Meditación de las Horas Nocturnas VI. Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión y se olvidan de Dios.

Meditación de las Horas Nocturnas VI. Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión y se olvidan de Dios.

Meditación de las Horas Nocturnas
VI. Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión y se olvidan de Dios.

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Coronilla del Amor

En las cuentas del Rosario:

En las cuentas grandes:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Sed nuestro amor y salvación.

En las cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús, María os amo. Salvad almas.

Al final del Rosario, repetir tres veces:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Haced que os ame cada vez más.

VI. Reparad por las almas que malgastan su tiempo en la Internet, en la televisión y se olvidan de Dios.

Jesús:
Hijo consentido: sois generoso en ofrecerme parte de vuestro descanso nocturno con esta hora de reparación, hora en que muchas almas malgastan su tiempo en la Internet y en la televisión viendo programas perniciosos, que no edifican para nada su proyecto de vida, que excitan su imaginación y la llevan al pecado, que deforman su manera de pensar, que se roban los espacios para compartir en familia, que acaban con la identidad de algunos de mis hijos; que son el camino al superficialísimo, al comodísimo, que desvirtúan lo que es el pecado, pecado que es mostrado como algo muy normal, algo que encaja en estos tiempos modernos.

Reparad, hijo amado: porque la Internet y la televisión se han convertido en las cajas negras de las casas, muchas veces sueles ser pasaporte de entrada al infierno. Porque la oración y el rezo del Santo Rosario en familia ha pasado a un segundo plano; el erotismo, la violencia, la prostitución, el narcotráfico y los malos ejemplos son el pan cotidiano; porque las telenovelas no han de faltar en hogares que se dicen católicos, hogares en los que poco se dialoga, poco se comparte la mesa, poco se ora en comunidad, hogares que se han olvidado de ser Iglesia domestica. Iglesia en la que el primer puesto ha de ser Dios y no la televisión y la Internet. Iglesia que lea y medite las Sagradas Escrituras. Iglesia que viva en un permanente amor ágape. Iglesia que se esfuerce en permanecer adherida al gran misterio de la Cruz. Iglesia que se deje arropar bajo los pliegues del manto de la Santísima Virgen María. Iglesia que sea protegida por San José.

Reparad, en esta hora nocturna, porque muchos de mis hijos se acuestan sin pensar en Mí, sin encomendarse a mi protección, sin unir sus corazones al Mío a través de la oración.

Reparad, en esta hora nocturna, para que los hombres se aparten de las puertas abiertas del infierno y se sumerjan en uno de los Aposentos de mi Divino Corazón y sientan el fuego ardiente de la llama de mi Amor Divino.

Reparad, en esta hora nocturna, para que los rayos de mi Luz Divina penetren en el corazón de mis hijos; hijos que sentirán aversión por todo lo que sea de dudosa moral; hijos que sentirán la necesidad de buscar espacios de oración y encuentros a solas conmigo.

 

Alma reparadora:

Dulcísimo Jesús: regocijo hay en mi corazón al saber que utilizáis mi nada, porque soy siervo inútil ante vuestra presencia. Soy débil y como tal, necesito vuestra fuerza divina para 110 declinar en el camino que he emprendido; camino embellecido con las más finas rosas de exportación; camino angosto y escarpado pero camino seguro que me lleva a un encuentro eterno con mi adorable Jesús.

Nombre que llevo grabado en mis pensamientos y en mi corazón.

Nombre que me hace suspirar de amor.

Nombre que resuena en la profundidad de mi alma y por eso estoy con mis ojos bien abiertos en esta hora nocturna de reparación.

Reparación que mitigara vuestro dolor.

Reparación que adelantara el triunfo del Inmaculado Corazón y el Reinado de vuestro Sagrado Corazón.

Reparación que abrirá las puertas de la Nueva Jerusalén.

Dulcísimo Jesús: reparo en esta noche por las almas que pasan largas horas en la televisión y la Internet; almas que se dejan arrebatar vuestros regalos y dadivas celestiales que soléis conceder en la oración; almas que deberán llenar los vacíos de su corazón, sumergiéndolos en las sendas de la contemplación; almas que deben pensar en su salvación, tomando conciencia de que la televisión y la Internet muchas veces llevan a la bancarrota espiritual, a la muerte espiritual; almas que necesitan pensar en la verdadera vida, vida que exige santidad, renuncias; vida que debe ir de acuerdo con vuestras enseñanzas, Amantísimo Jesús mío; vida coherente con vuestro Evangelio.

Dulcísimo Jesús mío: ¡Cómo son los hombres de ingratos y fatuos en sus pensamientos! ¡Cómo son de estultos en sus obras! Ya que la televisión y la Internet los tienen sumidos, atrapados en las redes oscuras que los llevará a la perdición.

Dulcísimo Jesús mío: os pido tener misericordia de esta humanidad renuente a vuestro amor, humanidad interesada en los asuntos del mundo pero despreocupadas de las cosas del Cielo. Humanidad abstraída en la ciencia, en la tecnología pero dispersa a la Sabiduría Divina.

Dulcísimo Jesús mío: llamad a cada uno de vuestros hijos a la oración; oración que los fortalecerá para que caminen como peregrinos en busca del Absoluto, en busca del Cielo.

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