La lucha extrema del pan de vida vs el pan material. Jn 6, 31-41.

La lucha extrema del pan de vida vs el pan material. Jn 6, 31-41.

La lucha extrema del pan de vida vs el pan material. Jn 6, 31-41.


vida
Es uno de los pasajes más fuertes que nuestra iglesia celebra en la santa eucaristía y duro porque se entremezclan grandes situaciones de los fieles, ¿qué se le puede decir a un pobre que batalla día a día por el alimento y que les predicáramos que hay que buscar antes el pan de vida cuando sus estómagos están vacíos?, sin tortilla, chile, frijoles, ¿cómo buscar el pan espiritual?, esto nos hace recordar a Santiago que también hace alusión de bendecir al necesitado sin darle para sus necesidades cfr. Sgo 2, 15-16. Para agregar algunos comentarios citamos su texto cabalmente y posteriormente haremos los comentarios más pertinentes.

Jn 6:41 Los judíos murmuraban de él, porque había dicho: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo.”
Jn 6:42 Y decían: “¿No es éste Jesús, hijo de José, cuyo padre y madre conocemos? ¿Cómo puede decir ahora: He bajado del cielo?”
Jn 6:43 Jesús les respondió: “No murmuréis entre vosotros.
Jn 6:44 Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día.
Jn 6:45 Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí.
Jn 6:46 No es que alguien haya visto al Padre; sino aquel que ha venido de Dios, ése ha visto al Padre.
Jn 6:47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna.
Jn 6:48 Yo soy el pan de vida.
Jn 6:49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron;
Jn 6:50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera.
Jn 6:51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.”

Dos semanas en el diálogo de Jesús con un pueblo que le sigue porque le ha dado pan hasta saciarse; es importante resaltar la fe en la escritura del judío, esa tradición oral da resultado en generación en generación de recordar el éxodo que vivieron sus padres. Es elogiable como la figura de Moisés se levanta como un ídolo moderno, hay que respetar a esa figura de Moisés a no ser que quiera morir apedreado, pero hay algo que turba ese diálogo: los judíos se han dado cuenta que Jesús ha dicho: “Yo soy el pan que ha bajado del cielo.” Está frase les hace recordar a Isaías 43, 10: “no tendrán sed, ni hambre, ni les dará el bochorno, ni el sol… unos pidieron ese pan, pero en otros más inteligentes empieza la murmuración, pues ellos saben perfectamente que él único que baja del cielo es un mensajero, un elegido espiritual, el mismo Dios, pero un humano que tiene un padre como José y madre como María suena inaceptable.

Bajar del cielo evoca el momento que el maná era dado del cielo, un suceso extraordinario sí se respeta la tradición, pan, carne y agua suficiente y además promesa de una tierra que mana leche y miel cfr. Ex 3, 7 y ahora este Jesús quiere derribar esa tradición, ¿no le parece blasfemo a usted?; Jesús calla aquellas voces que hablan desde lo sencillo hasta lo más radical y entre más se calientas las cosas más se llega a los extremos de infringir la ley.

Jesús con gran aplomo sube la temperatura del momento: Jn 6:44 Nadie puede venir a mí, si el Padre que me ha enviado no lo atrae; y yo le resucitaré el último día. ¿Se da cuenta la aduana que ha puesto Jesús?, como una puerta que forzosamente hay que pasar por él, antes, la ley garantizaba ir a Dios pero Jesús ahora se antepone a todo y peor tantito: “yo lo resucitaré”, quienes hemos recorrido los pasajes bellos del evangelio nos damos cuenta de que Jesús verdaderamente resucita y esto parece que les propone a aquella gente, ¿no es un osado? Y su culminación de esa idea termina con las sagradas escrituras: Está escrito en los profetas: Serán todos enseñados por Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. ¿No es acaso un atrevimiento en que el enseñado caerá en él?; ¡vaya dilema!; ahora a Dios no le ha visto nadie, quizá haya volado un pensamiento el que Moisés le hablaba cara a cara pero sus argumentos caerían porque lo que veía Moisés era una teofanía de Dios y este Jesús con gran seguridad dice nuevamente que ha bajado del cielo: “pan de vida”. ¿No le parece que aquellas cabecitas judías casi explotan de tan brutales palabras.

