Dejar a Dios ser Dios. Oremos por todos nuestros Pastores en especial por nuestro Arzobispo José Guadalupe Martin Rabago en su 50 Aniversario sacerdotal. Hora Santa

Dejar a Dios ser Dios. Oremos por todos nuestros Pastores en especial por nuestro Arzobispo José Guadalupe Martin Rabago en su 50 Aniversario sacerdotal. Hora Santa

Dejar a Dios ser Dios. Oremos por todos nuestros Pastores en especial por nuestro Arzobispo José Guadalupe Martin Rabago en su 50 Aniversario sacerdotal. Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 Mi Jesús Sacramentado en tu Corazón de Pastor queremos depositar a todos nuestros pastores que con tanto amor, paciencia nos guían en nuestro caminar hacia a Ti,  en especial a nuestro Sr. Arzobispo José Guadalupe Martín Rabago, para que los colmes de bienes espirituales en su vida sacerdotal, los ponemos en tus santísimas manos para que los ayudes a perseverar y a permanecer fieles a su vocación. Amén.

  

Lectura del libro del profeta Jeremías 1, 4-12.

El Señor me dirigió la palabra:

–        Antes de formarte en el vientre te escogí, antes de salir del seno materno te consagré y te nombre  profeta de los paganos.

Yo repuse:

–        ¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho.    

El Señor me contesto:

–        No digas que eres un muchacho: que a donde yo te envíe, irás: lo que yo te mande, lo dirás. Nos les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte-oráculo del Señor-

El Señor extendió la mano, me tocó la boca y me dijo:

–        Mira yo pongo mis palabras en tu boca, hoy te establezco sobre pueblos y reyes, para arrancar y arrasar, destruir y demoler, edificar y plantar.

 

Palabra del Señor

Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos guste.

 

Canto.

Dios es mi gozo, mi fortaleza, Dios mi riqueza, Dios mi Señor

Dios mi morada, Dios es mi herencia, para mi alma basta Dios

 

Nada me falta pues todo lo encuentro en Dios mi alma descansa y me envuelve su amor.

Toda mi vida será Señor como una ofrenda de adoración (se repite todo)

 

 

El Primer Amor.

Dejar a Dios ser Dios, Carlos Valles.

“Te vi sonreír al Sagrario en la capilla” me dijo un compañero de devoción en días de jóvenes. Yo me sonroje. Era verdad que lo había hecho y el verme descubierto hizo subir el rubor de mis mejillas. No es que me diera vergüenza, al contrario, me alegraba en el fondo de que mi intimidad con Jesús tuviera un  testigo amigo, pero la misma intensidad del afecto me calentaba el rostro al oírse expresada en palabras de quien entendería el fervor porque participaba en la aventura. Sí, yo había ido a la capilla, había hablado con Jesús, había disfrutado con su compañía, tanto que el gozo interno del encuentro me había asomado al exterior y a alegría del corazón se me hizo sonrisa en los labios. Y alguien lo vio y me lo dijo. Bendita sencillez del primer amor.

El descubrimiento de la persona de Jesús en mi adolescencia, el calor de su amistad, la realidad de su presencia, la majestad de su divinidad y la simpatía humana de su trato formaron una realidad enorme en mi vida sobre la que ha venido todo lo que había de venir después. Sería una actitud todo lo antropomórfica que se quiera, inocente, acrítica, elemental; pero la fuerza y el calor que el sentimiento de amistad personal con Jesús trajo a mis años jóvenes es una experiencia tan intensa y real que sin ella no podría entender mi vida – por muchos que sean los avatares por los que luego ha pasado. De hecho, aquella relación era tan intensamente gozosa que me costaría trabajo desprenderme de ella, como Magdalena de los pies de Jesús la mañana de Pascua, para trascender gozos transitorios y buscar presencias resucitadas.

Releemos en silencio y oramos espontáneamentete de acuerdo a lo que leímos.

 

Oremos a  María santísima

Encomendemos a Nuestra Madre Santísima a todos nuestros Pastores en especial a nuestro  Sr. Arzobispo  José Guadalupe Martin Rabago, para que los asista en todos sus proyectos, le de las fuerzas, la inteligencia y todo lo que ellos necesitan para que puedan realizar la voluntad de Dios en su Sacerdocio.

