Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 25. Soy la Aurora y os anuncio el gran día del Señor.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 25. Soy la Aurora y os anuncio el gran día del Señor.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33
Día 25. Soy la Aurora y os anuncio el gran día del Señor.

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Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.

 

1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

 

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

 

Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

 

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

 

Día 25. Soy la Aurora y os anuncio el gran día del Señor.

Hijos carísimos: soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor. Aurora que os pide levantar vuestras suplicas y ruegos al Cielo porque los hombres se han alejado del Señor, se han dejado seducir por pensamientos heréticos y anatemas, por filosofías llamativas y extrañas que los sustraen de la verdad.

 

Soy Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor. Aurora que os pide permanecer con vuestros ojos bien abiertos, porque la apostasía lentamente está desmoronando la Iglesia; la difusión del error se propaga cada vez más; error que lleva a negar las verdades de la fe y a cuestionar la sana doctrina y el Magisterio de la Iglesia.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor.

 

Aurora que os llama a consagraros a mi Inmaculado Corazón; consagración que os adentrará en las finas del Ejército Victorioso.

 

Ejército capitaneado por esta humilde sierva del Señor. Sierva que os conducirá por los caminos de Dios, sierva que os enseñará la manera para que derrotéis al enemigo. Sierva que os arropará bajo los pliegues de su Sagrado Manto. Sierva que os ocultará en su purísimo Corazón para que el adversario no os arrastre al abismo de la perdición.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; día que eirá precedido de acontecimientos que os mostrarán que estáis en el final de los tiempos; tiempos de tribulación y de justicia, tiempos en que se prepara a escondidas un cisma que pronto será descubierto y proclamo.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; pero antes Dios enviará dos castigos: uno por medio de guerras, revoluciones y males. Y el otro será enviado desde el Cielo, una oscuridad intensa que durará tres días y tres noches, días en que los enemigos de la Iglesia morirán, excepto unos cuantos que el Señor tendrá misericordia de ellos y se convertirán; días en que los demonios espantosas y horrorosa.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; día en que los cielos temblarán, día en que los rayos y relámpagos caerán a la tierra como nunca se ha visto en el mundo.

 

Soy Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; día en que brillaré en estos últimos tiempos para atraer el mayor número de almas a una vida de gracia. Almas que serán salvadas porque serán protegidas bajo mi amparo maternal; almas que serán escogidas para la Iglesia Remanente; almas que, algunas de ellas, han sido elegidas para la Nueva Jerusalén, para los cielos nuevos y la tierra nueva.

 

Soy Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor, día que sólo es conocido por el Padre Eterno, día en que el Señor vendrá inesperadamente y el mundo entero no estará preparado para recibirlo, día que vendrá para instaurar su reinado en la tierra.

Soy Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor, porque muy pronto Él vendrá a purificar y a transformar la tierra entera; muy pronto Él vendrá para derrotar a Satanás y enviarlo al infierno con todos sus secuaces; muy pronto Él vendrá con todo su esplendor y gloria para reinar por años sin término.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; el proceso de purificación no se postergará más, la gran catástrofe se os aproxima; catástrofe menos rigurosa por las oraciones y sacrificios de las almas victimas en toda la tierra; almas que son pequeños pararrayos del Pararrayos que es Jesucristo, Victima Divina.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; pronto descenderé vestida de sol para aplastar con mi talón la cabeza de la serpiente; pronto mi Inmaculado Corazón Triunfará y el Sagrado Corazón reinará eternamente.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; pronto porque reinará la paz y el amor; muy pronto habrá un solo rebaño y un solo pastor, muy pronto la tierra se convertirá en un hermoso jardín; jardín en el que todos los hombres darán honra y gloria al santo Nombre de Dios.

 

Soy la Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor. Su segunda venida está muy próxima; mi Ejército Victorioso vencerá al dragón rojo y a la bestia negra, mi Ejército Victorioso será marcado en la frente y en la mano, es decir, el intelecto y la actividad humana; sello que os hará elegidos del Altísimo, sello que os pondrá en el resto fiel de la Iglesia. Resto que será defendido por San Miguel Arcángel y protegido por María, Madre de Dios y Madre Vuestra.

