El Juicio Final. Oremos para que Dios tenga  misericordia de todos los  pecados  del mundo y pidamos la gracia de tener  un corazón misericordioso.

El Juicio Final. Oremos para que Dios tenga misericordia de todos los pecados del mundo y pidamos la gracia de tener un corazón misericordioso.

El Juicio Final. Oremos para que Dios tenga  misericordia de todos los  pecados  del mundo y pidamos la gracia de tener  un corazón misericordioso.

Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 Dios-lleno-de-Gloria

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 

Padre Santísimo tu que conoces nuestro interior y que sabes todo lo que nos inquieta y preocupa purifica nuestro corazón con tu gracia para que podamos ser instrumentos de paz, caridad y unión para todos nuestros hermanos en especial para los que sufren.

 

 

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 31-46

 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los discípulos: “Cuando venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado de todos sus ángeles, se sentara en su trono de  gloria.” Entonces serán congregadas ante Él todas las naciones  y Él apartara a los unos de los otros, como aparta a las ovejas  de los cabritos y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda.

“Entonces dirá el rey a los de derecha: “Vengan, benditos de mi Padre: tomen posesión del reino preparado para ustedes desde la creación del mundo: porque estuve hambriento y me dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero y me visitaron, encarcelado y fueron a verme”. Los justos le contestaran entonces: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de forastero y te hospedamos o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?  Y el rey les dirá: “Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron.

“Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apártense de mi, malditos: vayan al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles, porque estuve hambriento y no me dieron de comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y encarcelado y no me visitaron”.

“Entonces ellos le responderán: “Señor ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o encarcelado y no te asistimos? Y Él les replicara: “Yo les aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más insignificante, tampoco lo hicieron conmigo”. Entonces irán éstos  al castigo eterno y los justos a la vida eterna”

 

Palabra del Señor.

Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos  llegue al corazón.

 

 

Canto

Cantemos al Amor de los amores, cantemos al Señor, Dios está aquí

Venid adoremos, adoremos a Cristo Redentor.

 

Gloria a Cristo Jesús, cielos y tierra, bendecid al Señor

Honor y Gloria a ti Rey de la Gloria, amor por siempre a ti, Dios del amor.

 

 

El Juicio Final.

 

Jesús, maestro de Salvación. Anselmo Grun

 

Este relato  de la vida cristiana y el amor se entienden de forma universal. El amor al prójimo alcanza a todos los hombres, también a los pobres y necesitados, independiente de que sean o no cristianos. Hay un amor que no se puede contabilizar ellos desconocen que al final es el propio Cristo el que está en el prójimo. Lo que se hace es por decisión propia y no por otros motivos.

 

Los Padres de la Iglesia vieron este texto una exhortación a las obras de misericordia. Los cristianos debían fijarse en los pobres para  calmarles el hambre y la sed, vestirles, curarles y debían visitar a los que estaban  en prisión. La leyenda de San Martin, que compartió su capa con un pobre y luego por la noche vio a Cristo que le cito (Mt 25,40), hizo que este texto  calase profundamente en la conciencia de los cristianos. Orígenes entendió las obras de misericordia no sólo de forma literal, sino también espiritualmente y así hablo de alimentarse con comida espiritual, de vestirse con el traje de la sabiduría y del consuelo espiritual.

 

Hay dos imágenes  de este discurso de Jesús, que suscitaran problemas en muchos lectores. En primer lugar, la propia imagen del juicio. Muchos asocian a ella el miedo y el temblor, temen no salir airosos en el juicio. Tienen delante la imagen del contable divino que pesa sus obras en la balanza. Si tienen poco peso, serán condenados para siempre.

 

El discurso del juicio exhortativo, Jesús quiere exhortarnos a vivir nuestra vida conscientemente. A esta vida según el Espíritu de Jesús está íntimamente unida la buena relación con los demás. El juicio pone de manifiesto hacia donde se dirige nuestro modo de actuar. Es una cuestión de vida o de muerte. Se trata de que el hombre sea juzgado según sus obras y no por el destino. La fe en Jesús, según Mateo se demuestra por el  modo de comportarse y no por la estricta exposición dogmática sobre Jesucristo.