1er. Misterio. Dios hizo inmensos nuestros corazones en el día de nuestra ordenación para que pudiera caber Él y las almas, y llenó de inmensidad con la luz de su sabiduría, con la dulzura de su amor y con las riquezas de su omnipotencia. La lleno con Él mismo, con su propio Corazón que es la porción de nuestra herencia y de nuestro cáliz.

Agradezcamos  la vida sacerdotal  de todos nuestros Pastores en especial de nuestro Sr. Arzobispo

 

2do. Misterio. Como cada flor tiene su perfume, como cada estrella su brillo, como cada hombre su fisonomía. El amor de un alma puede parecerse al de otra, pero no es igual, sino que cada uno tiene su sabor singular, una manera exclusiva de imitar al amor infinito.

Pidamos para que Dios de Fortaleza a   todos  nuestros Pastores en especial a nuestro Sr. Arzobispo.

 

3er. Misterio. Como Él, el sacerdote debe abarcar en su corazón a todas las almas: las de pobres y ricos, las de sabios e ignorantes, las escogidas y las comunes. Su vida debe ser a cada instante un incendio de amor, una llama inextinguible y devoradora de celo, un amor que no descansa, un celo que no calma.

Pidamos para que sea María quien los acompañe a todos nuestros Pastores en especial  a nuestro Sr. Arzobispo en su soledad.

 

4to. Misterio. ¡Que hermoso, que profundo, que amplio, que constante, que ordenado es el amor sacerdotal, como reflejo del amor de Jesús! Tiene todos sus matices sin perder su divina unidad; abarcando a todas las almas, da a cada una lo que le conviene; se rige por la sabiduría, sin dejar de ser locura; tiene orden, sin tener medida; se inmola sin perder su alegría.

Pidamos para que la alegría de Dios siempre esté presente en la vida de nuestros Pastores en especial  de nuestro Sr. Arzobispo.

 

5to. Misterio. El Sacerdote es activo, sin dejar de ser pacifico; fecundo, sin dejar de ser puro; sereno, sin que excluya todas las santas emociones; apasionado y prudente; dulce y fuerte; condescendiente y firme; inmutable y móvil; desnudo y rico; fuente de todas las alegrías y de todos los dolores.

Pidamos para que todos nuestros Pastores en especial nuestro Sr. Arzobispo siempre se den sin medida.

 

 

 

Oremos en silencio

Presentando todas las necesidades de nuestros Pastores en especial nuestro Sr. Arzobispo, agradeciendo de manera especial su ministerio sacerdotal.

 

 

 

Canto.

Señor yo quiero servirte y quiero vivir el Evangelio,

Yo quiero serte fiel hasta la muerte y ser testigo alegre de tu amor.

Ya no los llamare servidores, si cumplen todos mis mandatos

Serán para siempre mis amigos y no tendré secretos con ustedes.

Ustedes no me han elegido, fui yo quien se fijo en ustedes

Pues quiero que produzcan mucho fruto y ese fruto permanezca para siempre.

Recuerden aquello que les dije, que el siervo no es mayor que su Señor

A mí siempre me han perseguido y a ustedes los perseguirán.

 

Recemos la coronilla de la Misericordia          De rodillas o de pie.

Ofrezcámosla  en agradecimiento por la vida sacerdotal de todos nuestros Pastores en especial por nuestro Sr. Arzobispo  José Guadalupe Martín Rabago.

 

Padre nuestro…Ave María… Credo…

En  las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero

 (3 Veces) 

 

Te amo Oh mi Dios

Te amo, Oh mi Dios, mi único deseo es amarte,

Hasta el último suspiro de mi vida

Te amo, Oh infinitamente amoroso Dios

Y prefiero morir amándote que vivir un instante sin Ti

Te amo, Oh mi Dios y mi único temor es ir al infierno

Porque ahí nunca tendría la dulce consolación de tu amor, Oh mi Dios.

Si mi lengua no puede decir, cada instante que te amo,

Y de amarte mientras que sufro,

Y el día que me muera no sólo amarte

Pero sentir que te amo

Te suplico que mientras más cerca este de mi hora final

Aumentes y perfecciones mi amor por Ti

Amén.

 

 ¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

 

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