Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.               Ss. Francisco                                             Hora Santa  Parroquia de San Pío X

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio. Ss. Francisco Hora Santa Parroquia de San Pío X

Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio.

Ss. Francisco

Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 en tus brazos María

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 

 

Señor y Dios nuestro, que has querido que tu Iglesia sea Sacramento de Salvación para todos los hombres, a fin de que la obra Redentora de tu Hijo perdure hasta el fin de los tiempos, haz que tus fieles caigan en la cuenta de que están llamados a trabajar  por la salvación de los demás, para que todos los pueblos de la tierra formen una sola familia y surja una humanidad nueva en Cristo nuestro Señor.  Amén.

 

Del santo Evangelio según san Marcos  16, 15-20

En aquel tiempo se apareció  Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que  crea y se bautice se salvara, el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañaran a los que hayan creído: arrojaran demonios en mi nombre, hablaran lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y si beben un veneno mortal; no les hará daño, impondrán las manos a los enfermos y estos quedarán sanos”

El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y este sentado a la derecho de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.

Palabra del Señor.

Meditemos un momento en silencio y compartimos.

 

 

 

La Mirada de la Madre

S.s. Francisco

 

La mirada. ¡Qué importante es! ¡Cuántas cosas pueden decirse con una mirada! Afecto, aliento, compasión, amor, pero también reproche, envidia, soberbia, incluso el odio. Con frecuencia, la mirada dice más que las palabras, o dice aquello que las palabras no pueden o no se atreven a decir.

 

¿A quién mira la Virgen María? Nos mira a todos, a cada uno de nosotros. T, ¿Cómo nos mira? Nos mira como Madre, con ternura, con misericordia, con amor. Así ha mirado al Hijo  Jesús  en todos los momentos de su vida, gozosos, luminosos, dolorosos, gloriosos, como contemplamos en los Misterios del Santo Rosario, simplemente con amor.

 

Cuando estamos cansados, desanimados, abrumados por los problemas, volvámonos a María, sintamos su mirada que dice a nuestro corazón: “¡Animo, hijo, que yo te sostengo!”  La Virgen nos conoce bien, es madre, sabe muy bien cuáles son nuestras alegrías y nuestras dificultades, nuestras esperanzas y nuestras desilusiones. Cuando sintamos el peso de nuestras debilidades, de nuestros pecados, volvámonos a María, que dice a nuestro corazón: “¡Levántate, acude a mi hijo Jesús!, en él encontrarás acogida,  misericordia y nueva fuerza para continuar el camino”

La mirada de María no se dirige solamente a nosotros. AL pie de la cruz, cuando Jesús le confía al Apóstol Juan, y con él a todos nosotros, diciendo: “Mujer, ahí tienes a tu hijo” (Juan 19,26), los ojos de María están fijos en Jesús. Y María nos dice, como en las Bodas de Caná: “Haced lo que él os diga” (Juan 2,5) María indica a Jesús, nos invita a dar testimonio de Jesús, nos guía siempre a su Hijo Jesús, porque sólo en él hay salvación, sólo él puede transformar el agua de la soledad, de la dificultad, del pecado, en el vino del encuentro, de la alegría, del perdón. Sólo Él.

 

“Bienaventurados porque han creído” María es bienaventurada por su fe en Dios, por su fe, porque la mirada de su Corazón ha estado siempre fija en Dios, en el Hijo de Dios que ha llevado en su seno y que ha contemplado en la Cruz. En la adoración del Santísimo Sacramento, María nos dice: “Mira a mi Hijo Jesús, ten los ojos fijos en él, escúchalo, habla con él. Él te mira con amor. No tengas miedo. Él te enseñará a seguirlo para dar testimonio de él en las grandes y pequeñas obras de tu vida, en las relaciones de familia, en tu trabajo, en los momentos de fiesta; te enseñará a salir de ti mismo, de ti misma, para mirar a los demás con amor, como él, que te ha amado y te amado y te ama, no de palabra, sino de obras”

 

¡Oh María!, haznos sentir tu mirada de Madre, guíanos a tu Hijo, haz que no seamos cristianos “de escaparate”, sino de los que saben “mancharse las manos” para construir con tu Hijo Jesús su Reino de amor, de alegría y de paz.

 

   

Oremos el santo Rosario por los no nacidos.

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Padre celestial durante este tiempo de crisis mundial, permite que todas las almas encuentren su paz y seguridad en tu Divina Voluntad. Otorga a cada alma la gracia para entender que tu Voluntad  es el  Amor santo en el momento presente. Padre Benévolo, ilumina cada conciencia para que vea las formas en que no se está viviendo  en tu Voluntad. Concede al mundo la gracia para cambiar  y el tiempo para hacerlo. Amén.

 

Divino niño Jesús al rezar  este Rosario te  pedimos que quites del corazón del mundo el deseo de cometer el pecado del aborto. Quita el velo del engaño que Satanás ha puesto en los corazones, el cual presenta a la promiscuidad como una libertad y vela lo que en realidad es: una esclavitud al pecado. Coloca en el corazón del mundo un renovado respeto por la vida desde el momento de la concepción. Amén.

Se recita el Credo…

1er. Misterio. ¡Cristo ha Resucitando! Por su Resurrección. Él ha destruido el poder de la muerte y por ende el poder del aborto. El resultado en esta batalla por la Vida ya ha sido decidido: ¡La vida es victoriosa!       Oremos para que todos los que luchan por la vida puedan extender esta victoria a cada rincón de nuestra sociedad.

