La transfiguración del cristiano por Cristo Jesús. Lc 9, 28-36.

La transfiguración del cristiano por Cristo Jesús. Lc 9, 28-36.

La transfiguración del cristiano por Cristo Jesús. Lc 9, 28-36.

Comentario al evangelio.


transfirarse
La asamblea de Dios celebra el segundo domingo de cuaresma y en la santa eucaristía los creyentes se reúnen en torno a Jesús para celebrar la fe de la Iglesia que el Papa Francisco ha dejado bien prendida; en la liturgia de la palabra se toca el tema de la transfiguración del Señor comentado por el evangelista San Lucas. Para su comentario lo citamos todo el texto y posteriormente se harán los comentarios más pertinentes:

Lc 9:28 Unos ocho días después de estas palabras, tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar.
Lc 9:29 Y mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante.
Lc 9:30 Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías;
Lc 9:31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.
Lc 9:32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.
Lc 9:33 Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía.
Lc 9:34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube, se llenaron de temor.
Lc 9:35 Y vino una voz desde la nube, que decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.”
Lc 9:36 Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Después de vencer las tentaciones en la primera semana cuaresmal, ahora Jesús sube al “monte” y vive la experiencia a la que todos estamos invitados: “la transfiguración”; después de revelar a sus discípulos lo referente a su pasión, muerte y resurrección: Lc 9:28 Unos ocho días después de estas palabras. Jesús va a llevar hasta el éxtasis a sus discípulos y a la vez deja otra señal penitencial: tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar (ayuno en las tentaciones). San Lucas hace referencia del porque Jesús sube a al monte: “a orar”, mientras que San Mateo solo cita que sube a un “monte muy alto”. Oración en tiempo penitencial y en todo momento.

Pedro, Santiago y Juan.

Estos nombres serán frecuentes en gran cantidad de pasajes al lado de Jesús, los estudiosos los relacionan con representar a las comunidades, de 12, 20, 50, 100 etc. Hombres elegidos para trascender, en la vida cristiana, estos representan a los doce, a los ministerios; estos hombres vivieron el mesianismo nacionalista del pueblo judío asociado con la liberación de Egipto, ahora será de Roma de quién los libere y Dios ha bajado para ello: Exo 3:8 He bajado para librarlo de la mano de los egipcios y para subirlo de esta tierra a una tierra buena y espaciosa. Pero el plan de dios es otro: Algunos comentaristas asocian la presencia de estos hombres como testigos oculares y con ello la tradición oral dejará sus memorias para ser escritas.

Blancura fulgurante.

La transfiguración es todo un misterio, ¿cuál es el objetivo?, ¿mostrar la transformación espiritual, hacer evidente la supremacía de Cristo ante la figura mosaica y la escritura?, o ya en el kerigma representaría ¿al hombre nuevo, lleno de Espíritu santo?: Lc 9:29 Y mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó y sus vestidos eran de una blancura fulgurante. Muchos críticos ven en el evangelio en su parte literaria, una escritura muy simple de acuerdo a las grandes obras, meditando y visualizando, Jesús tiene un ministerio muy sobrio que despunta del hipérbole judío y lo que es evidente, es que a los autores sagrados les importaba mucho se cumpliera la escritura: Exo 34:29 Luego, Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas del Testimonio en su mano. Al bajar, no sabía que la piel de su rostro se había vuelto radiante, por haber hablado con Yahvé. Más adelante dirán que lo tenían que cubrir con un velo para no ver ese resplandor.

Jesús estaba en contacto con su Padre a través de la oración, ese contacto hace que trasfigure; en la práctica sucede lo mismo. Mucha gente le gusta ir a las asambleas de oración porque es un momento precioso donde Dios derrama abundancia de gracia, sanación, unidad comunitaria y contacto con Dios. Algunos que acuden van para ser sanados, liberados, pero su oración es pobre porque buscan más bien el milagro que el contacto con ese Dios amoroso, por tal motivo ya no regresan una vez sintiéndose aliviados a la asamblea hasta que vuelven a necesitar de Dios y Moisés fue afortunado pues la comunidad nunca tuvo ese contacto para ser iluminados, de ahí que Pedro, Santiago, Juan estén ahí para testimoniar el nuevo Sinaí, lleva contigo dos o tres testigos: Lc 9:32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él.

La ley y los profetas.

Dentro de la división del canón hebreo, tres grandes partes sobresalen: (1) La Toráh-la ley, (2) Los Nebiím-profetas y (3) Ketumbim-los otros escritos. Moisés representa la Toráh y Elías a los profetas, los dos grandes bloques que alimentaban la Sinagoga. Están con Jesús dialogando, para que se cumpla en Jesús lo que hay en ellos: Lc 9:30 Y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías. En un ambiente mesiánico, la figura de Moisés será trascendental, la venida de Elías restaurará la gloria de Israel: Mal 3:23-24 Voy a enviaros al profeta Elías antes de que llegue el Día de Yahvé, grande y terrible. Él reconciliará a los padres con los hijos y a los hijos con los padres, y así no vendré a castigar la tierra con el anatema. “El monte alto” unos dicen que es el Hermón, hoy lo localizan en el monte Tabor en donde fue la gran batalla entre Yahvé y Baal, el sacrificio de los profetas de Baal por parte de Elías, ¿será acaso la purificación judía por parte de Cristo este monte alto?

