Acto de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús II. Reparad por las almas que vienen a comulgar en pecado mortal Para el primer Jueves de mes.

Acto de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús II. Reparad por las almas que vienen a comulgar en pecado mortal Para el primer Jueves de mes.

Acto de Reparación al Corazón Eucarístico de Jesús
II. Reparad por las almas que vienen a comulgar en pecado mortal
Para el primer Jueves de mes.

hermosisima presencia en el altar

Coronilla de Reparación al Corazón Eucarístico

 

En un Rosario.

En vez del Padre Nuestro:

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente; os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido; por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

En vez del Ave María (diez veces):
V. Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo.
R. Y os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

 

En vez de Gloria:
Por siempre sea adorado, mi Jesús Sacramentado.

 

Al final de la coronilla, repetir 3 veces:
V. Corazón agonizante de Jesús:
R. Reparo toda irreverencia contra vuestro Corazón Eucarístico. Amén.

 

 

II. Reparad por las almas que vienen a comulgar en pecado mortal

 

Jesús:

Hijo mío, gracias os doy por responder al llamado que os hago: venir, al Tabernáculo de mi Amor Divino, los primeros jueves de mes para reparar por las ofensas. Eucarísticas que recibo diariamente en este sacramento de invención de Amor.

 

Hijo amado: son muchas las almas que se acercan a comer de mi Cuerpo y a beber su propia condenación; almas que no han purificad las inmundicias de su corazón en los Ríos de la Gracia. Almas que me obligan a descender a sus corazones manchados, salpicados de un olor putrefacto, que para recibir las especies del Pan y del Vino deben llegar a Mi con su corazón radiante como la luz del sol, transparente y nítido como el agua y blanco como la nieve. Almas que han perdido la noción del pecado, almas que aparentan ser buenas, cuando en verdad sus corazones están ausentes de mi presencia; almas que, aún, no se han dejado seducir por mis palabras, palabras que las invita a un cambio, a una conversión perfecta y transformadora; palabras que se pierden, se las lleva el viento porque sus oídos están cerrados a mi voz; sus oídos, aún, tienen el lastre de las cosas del mundo.

 

Así es, pues, alma reparadora que hoy estáis llamada a llevaros mi dolor porque muchos de mis hijos me reciben sin las debidas disposiciones que me merezco, no se ha percatado que soy la pureza infinita, que soy el Hombre-Dios que se ha quedado por años sin término en la Hostia Consagrada, que soy el Hombre de Nazaret que multiplicó cinco panes y dos peces; que soy, Jesús, el mismo Hombre que perdonó a María de Magdala y a la mujer pecadora cuando fue atrapada en forma infragante; y como tal exijo limpieza de corazón, coherencia de vida con mi Palabra. Palabra que siempre prevalecerá porque cielo y tierra pasarán, más, mis Palabras no pasarán.

 

Reparad por estas pobres almas que se hacen daño a sí mismas porque un corazón empecatado no me pertenece, no es digna morada en la que me recreo o complazco; martirizan mi Sagrado Cuerpo cuando se acercan a recibirme indignamente.

 

Alma reparadora:
Jesús amado: gracias os doy por haber puesto vuestra mirada de amor en mi pequeñez. Gracias por saetar mi corazón con vuestros rayos de luz. Gracias por prender fuego dentro de mí con la llama del vuestro Amor Divino; Jesús amado: gracias os doy por el llamamiento de amor Divino, por la elección que habéis hecho en mí de ser alma reparadora de vuestro Augusto Sacramento. Sacramento que, aún, no ha cautivado a los hombres. Sacramento que pasa desapercibido para muchas criaturas. Sacramento que, aún, no ha sido aceptado por toda la humanidad.

 

Sacramento en el que hacéis presencia porque en la Hostia Consagrada, vuestro Corazón Eucarístico palpita con vehemencia, con ardor.

 

Jesús amado: heme aquí postrado frente a vuestros Sagrados Pies. Mi corazón se encuentra consternado por vuestras palabras, porque vuestro sufrimiento cercena mi alma, es como espada afilada que penetra todo mi ser.

 

Jesús amado: heme aquí postrado frente a vuestros Sagrados Pies, porque me consume el deseo de reparar por todas las veces que, obligado, habéis tenido que descender en corazones enlodados por el pecado; corazones que aún, no se han soltado de las cosas del mundo; corazones malolientes, corazones purulentos; corazones que, aún, no se han acercado a las fuentes de aguas vivas para ser purificados, limpiados, sanados.

 

Jesús amado: heme aquí postrado frente a vuestros Sagrados Pies, porque quiero consumirme en un éxtasis de Amor Divino; quiero llevarme el sufrimiento que os causan las almas que se acercan a Vos, para comer de vuestro Cuerpo y beber de vuestra Sangre en pecado mortal; pecado que los gangrena, pecado que los lleva a la muerte segunda.

 

Jesús amado heme aquí postrado frente a vuestros Sagrados Pies, ya que con mi reparación deseo haceros sonreír, haceros sentir que no estáis del todo solo, que poderos descargar en mi vuestras pesadas cargas.

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