonto o necio es precisamente no poner en práctica lo bueno, ser incoherente.

Los seres humanos estamos seguros de que ciertas cosas nos sucederán en la vida; la experiencia acumulada nos garantiza que experimentaremos ciertos retos y problemas. Sin embargo, nos angustia -y con razón- lo imprevisible. Ante esto el Evangelio garantiza que la solidez de principios ayuda a enfrentar, sin ir a la ruina, los problemas que no sabemos cuándo, cómo y con qué intensidad llegarán.

3. Oración

Alabemos a Dios por los valores y principios sólidos que nos transmitieron nuestros papás, hermanos, amigos, maestros, catequistas, vecinos…

Pidámosle que nos dé ánimo y fortaleza para orientar nuestra vida por principios sólidos; que no nos dejemos llevar por lo más fácil o lo convenenciero.

Roguémosle que una preocupación básica de nuestra vida sea la coherencia; que no nos acostumbremos a decir una cosa y hacer otra, a pensar cosas buenas pero no practicarlas…

4. Contemplación – Acción

¿Qué valores o principios es urgente que tengamos presentes para vivir con más solidez nuestra vida personal y comunitaria?

¿En qué debemos mejorar nuestro comportamiento para ser como el hombre sabio que edificó su casa sobre roca?

Menciona dos problemas que nunca te imaginaste que iban a suceder en tu vida o en la de tu familia. ¿Cómo podríamos prepararnos mejor para los problemas imprevisibles?

¿En qué comportamientos y actitudes debemos mejorar para ser más coherentes entre lo que decimos y hacemos, entre lo que pensamos y practicamos?

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2 Comentarios

  1. Toribio

    Estimado Genaro: le saludo con aprecio. He visto las lectios divinas y me sorprendí al ver que son precisamente las que yo he escrito para la CEM y que ya han sido publicadas. Le pediría de favor, porque ya están cedidos los derechos, que citara al autor y el libro pues algunas personas podrían hacer mal uso de ellas. Le agradezco su atención.

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    1. Juan Revilla

      Padre Toribio, su libro es excelente, como el CEM no citaba el autor y nosotros también nos dabamos cuenta que coinciden con su publicación, dabamos el derecho al episcopado Mexicano y nos agrada de manera grata el poder difundirle su obra, como lo hemos hecho con el Padre Jesús Díaz, con el periódico el Gaudium, con enlazar a la arquidiocesis de León y a CODIPAS etc. desde este momento nos damos por agradecidos y modificaremos con mayor exactitud al autor.

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