Historias posibles: Empezando a amar Mt 5, 38-48.

Historias posibles: Empezando a amar Mt 5, 38-48.

Historias posibles: Empezando a amar Mt 5, 38-48.

Familia cristiana.



Al terminar la celebración de la santa eucaristía, Eduardo y su esposa Rosy se dirigen a casa de la mamá de Rosy, contentos con sus dos hijos, iban comentando sobre lo difícil que era poner en práctica lo de amar al prójimo o llegar a ceder ante la injusticia y él le preguntaba a su esposa: ¿cómo puede alguien quedarse como si nada hubiera pasado cuando has recibido una bofetada?, sí sientes que te arde la cara y el coraje corre por las venas, cuando ha recibido una cachetada o trompón en una mejilla que inmediatamente quieres contestarle de la misma forma y con mayor daño, Rosy ríe a carcajadas y le contesta: “menos tú que eres muy explosivo.”

El reto de empezar a amar.

Trascurrían los minutos cuando de repente de una de las calle sale un auto en sentido contrario cuando ellos iban a dar vuelta sobre esa misma calle, cosa curiosa, mismo color, misma marca y raro, mismo año, ¡inevitable!, el impacto cortó toda plática, Eduardo pregunta a su esposa e hijos: ¿están bien, algo les paso?, la respuesta entre susto fue negativa, todo parece estar bien, Rosy le dice a Eduardo: tranquilo, deja voy llamando al seguro, Eduardo baja y Rosy le insiste: recuerda que hay que amar al prójimo, él hace un ademán con la mano y se acerca al otro conductor, Eduardo ve que es un joven como de unos 24 años y le pregunta: ¿estás bien, necesitas ayuda?, el joven turbado y moviendo el cuello le contesta: “creo que estoy bien”, algo sucedió que Eduardo está más tranquilo de lo normal en esas circunstancias, ya Rosy ha marcado a los del seguro.

Eduardo regresa al auto y le dice a su esposa: es un chavo, parece estar bien, escuchan que la puerta del otro auto se abre y ven que sale el joven, el joven se acerca a la parte del auto que recibió el impacto y se le salen unas palabrotas: ¡no jodas!, mira como me dejaste el auto, ella asombrada le vuelve a recordar al marido: tranquilo, cálmate, Eduardo le aclara: más bien tú, estás en sentido contrario, la culpa la tienes tú, el joven sigue mirando su auto, no se da cuenta que la gente comienza a reunirse a su alrededor, su rostro empieza a cambiar llenándose de ira, ella le toma el brazo a su esposo, y le dice: “por favor Eduardo contrólate recuerda lo de la misa” y agrega, está confundido, el joven abre la cajuela de su auto y cosa inverosímil: “saca un bat de beisbolista” y parece que se dirige a Eduardo, llegando a la parte del impacto el joven empieza a golpear el auto de Eduardo con el bat, nadie lo puede creer, Eduardo está a punto de lanzarse sobre el joven, pero… de pronto: dos uniformados toman al joven quitándole el bat, el joven argumenta: “No es justo que mi auto haya recibido mayor daño que el de ellos”, Eduardo está desconcertado, no es posible que alguien tenga ese tipo de mentalidad en este siglo XXI.

El ajustador llegó, ve el percance y se acerca al joven que había sido controlado, le pregunta: ¿ya llamaste a tú ajustador?, el joven estaba tan enojado que se le había olvidado y es cuando reacciona: saca su celular y efectúa la llamada, los agentes de tránsito se acercan a la familia y preguntan: ¿quieren levantar cargos contra el agresor?, añaden, nosotros somos testigos de la agresión, Eduardo mira a su esposa, ella le dice: ¿qué vas a ganar?, él le iba a contestar señalando lo que hizo con el bat pero ella le dice: “te lo van a reparar”, Eduardo le mira con ojos bien abiertos y le contradice: ¿pero no viste lo que hizo?, no es justo y ella le dice: Mt 5:40 Al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica déjale también el manto. Él reacciona: “no salgas con eso”, ella le vuelve a insistir: Mt 5:41 Si uno te obliga a caminar mil pasos, haz con él dos mil. Él se dirige a los agentes y les dice: permítanme oficial, le pide a su esposa salga y se separen y él le cuestiona: ¿lo dices en serio?, ella le contesta: ¡claro! Y le devuelve la pregunta: ¿la religión se debe de quedar en el templo y en la vida cotidiana ser otra persona?, continua ella: hoy escuchaste: Mt 5:46 Si ustedes aman sólo a quienes los aman, ¿qué premio merecen? También hacen lo mismo los recaudadores de impuestos. Eduardo, la mira fijamente a los ojos, ella vuelve a rebatir: “ya está chocado, no ganas nada, pero él lo golpeó intencionalmente, ella no lo deja continuar, pues así es Eduardo parece que el joven aplicó el ojo por pojo y el diente por diente aun no teniendo la razón y en su locura o idea ahora el daño es más grande.

Todo aquello no lo podía asimilar Eduardo, pero ella casi suplica: ¡por favor Eduardo!, tal vez Dios empiece a moldear tú carácter o quizá ya es tiempo de empezar a que amemos al prójimo, molesto Eduardo va hacía los agentes y les indica y hasta en voz alta: ¡no oficiales no levantaré cargos por la agresión del joven!, las murmuraciones de la gente se empezaron a escuchar: “quizá tuvo miedo de una venganza”, ¡qué tonto!, “no, yo no se la hubiera pasado” etc., el joven sorprendido empezó a entender la gravedad del incidente y el agente le dice: ¡te salvaste chavos sino te hubieras metido en un sainete!; los ajustadores y tránsito determinan el arreglo y las grúas llegan, Eduardo y Rosy se despiden de los ajustadores y Rosy se le acerca al chavo y le dice: todo va a estar bien, a Eduardo no le queda otra que extenderle la mano y se retiran del lugar.

Cuando la tempestad cede.

En el taxi Rosy le pregunta a su esposo: ¿cómo te sientes?, el responde: “raro”, ella acaricia su hombro y le confirma: hiciste bien, mira no le diste un mal ejemplo a tus hijos, probablemente te hubiera lastimado con el bat aunque eres hábil para meter las manos, no tienes nada de que arrepentirte y casi te puedo asegurar que Jesús hoy se siente orgulloso de ti porque hoy tal vez empezaste aprender a amar a nuestros semejantes, a nuestro prójimo, ¡al enemigo!, Eduardo inclinó la cabeza pero la voz de su hijo mayor lo alegró más: “estoy orgulloso de ti papá”, fueron las palabras que escuchó.

Ciertamente ¿quién pude tragarse el orgullo’, pero lo había logrado Eduardo y su esposa había sido el medio para que se dominará y Eduardo le comenta a su esposa: tengo que reconocer, me siento raro porque por primera vez, algo como lo que nos sucedió no terminó como algunas veces había resultado tan impropio de parte mía y te soy honesto, sentí bien al extenderle la mano de paz y no olvidaré esos ojos de desconcierto del chavo, quizá a eso se debe lo que pronuncia Jesús: sean perfectos como su Padre es perfecto, si con este tipo de pequeñas acciones se siente bien en el alma, ¿que será sí fuera una forma de vida normal que el Padre nos perfeccione? y siguieron a casa de la mamá de Rosy.

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