El Fariseo y el Publicano. Oremos para que nuestra oración sea agradable a nuestro Dios. Hora Santa

El Fariseo y el Publicano. Oremos para que nuestra oración sea agradable a nuestro Dios. Hora Santa

 El Fariseo y el Publicano. Oremos para que nuestra oración sea agradable a nuestro Dios. Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 Canto

En Jesús puse toda mi esperanza, el se inclino hacia mi

Y escucho mi clamor, y escucho mi clamor

Puso en mi boca un canto nuevo…. 

Padre amoroso, que quieres que nosotros tengamos una vida llena de amor, de ternura y de compasión, te pedimos que nos hagas personas orantes en todo momento, que aprendamos a que en la oración tú,  día a día nos revelaras los secretos de tu Corazón. Amén.

 

Lectura del Santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14

Por algunos que confiaban en su propia honradez y despreciaban a los demás, les contó esta parábola: – Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, el otro recaudador. El fariseo, en pie, oraba así en voz baja: Oh Dios, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres, ladrones, injustos, adúlteros, o como ese recaudador. Ayuno dos veces por semana y pago diezmos de cuanto poseo. El recaudador, de pie y a distancia, ni siquiera alzaba los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Oh Dios ten piedad de este pecador. Os digo que éste volvió a casa absuelto y el otro no, porque quien se ensalza será humillado, quien se humilla será ensalzado.

Palabra del Señor.

Releemos en silencio y en voz alta compartimos la frase que más nos guste.

 

 

Canto

Tu Señor sabes bien lo que yo tengo guardado en mi interior,

Todo aquello que me aturde, lo que no puedo olvidar,

Esas cosas que no dejan caminar.

 

Tu Señor, hasta hoy me has seguido en cada paso de mi vida,

Y me has dado grandes cosas que no puede olvidar,

Los momentos que en mi vida quedaran

 

Por eso ven Señor Jesús, que te quiero hoy decir,

Que mis ojos se han abierto y que sin ti no puedo más seguir,

Ven Señor Jesús que ahora tengo el corazón

Con un grito que me pide tu amor.

  

 

El fariseo y el publicano.

Jesús, imagen de los hombres. Anselmo Grün.

Lucas conoce bien los peligros que nos acechan en la vida espiritual para alcanzar altos ideales. Él habla de la oración continua. Un alto ideal de la oración conlleva también una parte oscura. Estamos siempre en peligro de compararnos con otras personas en los temas de oración. Nos sentimos mejores que los demás. Lucas se defiende del peligro de una gran imagen parcial de este ideal presentándonos el polo opuesto en la parábola del fariseo y el publicano. La oración del fariseo era una forma piadosa de mirarse al espejo. Él se vuelve simplemente sobre sí mismo. Lucas, en esta parábola, pone ante nuestros ojos dos enseñanzas sobre la oración: la oración del fariseo que habla consigo mismo y la oración del humilde publicano. Vistas desde fuera, la oración del fariseo y la del publicano son muy diferentes. Mientras la del fariseo es larga, la del publicano se caracteriza por su brevedad. Por el contrario, la preparación para la oración del fariseo es corta. Este, simplemente, se arrodilla y empieza a rezar. El publicano, sin embargo, permanece en la parte de atrás, no se digna a levantar la mirada y se da golpes de pecho. Expresa su oración con todo el  cuerpo. El fariseo da vueltas  con su oración solo sobre sí mismo y utiliza a Dios para verse a sí mismo en la recta luz. Esto no tiene nada  que ver con Dios, sino con la auto justificación. El texto griego dice literalmente “El oraba para sí mismo”. Él usa exactamente estas palabras: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como el resto de los hombres”. Así pues, en el fondo, él permanece en su oración sólo consigo mismo. No levanta los ojos a Dios, sino a sí mismo. Y, así, abusan  de la oración para poner de manifiesto sus grandezas personales y recibir el beneplácito de Dios y de los hombres. El publicano, por el contrario, detecta la distancia que le separa de Dios, reconoce quien es de verdad ante Dios y por eso se golpea el pecho y ora diciendo: “Dios mío, ten compasión de mi, que soy un pecador”. Jesús mismo nos comenta las dos enseñanzas de la oración. El publicano volvió a casa justificado por su oración. Reconoció ante Dios su verdad más intima y se presento lleno de arrepentimiento. El fariseo uso a Dios para su reconocimiento. Sólo la oración en la que nos presentamos sin miramientos ante Dios nos justificara y nos orientara hacia Él.

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que  leímos.

 

 

Canto

//Hay una fuente mi que esta brotando, que esta fluyendo dentro de mi//

//Es un río de alabanza y de adoración, dirigido hacia ti Señor Jesús, recíbelo//

  

 

Oremos a María Santísima

Madre Santísima, Maestra de Oración, enséñanos a orar, intercede por cada uno de nosotros para que seamos hombres y mujeres de oración, con un corazón abierto siempre a las inspiraciones del Espíritu y dóciles a sus mociones. Amén.

