La Visita de Benedicto XVI. Hora Santa

La Visita de Benedicto XVI. Hora Santa

La Visita de Benedicto XVI. Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

Jesús que estás vivo, real y verdadero presente en este pedacito de pan, con todo tu amor, tu vida, tu divinidad, ponemos en tus manos la próxima visita del Papa Benedicto XVI, abre nuestros ojos, nuestros oídos, dispón nuestros corazones para que podamos ser discípulos que escuchemos, veamos y guardemos tus enseñanzas para luego comunicar tu mensaje y convertirnos en misioneros incansables que hablemos de las maravillas de tu amor. Amén.

Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10

 ¡Que hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria que dice a Sión: Ya reina tu Dios!

Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Estallen en gritos de alegrías ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén. El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios

Releemos en silencio y compartimos la frase que nos llegue y oramos con ella.

 

Canto.

Tu Ha venido a la orilla no has buscado ni a sabios ni a ricos

Tan solo quieres que yo te siga

Señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre

En la arena he dejado mi barca, junto a ti buscare otro mar.

Tú sabes bien lo que tengo, en mi barca no hay oro ni espada

Tan solo redes y mi trabajo.

 

La Visita un  acontecimiento de Gracia.

El  Papa dijo el 12 de diciembre de 2011 en la Basílica de San Pedro “Tengo la intención de emprender un viaje apostólico antes de la santa Pascua a México y Cuba, para proclamar allí la Palabra de Cristo y se afiance la convicción de que este es un tiempo preciosos para evangelizar con una fe recia, una esperanza viva y una caridad ardiente”

Su visita debe vivirse como un acontecimiento de gracia. La visita pastoral es ante todo una acción apostólica que refleja, en cierto modo y dentro de las limitaciones humanas, la imagen de aquella singular visita por medio de la cual el Buen Pastor  Jesucristo “ha visitado y redimido a su pueblo” Lc. 1,68

Por lo tanto, a través de la humilde persona del Papa Benedicto XVI, Jesús, Pastor de nuestras lamas, viene a visitarnos para fomentar el espíritu  de comunión eclesial entre todos los miembros del pueblo de Dios y para promover la vida espiritual y evangelizadora de la diócesis. Es  así y no de otra manera, como debemos entender este acontecimiento nacional.

El Papa es Vicario de Cristo, que significa “En lugar de Cristo” el papa hace las veces de Cristo, enseñando, gobernando, dirigiendo, animando y sirviendo a todos los fieles. Es sucesor de Pedro, por lo tanto, él continúa esta misión que Jesús le confió y como sucesor es hoy cabeza visible y la autoridad máxima de la Iglesia Católica. Viene  también como “Padre y Pastor” porque él es quien ha recibido la misión de gobernar y cuidar a todos los hijos  de Dios, con cariño y con atenciones de verdadero Padre velando por la santidad de todos. Por eso cariñosamente le llamamos también “Santo Padre”, se llama “Pastor”  porque al ser sucesor de Cristo es el Buen Pastor, que conoce a sus ovejas y vela por ellas, las defiende de los peligros, las conduce por los caminos que llevan al Padre.

El ministerio de los Obispos tiene en la Iglesia la importante misión de ser principio de unidad. Tanto el papa en la Iglesia universal como los obispos en sus Iglesias particulares deben ser siempre y ante todo origen de comunión eclesial. El Romano Pontífice, como sucesor de Pedro, es el principio y fundamento visible de unidad tanto de los obispos como de los fieles. Esta unidad eclesial, ha de conducir sobre todo a lo que el Papa Juan Pablo llamó repetidamente “espiritualidad de comunión”, que significa además la capacidad  de sentir al ser hermano de fe  en la unidad profunda del  Cuerpo místico y por tanto, como “uno que me pertenece”, para saber compartir sus alegrías y sufrimientos, para intuir sus deseos  y atender a sus necesidades, para ofrecerle una verdadera y profunda amistad”. Por lo tanto a pesar de las dificultades, intentar avanzar hacia la plena comunión eclesial ha de ser otro de los objetivos primordiales de la visita pastoral. La presencia del Papa deberá impulsar la caridad de todos los católicos mexicanos.

