Aparición de Jesús en el Cenáculo. Cristo comunica a los discípulos el gozo y los dones de la resurrección…

Aparición de Jesús en el Cenáculo. Cristo comunica a los discípulos el gozo y los dones de la resurrección…

Aparición de Jesús en el Cenáculo. Cristo comunica a los  discípulos el gozo y los dones de la resurrección…

 Parroquia de San Pío X

 

Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz con vosotros”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: “La paz con vosotros Como el Padre me envió, también yo os envió” Dicho esto soplo y les dijo: “Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se lo retengáis, les quedan retenidos”.

 

Jn 20, 19-23

 

S. Gregorio: ¡Paz a vosotros! La paz tiene a Dios como, autor, y es así mismo su atributo principal, según las palabras de S. Pablo: “El es nuestra Paz”(Ef.2). La Paz es un bien cuyo elogio todos saben tejer, pero que poquísimos saben conservar. ¿Cuál será la causa? Acaso la ambición del poder y de las riquezas, la envidia, el odio o el desprecio del prójimo, o cualquier otro vicio por el estilo, en las que la ignorancia de Dios hace caer. En efecto, el principio y la fuente de la paz es Dios, quien establece la unidad en todas las cosas, y cuyo atributo principal es la unidad de naturaleza y una específica inmutabilidad. Esta paz se comunica a los Ángeles y a las  Potencias celestiales que viven en la paz con Dios y entre ellos; se extiende sobre todas las criaturas, cuya belleza consiste en la tranquilidad, y finalmente establece su morada en nuestra alma con el amor y la práctica de las virtudes.

 

Dichosos los que saben conservar la paz o establecerla donde falta.

 

Cristo comunica el gozo y los dones de la resurrección: la paz, la misión recibida por su Padre, el poder de perdonar los pecados, y el Don del Espíritu Santo. Los dones del Espíritu Santo son diferentes para cada uno, por eso todos participamos de diferentes maneras y en diferentes grados en la misión de Jesucristo.

 

Jesús les dice: “La paz este con ustedes” y eso es inmediato. Jesús dice: “reciban el Espíritu”, y lo reciben. Las palabras de Jesús significan un envió.

 

El soplo de Jesús simboliza al Espíritu (en hebreo soplo) principio de vida. Cristo resucitado da a los discípulos el Espíritu que realiza como una re-creación de la humanidad. Poseyendo desde ahora este principio de vida, el hombre ha pasado de la muerte a la vida. Así como en la primera creación el aliento de Dios  infundió  la vida al Adán, así también el soplo de Jesús comunica  la vida a la nueva creación  espiritual. Cristo que murió para quitar el pecado del mundo, ya resucitado, deja a los suyos el poder de perdonar.

Es un verdadero  regalo de pascua recibir el Espíritu Santo; Cristo al hablar de agua viva que brota hasta la vida eterna, se refería al Espíritu Santo, es esta misma agua la que ofrecía a la samaritana pecadora y a todos lo que le escuchaban hablar en el templo, esta agua no está reservada para unos cuantos sino para todos aquellos capaces de compartir los mismos sentimientos de generosidad, de entrega, de solidaridad, de amor como los tuvo  él.

 

Puesto de pie, Jesús gritó: “Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.  Juan 7,37

 

Cristo con  el corazón abierto entrego todo cuanto tenía, no reservando nada para él; las llagas de Cristo quedan abiertas y gloriosas por toda la eternidad. Por eso la invitación de Cristo al decir vengan a mí los  necesitados, los pobres, los pequeños pues son precisamente estos quien con frecuencia tienen un corazón limpio libre de odio, rencores, resentimientos que impiden las mociones del Espíritu Santo. Para poder recibir el don del Espíritu es necesario tener paz interior, que solo podemos adquirir a través de la purificación de nuestros pecados, o sea, a través de adquirir el estado de gracia por medio de la confesión y la penitencia.

  

Porque el Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad.  II Corintios 3,17

 

Oremos para que nuestro Padre nos ayude a tener verdaderamente paz interior para poder gozar del manantial

De agua vida que solo él nos ofrece y  poder  llegar a la vida eterna.

 

Oremos por todas las necesidades de la Iglesia en especial por el Papa Benedicto XVI, Arz. José Guadalupe Martín R. Obispo Juan Pallares, P. Eduardo Contreras, P. Mario García, P. Juan Manuel Fernández, P. Jorge Avalos, P. Chuy Salazar, P. Chuy Reyes, P. José López, P. Valentín Garibay,   todos los Sacerdotes del mundo en especial por Juan María Huerta Muro en su ordenación como obispo el  02 mayo 2012, por los  Obispos, Cardenales, todas las órdenes religiosas, vocaciones sacerdotales, Misioneros, Diáconos, todas las autoridades eclesiásticas, Ministros de la Sagrada Comunión, Servidores de la Iglesia, todos los ministerios de la Iglesia en especial ministerio de Música y Evangelización, catequesis, familia, Celadores y Guardias del Sagrado Corazón de Jesús.

 

Oremos por el éxito de la reunión de obispos

 

¡Unidos en la Eucarístia! 

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