 

Padre nuestro… Diez Avemarías…

Jaculatoria: Oh Jesús mío perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno lleva a todas las almas socorre especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.

¡Jesús protege y salva a los No nacidos!

María protectora de la fe y refugio del Amor Santo: ¡ven en mi auxilio!

Corazones unidos de Jesús y María ¡triunfen y reinen!

2do. Misterio.  Al ascender al Trono de Dios Padre, Cristo toma nuestra naturaleza humana, la cual nos fue dada en el vientre de nuestras madres y la lleva hacia lo más alto del cielo. El nos demuestra que los seres humanos hemos sido creados para ser elevados al cielo y no para ser arrojados al fondo de los basureros. Oremos para que el mundo entero comprenda esta verdad y rechace el aborto.

 

Padre nuestro… Diez Avemarías…

Jaculatoria: Oh Jesús mío perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno lleva a todas las almas socorre especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.

¡Jesús protege y salva a los No nacidos!

María protectora de la fe y refugio del Amor Santo: ¡ven en mi auxilio!

Corazones unidos de Jesús y María ¡triunfen y reinen!

3er. Misterio.  La venida del Espíritu santo. El Espíritu Santo es el defensor. Él ruega por nuestra causa, ya que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Oremos para que Él nos convierta en defensores de los niños que no pueden hablar o escribir, que no pueden volar ni protestar, ni tampoco orar.

 

Padre nuestro… Diez Avemarías…

Jaculatoria: Oh Jesús mío perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno lleva a todas las almas socorre especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.

¡Jesús protege y salva a los No nacidos!

María protectora de la fe y refugio del Amor Santo: ¡ven en mi auxilio!

Corazones unidos de Jesús y María ¡triunfen y reinen!

4to. Misterio. La Asunción. La Virgen María fue asunta en cuerpo y alma al cielo porque ella es la Madre de Dios, Madre e Hijo son reunidos. La Asunción nos recuerda que ellos se pertenecen el uno al otro. Oremos para que la sociedad vea que no puede amar a las mujeres mientras mata a sus hijos y no puede salvar a los niños sono ayuda a las madres. Oremos para que la gente sea tocada  de manera muy especial por la pregunta que propone el derecho a la vida ¿Por qué no podemos amarlos a ambos?

 

Padre nuestro… Diez Avemarías…

Jaculatoria: Oh Jesús mío perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno lleva a todas las almas socorre especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.

¡Jesús protege y salva a los No nacidos!

María protectora de la fe y refugio del Amor Santo: ¡ven en mi auxilio!

Corazones unidos de Jesús y María ¡triunfen y reinen!

5to. Misterio. La Coronación. Santa María es la Reina del Universo. Ella es la criatura más grande. Segunda solo al mismo Dios. La Iglesia defiende la dignidad de la mujer. Oremos para que la gente comprenda que ser pro vida significa ser pro mujer y que ser pro mujer significa pro vida.

 

Padre nuestro… Diez Avemarías…

Jaculatoria: Oh Jesús mío perdona nuestros pecados líbranos del fuego del infierno lleva a todas las almas socorre especialmente a las más necesitadas de tu infinita misericordia.

¡Jesús protege y salva a los No nacidos!

María protectora de la fe y refugio del Amor Santo: ¡ven en mi auxilio!

Corazones unidos de Jesús y María ¡triunfen y reinen!

 

 

 

Oremos:

Oh  Dios cuyo unigénito Hijo con su Vida, Muerte y Resurrección nos alcanzo el premio de la Vida Eterna, concédenos, a los que recordamos estos misterios del santo Rosario, imitar lo que contienen y alcanzar lo  que prometen, por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

Oh María Madre de Jesús y Madre nuestra nos dirigimos a Ti en este día, ya que fuiste Tú la que dijiste: “Si” a la vida.  “Concebirás y darás a luz a un Hijo”  dijo el ángel. Sin importar la sorpresa y la incertidumbre que esto te causaría. Tu dijiste “Si” Hágase en mi según tu palabra”

 

Santa María, oramos hoy por todas las Madres que tienen miedo de ser Madres. Oramos por todas las que se sientan amenazadas y abrumadas por sus embarazos. Intercede por ellas, para que Dios les conceda la gracia de poder decir “si” y el valor de llevar a plenitud su embarazo. Que reciban la gracia de rechazar la falsa solución del aborto. Que puedan decir como tú “Hágase en mi según tu palabra” Que puedan vivir y sentir la ayuda de todos los cristianos y sepan que la paz vienen de hacer la Voluntad de Dios.

 

Oremos.

¡Madre, ayuda nuestra fe!

Abre nuestro oído a la palabra

Para que reconozcamos la voz de Dios y su llamada

Aviva en nosotros el deseo de seguir sus pasos,

Saliendo de nuestra tierra y confiando en su promesa.

Ayúdanos a dejarnos tocar por su amor.,

Para que podamos tocarlo en la fe.

Ayúdanos a fiarnos plenamente de Él a creer en su Amor,

Sobre todo en los momentos de tribulación y de cruz,

Cuando nuestra fe es llamada a crecer y a madurar.

Siembra en nuestra fe la alegría del Resucitado

Recuérdanos que  quién cree no está nunca solo

Enséñanos a mirar con los ojos de Jesús,

Para que Él sea luz en nuestro camino.

Y que esta luz de la fe crezca continuamente en nosotros, hasta que llegue el día sin ocaso,

Que el  mismo Cristo, tu Hijo, nuestro Señor.

 

Franciscus

 

 

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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