 

Soy Aurora que se levanta para anunciar el gran día del Señor; día en que veréis grandes señales en el cielo; señales que os anuncian su segundo advenimiento.

 

 

Virtud de la discreción

La discreción es una virtud que os hace silenciosos, es una virtud que os hace prudentes, es una virtud que os hace agradables para los hermanos que tenéis a vuestro alrededor.

 

La discreción es delicadeza del corazón, es suavidad del alma y es refrigerio para el espíritu del quien la posee.

 

La discreción es la virtud que adorna vuestro corazón de esbeltos girasoles, girasoles que son signo de la presencia de Dios, son signo de las manos creadoras del Artífice del Cielo.

 

La discreción es el camino que os lleva a la adquisición de la Sabiduría. Sabiduría que no encontraréis en los libros. Hijos amados, la encontráis solamente en las Sagradas Escrituras.

Pedid al Señor que os adorne con esta preciosísima virtud.

 

Las almas que la poseen, poseen en sus vidas un gran tesoro del Cielo. Conservé discreción en mi vida, en ningún momento me mostré como la Madre de mi Señor, como la Madre del salvador, como la Madre de Dios. Guardé silencio frente a las palabras en el momento de la Anunciación. Guardé silencio en el nacimiento de mi Hijo Jesús. Guardé silencio en muchos de los acontecimientos de la vida sobrenatural del Hijo del Altísimo.

 

Dios adornó mi Corazón con esta rosa preciosísima del Cielo: la virtud de la discreción.

 

Como zarandeando la criba queda el polvo o tamo, así del pensar nace la ansiedad del hombre. En el horno se prueban las vasijas de tierra; y en la tentación de las tribulaciones los hombres justos. Como el cultivo del árbol se muestra por su fruto, así por la palabra pensada se ve el corazón del hombre. No alabes a un hombre antes que haya hablado; porque en el hablar se dan a conocer los hombres. Si tú vas en pos de la justicia, la alcanzarás, y te revestirás de ella como de una vestidura talar de gloria; y con ella morarás, y ella te amparará para siempre, y en el día de la cuenta hallarás en ella apoyo. Las aves van a juntarse con sus semejantes: así la verdad va a encontrar a los que la ponen en práctica. El león va siempre en busca de presa: así el pecado arma lazos a los que obran la iniquidad. El hombre santo persevera en la sabiduría como el sol: más el necio se muda como la luna. En medio de los insensatos no hables, y reserva las palabras para otro tiempo; pero asiste de continuo en medio de los que piensan como juicio. La conversación de los pecadores es insoportable; porque ellos hacen gala de las delicias del pecado. La lengua que jura mucho, hará erizar el cabello, y su irreverencia le hace a cualquiera tapar las orejas. Paran en derramamiento de sangre las riñas de los soberbios, y da pena el oír sus maldiciones.

 

Quien descubre los secretos del amigo, pierde el crédito, y no hallará un amigo a su gusto. Ama al amigo, y sé leal con él. Porque si descubrieres sus secretos, no lo volverás a ganar. Porque el hombre que viola la amistad que tenía con su prójimo, es como quien pierde al amigo por morirse éste. Y como uno que se deja escapar de la mano del pájaro, así tú dejaste ir a tu amigo, y ya no lo recobrarás. No lo sigas; porque está ya muy lejos, habiendo huido como un gamo que escapa del lazo, por haberlo tú herido en el alma. Jamás podrás atraerlo a ti: porque después de la injuria de palabras se halla resarcimiento, o hay lugar a la reconciliación; mas el revelar los secretos del amigo, quita toda esperanza al alma desgraciada que ha incurrido en esta falta.

(Eclesiástico 27, 5-24)

 

 

Ved, hijos míos, que las sagradas Escrituras os enseñan a vivir, os enseñan a comportaros. Por eso, mis pequeños, sed bien discretos en el hablar y encontrareis finura. Sed discretos en el hablar y hallaréis regocijo. Sed discretos en el hablar y os encontraréis con un tesoro de incalculable valor.

 

 

3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

 

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

 

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

 

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

 

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.

Amén.

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