Ahora imagine: Jesús tratando de darnos vida con su cuerpo y sangre y muchos luchando apretando los labios para que no entre el pan de vida, labios cerrados que sí se abren es para decir cada tontería o excusa, mentes taponeadas diciendo que lo ha inventado todo la iglesia, pero sí una dizque médium le dice que se beba el rocío de la mañana o el orín de un animalito, ¡se lo bebe!, pero como dice la iglesia que Jesús dice, pues no es aceptado, por ello, elogiaba al judío en la fe para Moisés, incluso piense la gran cantidad de gente que murió apedreada por hablar o no estar de acuerdo con la ley, Moisés y el templo, ya no de Dios.

Escuchábamos a un protestante radical, acusar de blasfemia a la iglesia católica, por una idea loca que tiene la iglesia llamada: “transustanciación” del pan y del vino por el cuerpo y sangre de Cristo, vaya que hasta documentales y estudios científicos sobre sí verdaderamente Jesús ésta en la eucaristía; una lucha desmedida de Jesús con un pueblo que se niega al alimento espiritual y que solo en una cultura materialista prefiere la comida, los manjares materiales, lo que llena la barriga o calma el apetito carnal, que calman el hambre física pero como no da cabida a lo espiritual, mucho menos al pan de vida bajado del cielo.

Por eso Jesús con dureza exclama: Jn 6:47 En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna. Jesús nos hace una revelación, nos trasmite palabras de vida, nos pide casi como el shemá: “Escucha Israel”, “en verdad, en verdad”, es decir son mis palabras: cree en mí, no en Moisés que no lo has visto jamás, cree en mí que me oyes, que me ves, “Yo doy la vida eterna” y recurre a que esa frase: “vida eterna” cause el efecto que tiene: Yo soy el pan de vida. Créeme que yo verdaderamente soy, ¿es difícil que este pensamiento entre a nuestra vida verdad?; doloroso es que en pleno XXI con más capacidad, con más estudio, este mismo dizque razonamiento nos aleje más del pan de vida y como dice la mamá preocupona: “hijo no comas comida chatarra”, pero su buena frase cae al suelo cuando esa madre preocupona por una salud física se obstina pero no le importa para nada la alimentación espiritual con el pan de vida para su hijo y tantito peor: ni a ella ni a su esposo.

Jesús ataca la tradición judía del éxodo recordando un trágico desenlace: Jn 6:49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron, un momento maravilloso de la grandeza de Dios concluye en una muerte terrenal sin opción, porque solo se saciaron, nunca maduran la idea de Dios de darles el maná, de asistirles como un Padre providente y amoroso, su queja azota la tierra ardiente del desierto: ¿para qué nos sacabas de Egipto? Y aquí es donde todo se centra en Jesús su revelación: Jn 6:50 este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Hay una revelación extraordinaria sobre la eucaristía que celebramos y que el sacerdote pronuncia: la formulación de este versículo. Jesús no dice: “Yo soy el pan vivo,” sino “Este es el pan.,” con lo que “se roza muy de cerca la fórmula de la consagración eucarística: “Este es mi cuerpo.”, cree que el hagiógrafo simplemente escribió sin sentido, ¡de ninguna manera!

Este Jesús es la dispensa para ir al cielo pero más que eso asevera la realidad de la fe: Jn 6:51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.”, ¿mi carne?, lo que “yo” les doy formula tremenda de catequesis dimensional. Es el pan que da la vida al mundo y que en ese pan también el pecado se derriba tajantemente; es inobjetable el detallar las palabras que la iglesia católica guarda con tanto afán y cómo es posible que los fieles saciados carnalmente no cesan ante la oferta de Jesús de dar el pan eterno. Jesús le marca a Satanás la pauta del pan de Dios, no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios, sí una palabra da eternidad: ¿qué será su alimento espiritual?

Conclusión:

Parece que lo expuesto no tiene rebate y sin embargo es triste ver nuestras asambleas eucarísticas con una alimentación de menos del 50% y sí todavía se cierne algo ese 50% solo un 30% y todavía podemos preguntar quién en verdad come el pan de vida conscientemente, quizá solo el el 15% queda y con reservas.

A la gente le entra por un oído y le sale por el otro, pero es un hecho, hay una desnutrición atroz, gente con anemia estando tan cercas el pan de vida, pero por desgracia no hay tiempo, no hay conciencia y la ignorancia abunda como sucedió con aquellos judíos que revelándose el Señor Jesús, los ojos y el olfato se van por un alimento material, una pizza, un pollo, unos camarones etc. Tienen mayor poder que un pan que no se ve, solo una hostia y ya. Esperamos el desenlace esta siguiente eucaristía para llegar a un aprendizaje todavía más necesario.

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