San Ciro martir siglo IV. 16 de junio
Había en Tarso Turquía, dice una leyenda un juez llamado Alejandro cuya felicidad y mayor regocijo era condenar a los cristianos, también había un niño de 5 años llamado Ciro que quería ser mártir a toda costa.
Ese día que era de audiencia pública Ciro se dirigió al tribunal, se desliza furtivamente por el estrado y abraza por detrás a Alejandro, le grita al oído “soy cristiano” “yo también soy cristiano” es de imaginar el aullido del juez y la risa del público asistente, se necesito no menos de una hora para restaurar el silencio al blasfemador, mientras más corrían tras el más gritaba, fuerte, “soy cristiano”, ágil como el gato se movía entre los muebles, finalmente el mismo juez lo atrapó ya completamente enfurecido tomo al niño de una pierna y le estrelló la cabeza contra la muralla,no se nos cuenta si Alejandro fue arrestado o se suicido por no vivir con semejante crimen en la conciencia en cuanto a Ciro rápidamente se hizo popular entre los cristianos de todo el imperio.
¿Cómo no iban estar contentos y orgullosos los cristianos?, Ciro había ridiculizado a uno de sus más grandes perseguidores ,fue en Francia donde sus reliquias se guardan, tanto fue su fama que muchas ciudades llevan el nombre del santo, Saint Cyr.
