PENTECOSTÉS
La iglesia y el cristiano se prepara vivir el domingo más importante del año litúrgico, después del domingo de resurrección. Este segundo domingo solemne se lo dedicamos en honor al Espíritu santo.
la fiesta de pentecostés como se le conoce también, derivada de una fiesta judía, pero con una importancia totalmente distinta para el cristianismo en general, representa un impacto decisivo en la conducta y vida del fiel.
Originalmente se denominaba en Israel la “fiesta de las semanas” y tenía lugar, 7 semanas después de la fiesta de los primeros frutos narrado en Lv 23 15-21 y en Dt 16,9. 7 semanas son cincuenta días; de ahí el nombre de Pentecostés = a 50. Narrado en el libro del Ex 34 22 se celebraba al término de la cosecha de la cebada y antes de comenzar la del trigo; era una fiesta movible pues dependía de cuándo llegaba cada año la cosecha a su punto exacto, casi siempre durante el mes judío de Siván, equivalente a nuestro mayo y junio.
En su origen tenía un sentido fundamental de acción de gracias por la cosecha recogida, pero tras el regreso de su exilio narrado en el libro de Nehemías y Esdrás, se añadió un sentido histórico, ahora celebraba el momento de la alianza con Dios y el don de la ley.
Para la iglesia, el hecho trascendente y fundamental se narra como consumado en Hch capítulo 2, ahí es la clave para entender lo que Jesús nos ofrece: “la ida en el espíritu santo.” Vivirla con intensidad y creyendo que su presencia nos va a provocar cambios sustanciales en nuestra forma de vivir la fem la vida y la forma de conducirnos día a día.
¡Te deseamos la mejor de las fiestas!