Jesús y la felicidad en su proyecto de vida Mt 5, 1-12a

Jesús y la felicidad en su proyecto de vida Mt 5, 1-12a

Jesús y la felicidad en su proyecto de vida Mt 5, 1-12a

Comentario al evangelio.



La alegría del cristiano por la santa palabra de Dios que hoy en la sagrada eucaristía, retumba en el corazón como un sonoro estruendo de felicidad que embriaga todo el ser. El icono del cristianismo las bienaventuranzas, la plataforma dichosa que propone Jesús a los hombres como el camino a vivir el reino de Dios. Dios responde a los ecos de esperanza de muchos que por su fe esperan esa respuesta y el proyecto se hace realidad. Para comentar algunos aspectos fundamentales citamos todo el contenido del pasaje y posteriormente se harán los comentarios más pertinentes:

Mt 5,1 Al ver a la multitud, subió al monte. Se sentó y se le acercaron los discípulos.
Mat 5:2 Tomó la palabra y comenzó a enseñarles del siguiente modo:
Mt 5:3 Felices los pobres de corazón, porque el reino de los cielos les pertenece.
Mt 5:4 Felices los afligidos, porque serán consolados.
Mt 5:5 Felices los desposeídos, porque heredarán la tierra.
Mt 5:6 Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Mt 5:7 Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
Mat 5:8 Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Mt 5:9 Felices los que trabajan por la paz, porque se llamarán hijos de Dios.
Mt 5:10 Felices los perseguidos por causa del bien, porque el reino de los cielos les pertenece.
Mt 5:11 Felices ustedes cuando los injurien y los persigan y los calumnien [falsamente] de todo por mi causa.
Mt 5:12 Alégrense y pónganse contentos porque el premio que les espera en el cielo es abundante.

Da gusto estas palabras de vida eterna contenidas en este pasaje, 9 veces cita: “felices”, 9 veces da razones de esa felicidad: “porque”, 9 veces utiliza la palabra en plural: “los”, al cual, para darle mejor atención lo vamos a dividir en cuatro partes: (1) V. 1-2. El dueño de la palabra; (2) V. 3-6. La felicidad de los pequeños; (3) V. 7-11. La alegría de los grandes y (5) V. 12. El gran premio.

1.- V. 1-2. El dueño de la palabra.

Es impresionante como el evangelista San Mateo captó un momento crucial en la vida del cristianismo dada por Jesús. Dueño de la palabra, el verbo pronto a instruir. La gran multitud y los discípulos, es el cuadro capturado. La muchedumbre busca, siente necesidad, busca respuestas, los discípulos se acercan porque su maestro ha tomado la catedra y desde el monte santo, será vital lo que revele.

Sí hay algo que debe de aprender el cristianos son estos doce versos, de su cabeza no se pueden olvidar, de su vida no se deben de borrar, de su corazón no deben de salir sino son para efecto de vivir el cristianismo. Vigentes como hace casi 2000 años, no meras palabras, revelación gratuita de amor.

2.- V. 3-6. La felicidad de los pequeños.

Estos 4 versos contienen a personajes que no poseen, que carecen, que sufren injusticia, que sufren por su pequeñez, gente marginada, sin probabilidades de ser reindivicados, los que el alimento escasea en sus mesas, los pequeños que no tienen voz, los despreciados que en la idea judía son pecadores y por esa razón están así; Jesús les ofrece tierra, el reino, ser saciados de sus carencias, gozo, un consuelo a sus lágrimas.

La bajo estima humana ahora es ofrecida como el elemento para contrastar y devolver la estima robada, perdida, dignidad humana restaurada por Dios. Es curioso como las mismas condiciones de vida no permiten a estos pequeños salir de su estado de vida, el pobre baja a tal grado su nivel de vida que ya es imposible más, venderse, prostituirse, aguantar y denigrarse lo más animal posible.

Hoy podemos ver en muchos países esa desigualdad, el pequeñito y el gigante devorador, el corrupto, el acaparador, el que juega con los bienes, el que acapara casa tras casa, el que se baña con el trabajo e impuestos de un pueblo. Hoy Jesús lanza esas mismas bienaventuranzas a sociedades que tienen con el pie en el cuello a un pueblo.

3.- La alegría de los grandes.

Hay gente que se esfuerza por ser un buenos cristianos, no se ensalzan, no pregonan, actúan, no tiene pobreza, no tiene problemas de injusticias y sí las hay las sabe enfrentar, gente que lucha por el prójimo, gente que lucha porque Dios siga en la vida de los hombres, ellos han desarrollado virtudes muy preciadas: “la misericordia”, limpios de corazón, trabajan por la paz, perseguidos por causa de Jesús, hombres que han comprendido que en su germano pequeño está la vida eterna, hombres grandes de corazón, de valores, de virtudes que no se engrandecen a sí mismos sino que se donan.

Ricos materialmente, espiritualmente, con mejores posibilidades de vida también tienen recompensa y felicidad, las promesas también son para ellos, “el reino”, “la tierra”, “la justicia”, “Dios” y “la adopción de Dios como hijos”. Las riquezas bien empleadas, sin el apego no son obstáculo para alcanzar esa bienaventuranza.

4.- V. 12. El gran premio.

No hay nada mejor que ganar el premio de Dios, su reino, la vida eterna con él, gozar de una vida terrena y espiritual, los esfuerzos, los sufrimientos tienen algo positivo que Dios ofrece a través de Jesús, actuar conforme al plan de Dios tiene beneficios, Dios no se queda en palabras sino en hechos, se da en abundancia, no se mide.

El que haya pasado por esas situaciones vale la pena, el que ha aceptado esa situación ve en ellas la probabilidad de salvación, pues Dios no está siego, ni es un sádico, sino todo lo compensa y he ahí aquellas palabras: “pero hay un Dios”.

Conclusiones.

Sale sobrando decir tanta palabra, quizá la alegría que representa el proyecto de Jesús, que nos ofrece, no tiene la forma de valuarse, es invaluable, la felicidad contrastante contra el infeliz es alcanzable: “solo penas recibió y tú puros gozos”, “él ha recibido el reino y tú el infierno”. Palabras que nos llevan a conseguir la felicidad, la invitación a nueva postura ante las tribulaciones que vivimos, la esperanza de que Dios hará justicia.

La permanencia como hijos de Dios es un bien que vale la pena revaluar, ser limpio de corazón genera un hombre santo, luchar por los pequeños nos hace gratos a Dios, extender la misericordia al hermano que hoy padece es invitación de Jesús para asegurar el cielo.

Nos reta Jesús como cristianos, nos desafía en nuestra mentalidad y nuestro raquítico criterio a creer en las bienaventuranzas y en el proyecto que día a día nos ofrece como la felicidad eterna. ¿Actitud tomaré de aquí en adelante?, ¿tratare de reflexionar sobre el proyecto de Jesús?, ¿daré un espacio para aceptar tal revelación.

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