
Ante la confirmación de la visita del Papa Benedicto XVI a México los días del 23 al 26 de marzo y más bendecido el estado de Guanajuato en donde va a enfocar su visita, surge esta pregunta: ¿hace bien su visita a México?; cierto es que la mayor parte de los mexicanos somos católicos y la respuesta inmediata sería: sí hace bien a México, pero muchos objetan su visita, pues ven en ella otras probables intenciones; México vive actualmente momentos de una gran violencia del que todo el mundo sabe; el narcotráfico ha sembrado la muerte y envenenamiento entre los habitantes; los grupos armados han encarcelado en el miedo a los mexicanos, quieren dinero a toda costa de los ciudadanos de este país; la política ha sumido en la pobreza a nuestro país y los líderes no quieren que los ojos de los mexicanos se abran, tal vez porque se acabaría su mina de oro.
Grupos religiosos ven amenazados sus intereses, están convencidos que la visita del Papa fortalecería la unión de los católicos y motivaría intensamente a la Iglesia mexicana a seguir su paso evangelizador, pero el evangelizar a un pueblo trae consigo grandes efectos que los otros agentes no religiosos y religiosos no están de acuerdo en correr ese riesgo y sería mejor que los mexicanos siguieran igual, que los católicos siguieran con su mismo paso; hay un estado que no se puede ocultar en los mexicanos y es la necesidad de Dios, los políticos no han ayudado a un pueblo a salir de este desafortunado estado de pobreza, opresión y marginación; los psicólogos no son capaces de dar solución al terrible estado emocional que vivimos; las empresas no son capaces de estructuras justa y productivas que eleven la calidad de vida, la ciencia todavía está lejos de ser para todos, la educación no ha sido capaz de producir hombres y mujeres que amen a México sin que sean corrompidos; así podemos ir citando cada factor y llegaremos a una conclusión: no hay respuesta que satisfaga esta hambre, este vacío que sólo refleja una existencia sin felicidad y sabemos que sólo Dios es el único que puede trasformar todo este caos, de ahí que la visita del Papa Benedicto XVI no sólo será bueno para los católicos, sino para todos, los jóvenes claman oportunidades, respeto, espacios para expresarse y trabajo; los ancianos o gente en plenitud lo mismo, nuestras zonas indígenas también, nuestros campesinos y que se dice de la gente de la ciudad que en su mayoría apenas sobrevive, el representante de Cristo viene aún pueblo que necesita siquiera ser confortado para poder resistir, perseverar, permanecer en la fe donde que el mundo quiere despedazar.
No hay duda alguna que existen en nuestro país verdaderos depredadores de vidas, tanto se han alimentado y mantenido del pueblo que ahora su razonamiento pervertido ven una amenaza política la venida del Papa, no es posible que en un corazón creado por Dios sea tan diferente al grueso de la demás población, piensan que hay arreglo entre el Papa y el actual Gobierno panista; vaya que ni Peña Nieto que se le olvida todo y que hasta se le olvida quien es, ni Obrador que es un verdadero aprovechado de las masas para sus bajos instintos y que ahora quiere utilizar la religión para ser presidente cuando sus colegas han sido los verdaderos promotores de la destrucción de la la religión, ninguno de estos están a la altura de la dignidad de la patria ni mucho menos a la altura del representante de la Iglesia, tienen miedo que los mexicanos despierten y hagan valer su calidad de pueblo, triste decir que nosotros hemos permitido que estos dizque representante nuestros tomen decisiones por nosotros cuando son unos ineptos e infieles al pueblo; que miedo hay que con la venida del Papa despierte nuestra conciencia ciudadana y hagamos valer nuestro voto, parece que revivimos los tiempos cuando los terratenientes y latifundistas querían que la gente fuera analfabeta para poder seguir explotándolos para hacerse más ricos.
La visita del Papa calmará el dolor de muchos hombres y mujeres, les dará esperanza a aquellos que la han perdido de que su vida sea diferente, más digna, unirá al cristianismo, traerá consigo motivación para luchar contra un mundo que nos lleva a la destrucción, que nos arrastra a un consumismo, a un aniquilante materialismo, la presencia del Papa hará que Dios vuelva a vivir entre los mexicanos, a que siquiera unos días olvide la muerte y la violencia, unirá a los mexicanos como hermanos.
Hoy oramos para que esas ideas de nuestros políticos se esfumen de sus cerebros, tanto de alianzas con el gobierno que de ninguna manera viene Benedicto XVI a promover a un panismo, o como fortalecimiento político de la Iglesia en la política, sabe la Iglesia desde la revolución no se le deja participar en la política y conoce la carta magna, así es que no busca ser actor de una política denigrante, dice un proverbio: “el que nada debe nada teme”; las barreras las ponen los que viven el delito, los que viven a base de engaños, los que viven a base de oprimir; muchos hombres viajan de país a país constantemente, en el aeropuerto el gobierno pregunta: ¿cuál es el motivo de su visita?, hoy es más transparente el motivo de la visita del Papa y es: “tener contacto con su pueblo y alentarlo que siga siendo imitador de Cristo”, “ser promotor de paz y no de guerra”, “amar a quienes nos tienen en tan pésimas condiciones” y así se podría ir citando más puntos; sí, la visita del Papa va a ser un bien para México que necesita olvidar siquiera por unos días su pobre situación que vive, que estos días Dios se haga presente en el corazón nuestro y que una a un pueblo que muchos tratan de dividir para vencer a México, más México unido jamás será vencido.