 

1er. Misterio. En su enseñanza sobre la oración, Lucas no sólo nos transmite las palabras de Jesús sobre este tema, sino que la misma persona del autor se pone en relieve. “Lucas no es solo el literato consiente de los problemas y abierto al mundo, que toma el pulso a su tiempo”, sino un hombre piadoso.

Oremos para que comprendamos que la piedad fluye del corazón hacia el exterior y no de afuera para dentro.

 

2do. Misterio. La oración es para él el lugar en donde encontrarse con Dios y crecer interiormente en el Espíritu de Jesús. La oración es también la experiencia de la resurrección. Esto no los ha descrito Lucas en los Hechos del los Apóstoles. Lucas habla allí 25 veces de la oración. La Iglesia primitiva es una comunidad orante.

Pidamos con fervor ser una Parroquia orante como la Iglesia primitiva.

 

3er.  Misterio. Cuando la comunidad oraba, el lugar temblaba, entonces, todo comenzaba a oscilar y todos eran colmados por el Espíritu Santo. Cuando Pedro estuvo en prisión, la comunidad oró insistentemente a Dios por él. Dios envió a Pedro a su angel a la prisión y las rejas se cayeron y las puertas se abrieron.

Pidamos comprender que la oración es nuestra fuerza y lo que nos puede hacer almas confiadas en Dios.

 

4to. Misterio. En la oración, nosotros podemos experimentar el cuidado amoroso y la salvaguardia de Dios en

medio de las tribulaciones de nuestra vida. En la oración, participamos del Espíritu de Jesús. Y aprendemos a dirigirnos al Padre, como Jesús. En la oración, Dios está próximo a nosotros como Padre y como amigo.

Oremos para que siendo almas orantes podamos estar abiertos a la acción de Dios en nuestras vidas y en nuestra comunidad Parroquial.

 

5to. Misterio. En la oración, experimentamos el derecho a la vida. Sólo quien ora comprende lo que Jesús  quería conseguir para nosotros con su Buena  nueva y con su vida. Orando, nosotros crecemos interiormente según el Espíritu de Jesús. Orando, experimentamos la salvación, porque en la oración los poderes de este mundo son debilitados, pues los sentimientos de culpa pierden su poder. Se abren de par en par las tumbas y nosotros resucitamos con Cristo a la verdadera vida, la vida de Dios.

Pidamos para que a través de la oración crezcamos interiormente según el Espíritu de Jesús.

  

 

Recemos la Coronilla de la Misericordia

Ofrezcámosla  para que seamos hombres y mujeres de oración y seamos fuertes con su gracia.

 

Se reza el Padre Nuestro. Ave María y el Credo

 

En las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el alma y la Divinidad de tu Amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como expiación de nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero

 (tres veces)

  

Oremos en Silencio

Por todas las necesidades de todo  el mundo

Consagremos a todas las familias del mundo,  y enfermos

Al corazón Inmaculado de María para que ella nos bendiga.

 

 

Los momentos que nos quedan reparemos el corazón de Jesús que sufre por los sacrilegios cometidos en todo en las diversas Iglesias del mundo entero y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas, oremos para que el Espíritu Santo, de luz y conversión a todos ellos y a todos nos permita realizar buenas confesiones.

 

 

Repetimos esta jaculatoria, para reparar su Corazón.

Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.

Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.

 

 

 Oremos todos unidos.

Haz, Señor, que se eleve a ti mi espíritu y piense constantemente en mis

Culpas con dolor y propósito de enmienda

Dame, Señor, un corazón tan vigilante,

Que ningún pensamiento vano pueda distraerlo de ti,

Un corazón noble que ninguna pasión indigna pueda seducir,

Un corazón recto que ninguna intención mala pueda contaminar,

Un corazón firme  que no se quiebre por la tribulación,

Un corazón libre que no se deje vencer por una pasión turbia,

Concédeme, Señor mío, una inteligencia que te conozca,

Un amor que te busque, una sabiduría que te encuentre,

Una conversación que te agrade, una perseverancia que te espere confiada,

Una esperanza que finalmente te abrace.

 

Santo Tomas de Aquino.

  

 

Canto

Cristo está  conmigo, junto a mi va el Señor,

Me acompaña siempre en mi vida hasta el fin

 

Ya no temo Señor la tristeza, ya no temo Señor la soledad

Porque eres Señor, mi alegría, tengo siempre tu amistad.                  Coro

Ya no temo Señor a la noche, ya no temo Señor la oscuridad

Porque  brilla tu luz en las sombras, ya no hay noche tu eres luz      Coro

Ya no temo Señor, los fracasos, ya no temo Señor, la ingratitud

Porque el triunfo Señor en la vida, Tu lo tienes, tu lo das                   Coro

Ya no temo Señor los abismos, ya no temo Señor la inmensidad

Porque tú eres Señor el camino, tú la vida y la verdad.                       Coro

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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