Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 7. Reparad y ofreced sacrificios.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 7. Reparad y ofreced sacrificios.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33.
Día 7. Reparad y ofreced sacrificios.

 

 

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Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.

 

 

1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

Dio mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

Día 7. Reparad y ofreced sacrificios.

Enero 4/10 (4:30 p.m.)

Hijos míos: el refugio de mi Inmaculado Corazón se halla abierto para todos vosotros; en él encontraréis asilo, protección; en él os sentiréis seguros, convencidos que el enemigo no se atreverá a tocaros.

 

Reparad por tantas ofensas y sacrilegios que recibe Jesús en el Santísimo Sacramento. Reparad y ofreced sacrificios porque el pecado ha llegado al colmo de la desfachatez. La copa del Padre rebosa. Muy pronto desatará su justa cólera sobre toda la humanidad; os ha llegado el momento que todo se cumplirá. El castigo no podrá aplazarse más, porque muchas almas están en peligro de condenación. Muchas almas hieren el Santísimo Corazón de Jesús con su iniquidad. Muchas almas han llegado al tope del descaro, muchas almas han abierto las puertas a la tentación, muchas almas abusan de la misericordia de Dios; muchas almas irán a parar en el Infierno porque no cumplen con los mandamientos; hacen de su vida un carnaval, una fiesta; muchas almas huelen a podredumbre, porque nada bueno hay en sus corazones; muchas almas retan al Señor, postergando para mañana su conversión. Muchas almas se han hecho cómplices del mismo demonio.

 

Hijos amados: os quiero recordar, por última vez, parte del mensaje que Jesús dio al Padre pío en 1950: gran parte de la humanidad será destruida, como los habitantes de Sodoma y Gomorra, porque no han acogido el mensaje liberador de Jesús, se han apartado de su lado, andan por el camino que los llevará a la perdición.

 

Hijos amados: cuando veáis alteraciones en el sol, en la luna, y en las estrellas: estad preparados, porque muy pronto se dará inicio a las 72 horas, profetizadas en las Sagradas Escrituras; horas que partirán de una noche fría, noche en que soplara el viento; noche en la que se escuchará el tronar de los rayos, noche en la que caerá una lluvia persistente de fuego; noche en la que el viento esparcirá, por toda la tierra, gases venenosos; noche en la que debéis tapar puertas y ventanas para que no veáis la guerra desatada ente el Cielo y el Infierno, porque si miráis; pereceréis súbitamente; noche en la que debéis arrodillaros frente a un crucifijo y pedir la protección celestial; noche en la que debéis orar, postrados o con los brazos en cruz, pidiendo mi protección Maternal, noche en la que las almas estén en estado de gracia y pidan mi amparo, nada les sucederá; las almas inocentes y buenas que mueran, serán tomadas como mártires ; noche en la que debéis encender una vela bendita y rezar el Santo Rosario y la coronilla de protección: Quien como Dios nadie como Dios, orando con vuestra mente y con vuestro corazón; noche en la que debéis guardar los animales, ellos también son hechuras de Dios; noche en la que muchos morirán de miedo, de desesperación; noche en la que los malvados serán aniquilados; noche en la que los elegidos no deberán dormir.

 

Hijos carísimos: una vez pasadas las 72 horas: el sol reaparecerá. Reinará una gran paz. Jesús será amado, adorado y glorificado. La Iglesia vivirá humildemente y practicar las virtudes de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote. No existirá divisiones, todos vivirán en el santo temor de Dios.
“más en orden del día y a la hora, nadie lo sabe, ni aun los ángeles del cielo, sino sólo mi Padre” (Mateo 24,36)

 

Comprended que: os ha llegado la hora, ya no hay tiempo para las diversiones, el poco tiempo que os queda es para orar, hacer penitencias, ayunos, mortificaciones.

 

Volved vuestros ojos y vuestro corazón al Señor. Él os espera para perdonaros, para purificaros y limpiaros en los Ríos de la Gracia.

 

Dejad las cosas del mundo, convertíos enteramente a Dios.

 

Orad, orad porque la astucia de Satanás ha sembrado confusión en todo el mundo; confusión que lleva a la perdida de la fe; confusión que lleva a los hombres tras los cuentos, tras las fábulas.

 

Orad, orad para que mis últimos mensajes se extiendan por toda la tierra, mensajes esperanzadores, mensajes que habrán de tocar los corazones de los hombres llevándolos a la conversión.

 

Orad, orad para que la humanidad entera se consagre a mi Inmaculado Corazón. Corazón que es refugio seguro en este final de los tiempos. Corazón que arde en la llama del Amor Santo para todas las creaturas. Corazón que os fortalecerá cuando sintáis miedo. Corazón que es oasis de paz cuando os sintáis inquietos.

 

Virtud de la obediencia

Mis pequeños: os quiero instruir en la virtud de la obediencia porque si sois obedientes escalaréis altas cimas a la santidad.

 

Obedeced a las mociones del Espíritu Santo. Él sopla porque si, su hálito Divino os mueve, os impulsa a seguir el frescor de su viento, el suave oleaje de su presencia.

 

Caminad impulsados por su voz.

 

Parad por instantes a los ímpetus de vuestro corazón y discernid si es Voluntad de Dios.

Lo que previene de Él os debe dar paz.

La desazón y turbación de espíritu no provienen de Dios.

La obediencia pule la aspereza de vuestro corazón, lima lo bruñido de vuestra vida y da forma a lo tosco de vuestro ser.

 

La obediencia os hace (como madera sin forma que, en las manos del ebanista, a costa de esfuerzo y de trabajo constante os va tallando hasta construir su obra) obras perfectas.

 

La obediencia es signo de que Dios está en vosotros y signo de que lo que hacéis, así camine en contra vía a vuestros gustos e intereses, es para dar gloria a su nombre.

 

Sed obedientes como mi Hijo Jesús fue obediente al Plan Salvífico de Dios. Él no opuso resistencia a su Gran Misterio.

 

Lo acepto a pesar del sufrimiento y vejámenes que tendría que soportar con tal de obedecer a su Padre, para rendirle tributo con su muerte en cruz. Sed obedientes como los primeros discípulos, discípulos que lo dejaron todo, lo arriesgaron todo para seguir sus huellas, para abrazar la cruz, porque todo seguimiento implica renuncias y sacrificios que duelen. Sed obedientes como los Patriarcas y Profetas, hombres recios y templados en la fe.

 

Hombres de sandalias desgastadas que obraron de acuerdo al querer de Dios.

 

Sed obedientes como los Apóstoles, ungidos de Dios que se dejaron moldear, triturar y amasar para dar gloria al Dios que los llamo. Sed obedientes como lo fui yo, no me cuestione al plan de Dios, me puse en sus manos para que me guiara en su caminar.

Me abandone por completo a su proyecto de amor.

3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

 

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.
Amén.

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