 

Releemos en silencio y  oramos de manera espontáneamente de acuerdo a lo leído.

 

 

 

Oremos a María Santísima

 Madre Santísima en tu advocación de Guadalupe, nuestra Madre morena que reina en México, ponemos en tus manos al Papa Benedicto XVI para que lo protejas, le cuides y permitas que goce de buena salud para que pueda ser fuerte en su viaje a México y Cuba. Amén.

 

1er. Misterio. Benedicto XVI viene  como peregrino y como misionero para confirmar la fe del pueblo mexicano. Él  nos trae un mensaje que alienta la fe y la esperanza de este pueblo que está pasando por tiempos difíciles en todos los aspectos.

Pidamos para que sea escuchado como mensajero de paz.

 

2do. Misterio. El Para es una persona elegida por Dios, sacada de entre el común  de los fieles, de un pueblo sencillo en el sur de Alemania en la región de Baviera. El escucho el llamado de Jesús y respondió con generosidad aún a costa de todas las dificultades, sobre todo porque le toco vivir su formación en el seminario en tiempos de guerra. Es un hombre con una capacidad intelectual amplia, que ha mostrado una gran fe como fruto de una profunda relación con Dios.

Agradezcamos toda gracia de Dios otorgada en la persona del Papa.

 

3er. Misterio. Oremos por un corazón sencillo y humilde para reconocerlo como tu representante en la tierra  y para prepararnos a este acontecimiento de gracia, uniéndonos como hijos de un mismo Padre y hermanos de Jesucristo tu Hijo. Encomendamos a María de Guadalupe los frutos espirituales y pastorales de la visita del Papa.

Te lo pedimos Señor.

 

4to. Misterio. Padre Dios, que para suceder al Apóstol San Pedro, elegiste a tu sirvo Benedicto XVI como Pastor de tu Iglesia, escucha la plegaria de tu pueblo y haz que nuestro Papa, Vicario de Cristo en la tierra confirme en la fe a todos los hermanos, que toda la Iglesia se mantenga en comunión con él por el vinculo de la unidad del amor y de la paz, para que todos encuentren en Ti, Pastor de los hombres, la verdad y la vida eterna.

Te lo pedimos Señor.

 

5to. Misterio. Santa María de Guadalupe que la visita del Papa a nuestro país produzca frutos abundantes de renovación cristiana, fortaleciéndonos a todos como testigos de Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

 

    Recemos la Coronilla de la Misericordia

Ofrezcámosla por todos los organizadores de este acontecimiento

 

                    Padre nuestro…Ave María… Credo…

En  las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero ( veces)

 

  

Canto.

Tú necesitas mis manos, mi  cansancio que a otros descanse

Amor que quieras seguir amando.

Señor me has mirado a los ojos, sonriendo has dicho mi nombre

En la arena he dejado mi barca, junto a ti buscare otro mar.

Tu pescador de otros lagos, ansia eterna de almas que esperan

Amigo bueno que así me llamas.

 

 

Hacemos unos momentos de silencio

Oremos por las todas las personas que se encomiendan a nuestras oraciones.

 

 

Te amo Oh mi Dios

Te amo, Oh mi Dios, mi único deseo es amarte,

Hasta el último suspiro de mi vida

Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios,

T prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti

Te amo, Oh mi Dios y mi único  temor es ir al infierno

Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor, Oh mi Dios.

Si mi lengua no puede decir, cada instante que te amo,

Por lo menos quiero que mi corazón lo repita, cada vez que respiro

Ah, dame la gracia de sufrir mientras que te amo,

Y de amarte mientras que sufro,

Y el día que me muera no sólo amarte

Pero sentir que te amo.

Te suplico que mientras más cerca este de mi hora final

Aumentes y perfecciones mi amor por Ti

Amén.

 

San Juan María Vianey

 

¡Unidos en la Eucaristía!

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