El día de la gran expiación y los Tabernáculos.

Es situado cronológicamente entre estos dos grandes acontecimientos, la fiesta del Yom Kippur y el de las tiendas, por lo que cita Pedro, siendo judío tienen que instalar sus tiendas en memoria de cuando habitaba Yahvé entre ellos en una tienda: Lc 9:33 Cuando ellos se separaron de él, dijo Pedro a Jesús: “Maestro, bueno es estarnos aquí. Podríamos hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”, sin saber lo que decía. Para el judío, el tiempo en el desierto lo representa todo, su cultura, su legislación, sus memorias, su identidad; suelen decir los investigadores que se imaginan e tiempola gran cantidad de pequeñas tiendas alrededor del templo de Jerusalén para est, la tienda de Abrahán, la tienda de Moisés, la tienda de Isaac, la tienda de Jacob, se podría decir que bien es ser judío.

No sabía lo que decía.

Realmente muchas expresiones que llevamos a cabo las decimos porque se vive un momento maravilloso en ciertos lugares, en el sagrario experimentamos paz, alegría tranquilidad, limpieza de ambiente; en la oración experimentamos momentos que no se describen tan fácilmente; en los retiros no se quisiera regresar de ahí, por ello entendemos a Pedro y a mucha gente que se desplaza, lo mismo hizo Jesús desplazarse a un lugar alto y solitario.

La gran nueve de Israel.

Sí el judío alimenta su fe al evocar una nube sobre el Sinaí: Exo 19:16 El tercer día, al rayar el alba, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre el monte y un fuerte sonido de trompeta. Todo el pueblo, en el campamento, se echó a temblar. La ley y los profetas llegan a su culmen en este pasaje para el cristiano: Lc 9:34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y, al entrar en la nube, se llenaron de temor. Las narraciones de la teofanía del Sinaí dicen que Moisés habla y Dios le regresaba el habla con el trueno: Exo 19:19 El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. La presencia de Dios en el monte alto refleja la trascendencia, no es trueno, una trompeta, no es rayo, es la voz del mismo Padre: Lc 9:35 Y vino una voz desde la nube, que decía: “Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.”

La voz de Dios.

Los autores sagrados del A.T citan que Moisés era tratado cara a cara por Dios: Dt 34:10 No ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moisés, a quien Yahvé trataba cara a cara. Aquí en el gran monte la voz de Dios certifica, garantiza la persona de Jesús, ¡es una voz!, la voz será: ¿para los discípulos?, ¿para las comunidades cristianas?, ¿para la Iglesia?; la voz indica: Escucharle, ¿será el nuevo profeta?, ¿escucharle porque es la verdad?; ¿ha c la expresión: me ha hablado Dios?, ó ¡escucha la voz de Dios para ver que te dice!; la autoridad de Dios que encumbra a su hijo, lo proyecta para hacer su voluntad, el tiempo se ha cumplido, se ha revelado su misterio pascual y esa voz como el libro a los Hebreos garantiza la acción de Dios: Heb 1:2 al fin de estos días nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien nombró heredero de todas las cosas, y mediante el cual hizo los sistemas de cosas.

Ante la revelación.

Cuando alguien tiene un sueño, pasa momentos tratando de saber que quiere decir, sí Dios quiere comunicarse con él; sí es un presagio, ó cuando se vive una experiencia única trata uno de guardarlo en el corazón como María lo hacía: Lc 2:51 Bajó con ellos, vino a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. No hubo más palabras, los hechos arrastran: Lc 9:36 Cuando cesó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto. Dios se ha revelado y ha revelado al hijo, ellos han visto su gloria: Jn 1, 14: y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Unigénito, lleno de gracia y de verdad.

Conclusiones:

La transfiguración del Señor Jesús es la herencia para los que creen en Él; trasfigurado en Él requiere un trabajo que solo Él hace a través de su Espíritu santo. Hombres nuevos, fulgurantes en su nueva vida de conversión. Dios se revela a través de su palabra, nos habla desde donde tiene puesto el lugar para dar su cátedra. La voz que brota de Él busca un receptor: “el hombre”, ¿a quién escuchar con tanto distractor?, “a mí hijo amado”, al que testimonian la ley y los profetas.

Hay una gran cantidad de santos que han experimentado esa gloria, esa transfiguración, ¡claro! Unos quieren negar a esos santos porque se sienten lejos aunque digan: “tú también eres santo”. El proceso es único, hay que llegar al monte y que en nuestras familias la voz de Dios sea que nos indique su voluntad y es escuchar a Cristo Jesús.

Nos admiramos del proceso de transformación de las mariposas, pero más alegría debiera ser la transformación del hombre según a la imagen de Dios, al plan y a la vida de Jesús que viene a romper esas barreras entre lo divino y lo humano. Quizá hoy en tiempo penitencial usted y yo seamos cristianos transfigurados por Cristo quien hace que nuestro ser resplandezca de pulcritud espiritual y carnal.

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