Palabra de Dios  26 de febrero de 2023. I DOMINGO DE CUARESMA.

Palabra de Dios 26 de febrero de 2023. I DOMINGO DE CUARESMA.

Palabra de Dios 26 de febrero de 2023. I DOMINGO DE CUARESMA.

Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA.

Del libro del Génesis (2, 7-9; 3, 1-7)

Después de haber creado el cielo y la tierra, el Señor Dios
tomó polvo del suelo y con él formó al hombre; le sopló en
las narices un aliento de vida, y el hombre comenzó a vivir.
Después plantó el Señor un jardín al oriente del Edén y allí
puso al hombre que había formado. El Señor Dios hizo brotar
del suelo toda clase de árboles, de hermoso aspecto y sabrosos
frutos, y además, en medio del jardín, el árbol de la vida y el
árbol del conocimiento del bien y del mal.
La serpiente, que era el más astuto de los animales del campo
que había creado el Señor Dios, dijo a la mujer: “¿Conque Dios
les ha prohibido comer de todos los árboles del jardín?”
La mujer respondió: “Podemos comer del fruto de todos
los árboles del huerto, pero del árbol que está en el centro del
jardín, dijo Dios: ‘No comerán de él ni lo tocarán, porque de lo
contrario, habrán de morir’ “.
La serpiente replicó a la mujer: “De ningún modo. No
morirán. Bien sabe Dios que el día que coman de los frutos de
ese árbol, se les abrirán a ustedes los ojos y serán como Dios,
que conoce el bien y el mal”.
La mujer vio que el árbol era bueno para comer, agradable a
la vista y codiciable, además, para alcanzar la sabiduría. Tomó,
pues, de su fruto, comió y le dio a su marido, el cual también
comió. Entonces se les abrieron los ojos a los dos y se dieron
cuenta de que estaban desnudos. Entrelazaron unas hojas de
higuera y se las ciñeron para cubrirse.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo 50, 3-4.5-6a.12-13.14 y 17

R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor, apiádate
de mí y olvida mis ofensas. Lávame bien de todos mis delitos y
purifícame de mis pecados.
R.

Puesto que reconozco mis culpas, tengo siempre presentes
mis pecados. Contra ti solo pequé, Señor, haciendo lo que a tus
ojos era malo.
R.

Crea en mí, Señor, un corazón puro, un espíritu nuevo para
cumplir tus mandamientos. No me arrojes, Señor, lejos de ti, ni
retires de mí tu santo espíritu.
R.

Devuélveme tu salvación, que regocija, mantén en mí un
alma generosa. Señor, abre mis labios y cantará mi boca tu
alabanza.
R.

SEGUNDA LECTURA.

Carta de san Pablo a los romanos (5, 12-19)

Hermanos: Así como por un solo hombre entró el pecado en
el mundo y por el pecado entró la muerte, así la muerte pasó a
todos los hombres, porque todos pecaron.
[Antes de la ley de Moisés ya existía el pecado en el mundo
y, si bien es cierto que el pecado no se castiga cuando no hay
ley, sin embargo, la muerte reinó desde Adán hasta Moisés,
aun sobre aquellos que no pecaron como pecó Adán, cuando
desobedeció un mandato directo de Dios. Por lo demás, Adán
era figura de Cristo, el que había de venir.
Ahora bien, el don de Dios supera con mucho al delito.
Pues si por el delito de un solo hombre todos fueron castigados
con la muerte, por el don de un solo hombre, Jesucristo, se ha
desbordado sobre todos la abundancia de la vida y la gracia de
Dios. Tampoco pueden compararse los efectos del pecado de
Adán con los efectos de la gracia de Dios. Porque ciertamente,
la sentencia vino a causa de un solo pecado y fue sentencia de
condenación, pero el don de la gracia vino a causa de muchos
pecados y nos conduce a la justificación.]
En efecto, si por el pecado de un solo hombre estableció la
muerte su reinado, con mucha mayor razón reinarán en la vida
por un solo hombre, Jesucristo, aquellos que reciben la gracia
sobreabundante que los hace justos.
En resumen, así como por el pecado de un solo hombre,
Adán, vino la condenación para todos, así por la justicia de un
solo hombre, Jesucristo, ha venido para todos la justificación
que da la vida. Y así como por la desobediencia de uno, todos
fueron hechos pecadores, así por la obediencia de uno solo,
todos serán hechos justos.

Palabra de Dios.

EVANGELIO.

Evangelio según san Mateo (4, 1-11)

En aquel tiempo, Jesús fue conducido por el Espíritu al
desierto, para ser tentado por el demonio. Pasó cuarenta
días y cuarenta noches sin comer y, al final, tuvo hambre.
Entonces se le acercó el tentador y le dijo: “Si tú eres el Hijo de
Dios, manda que estas piedras se conviertan en panes”. Jesús le
respondió: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino
también de toda palabra que sale de la boca de Dios”.
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en la
parte más alta del templo y le dijo: “Si eres el Hijo de Dios,
échate para abajo, porque está escrito: Mandará a sus ángeles
que te cuiden y ellos te tomarán en sus manos, para que no
tropiece tu pie en piedra alguna”. Jesús le contestó: “También
está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios”.
Luego lo llevó el diablo a un monte muy alto y desde ahí le
hizo ver la grandeza de todos los reinos del mundo y le dijo: “Te
daré todo esto, si te postras y me adoras”. Pero Jesús le replicó:
“Retírate, Satanás, porque está escrito: Adorarás al Señor, tu
Dios, y a él sólo servirás”.
Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles para
servirle.

Palabra del Señor.

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