 

Todos los hombres sean cristianos o de otra religión, creyente o ateo, tendrá que presentarse ante Cristo, juez del universo. No nos corresponde a nosotros emitir el juicio, sino a Cristo, que ve el corazón de los hombres. Mateo antes de hablar del juicio, relata la historia de Jesús que es la historia del “Emmanuel” del Dios con nosotros Jesús es el Salvador y Redentor, Por eso mismo debemos confiar en que Jesús como Juez, es también  el Redentor, el que cura nuestras heridas y nos conduce como ovejas perdidas al su Reino. La finalidad de este Evangelio  no es provocar miedo, sino suscitar la capacidad de decisión, la apertura y la solidaridad con los demás.

 

La segunda imagen vinculada al juicio es la de la separación de las ovejas y los cabritos. Los caritos que han de ser sacrificados son colocados a la izquierda, la zona sentenciada y desgraciada y el resto a la derecha, la zona de la suerte. Igual que ocurre con la imagen del juicio, también  esta imagen de la separación suscita miedo en muchas personas que se preguntan si estarán situadas a la derecha o a la izquierda. Esta imagen no solo se relaciona con el juicio final, sino también con nuestro comportamiento actual. Aquí y ahora. Jesús quiere ponernos en la tesitura de tomar una decisión sobre nuestro modo de actuar que se corresponda con sus mandatos. No podemos vivir de forma inconsciente, sino que debemos tomar decisiones en cada momento a favor de la vida y de los hombres que tenemos alrededor. Se trata de distinguir si nuestra forma de actuar expresa la voluntad de Dios o no, si está al servicio de los demás o no. Y más tarde, en el momento de la muerte, Dios pondrá de manifiesto en nosotros lo que ha presentado su amor en nuestro interior.

 

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

 

Canto

Viva Cristo rey….

 

 

Oremos a nuestra Madre Santísima

Madre intercede por nosotros para que seamos misericordiosos como nuestro Padre celestial lo es con todo el mundo  ayúdanos hacer compasivos con los que sufren hambre, enfermedades y angustias.

 

 

1er. Misterio. El encuentro con Dios en la muerte prolonga nuestra decisión a favor de Dios y de su amor y nos conduce a la separación de nosotros mismos. Ante Dios reconoceremos como hemos actuado a lo largo de nuestra vida en relación a Él y en relación con los demás.

Pidamos que el amor a Dios se manifieste hacia los demás.

 

2do. Misterio. Este encuentro puede ser un doloroso proceso de reconocimiento, pero debemos confiar en la misericordia de Dios.  Meditemos hacia qué rumbo dirijo mi alma con mis actos

Pidamos misericordia por todos nuestros pecados y los del mundo entero.

 

3er. Misterio. La imagen de la separación y de la exclusión quiere incitar en nosotros  la decisión de un cambio de vida permanente, ahora que aún hay tiempo.

Pidamos una verdadera conversión.

 

4to. Misterio. Jesús es el Juez del universo, Él es un Dios bondadoso y compasivo, pero  debemos estar  alertas, porque  la vida nadie la tiene segura,  por lo que nos invita a no estar confiados sino preparados  para cuando Él venga.

Pidamos la gracia de estar vigilantes en nuestra vida diaria.

 

5to. Misterio.  Nuestro interior debería estar lleno de amor pues Dios habita en él,  la indiferencia hacia el necesitado mancha nuestro corazón.

Pidamos un corazón puro y compasivo.

 

 

 

 

Recemos la Coronilla de la Misericordia       De rodillas o de  pie

Ofrezcámosla para  que nuestros actos nunca alejen a Jesús de nuestro corazón.

 

Padre nuestro…Ave María… Credo…

En  las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.

 

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

 

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

 

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero

 (3 Veces) 

 

 

Oremos en Silencio

Por las necesidades en todo el mundo en especial por la paz en Siria y por nuestros hermanos de Filipinas .

 

 

Los momentos que nos quedan reparemos el Corazón de Jesús que sufre por todos los sacrilegios cometidos en las diversas Iglesias del mundo y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas, oremos para que el Espíritu Santo, les dé luz y conversión  y a todos nos permita realizar buenas y sinceras confesiones.

 

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón:

 

Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.

 

Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios cometidos.

 

 

 

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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