Meditación de las Horas Nocturnas VIII. Reparad por aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes.

Meditación de las Horas Nocturnas VIII. Reparad por aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes.

Meditación de las Horas Nocturnas
VIII. Reparad por aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes.

La-Mejor

Coronilla del Amor

En las cuentas del Rosario:

En las cuentas grandes:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Sed nuestro amor y salvación.

En las cuentas pequeñas (10 veces):
Jesús, María os amo. Salvad almas.

Al final del Rosario, repetir tres veces:
Sagrados Corazones de Jesús y de María:
Haced que os ame cada vez más.

 

Jesús:

Hijo amado: venid a nuestro encuentro de amor.
Os espero para calentaros en la llama de mi Amor Divino. Os espero para que seáis mi centinela en esta noche.

Os espero para que levantéis vuestras manos al Cielo y pidáis misericordia para los pecadores.

Os espero para que os apoyéis en Mí porque soy vuestro Báculo, vuestro Soporte, vuestro estandarte. Vos que formáis parte de este apostolado de reparación. Vos que no conciliáis el sueño sin antes haber cumplido con este compromiso de amor: os pido que reparéis en esta noche por todas aquellas mujeres que son foco de tentación, de tropiezo y de caída para mis sacerdotes, para mis ungidos, para estos hombres valerosos que tienen una gran misión en la tierra.

Hombres que deben ser otros Cristos en el mundo. Hombres que deben brillar por su santidad, por su ejemplo de vida. Hombres que deben tener un corazón diáfano, libre de toda atadura, de toda mancha. Hombres que han de rechazar de plano los asuntos del mundo porque su vocación apunta a las cosas del cielo, a encaminar a mi grey a la Patria Celestial.

Reparad porque algunas mujeres son instrumentos de Satanás; algunas mujeres están poseídas por un espíritu de desenfreno sexual.

Algunas mujeres fijan su mirada en alguno de mis sacerdotes y no descansan hasta no haber logrado sus propósitos mezquinos, ruines.

Reparad para que estas mujeres vuelvan sus ojos y su corazón a Mí. Mujeres que traen consigo, perdición. Mujeres que son más malditas que Judas porque se han metido con lo más amado, con lo más apetecido de mi Divino Corazón.

Reparad para que estas pobres hijas, que se han desviado de mi camino, purifiquen sus corazones en los Ríos de la Gracia. Porque el hedor que llevan dentro es mortecino, nauseabundo.

¡Cómo agoniza mi Sagrado Corazón cuando uno de mis hijos predilectos cae en la seducción, en las apetencias de la carne, mejor sería que no hubiesen nacido!

Reparad, también, por ellos porque padecen soledad e incomprensión.

¡Cómo agoniza mi Sagrado Corazón! Cuando veo que estas almas caminan a una velocidad vertiginosa a la perdición, rogad para que vuelvan hacia Mí como hijos pródigos. Yo les perdonaré porque mi Corazón sobreabunda en misericordia.

 

Alma Reparadora:

Sufriente Jesús mío: ¡Cómo me conduele mi corazón al saber de vuestros padecimientos! Padecimientos que os llevan a una pasión mística porque son muchos los hombres que os maltratan con su vida de pecado; pecado que deforman sus almas, pecado que los separa de Vos cortando todo nexo con el Cielo.

Sufriente Jesús mío: no sé cómo expresaros el gran amor que os tengo; no hay palabras para deciros lo que siento, basta con miraros, con recrearme ante vuestra singular belleza y mi corazón rebosa, palpita con ímpetu, con vehemencia.

Sufriente Jesús mío: como sois el aliciente para vivir: heme aquí en esta noche cumpliendo con vuestro mandato de amor; reparar por estas pobres mujeres que no alcanzan a sopesar la dignidad del sacerdocio; no miden las consecuencias de sus actos; actos repudiados por vuestro Sacratísimo Corazón; actos deplorables para el Cielo, actos que son causa de condena y muerte segura.

Sufriente Jesús mío: recibid el sacrificio de esta noche; descansad en mi corazón; entregadme parte de vuestro dolor porque no soporto veros triste, acongojado por el trágico final de estas almas ; almas que deben acudir de inmediato a Vos y pediros perdón; almas que deben llorar y expiar sus culpas; almas que deben vivir en continua mortificación y penitencia porque han usurpado algo que no les pertenecía; han tocado propiedad ajena; se han involucrado con lo más amado, lo más querido en esta tierra.

Sufriente Jesús mío: llamada a una conversión perfecta a estas almas que laceran vuestro Divino Corazón; dadles una última oportunidad; demostradles que sois fuente inagotable de misericordia; llenadles los vacios de su corazón y suplidlos con vuestro puro amor.

Sufriente Jesús mío: compadeceos de ellas y de los sacerdotes que han caído en el fuego ardiente de la perdición; desatadlos de las oxidadas cadenas que los esclavizan; corred el velo de oscuridad que cubren sus ojos y permitidles ver la luz; luz radiante, inmarcesible; luz fulgurante que brotan de vuestras Santas Llagas.

Sufriente Jesús mío: tomad esta hora nocturna de reparación y apresuraos en vuestra segunda venida porque el mundo se ha corrompido, el mundo camina sin Dios y sin Ley.

 

 

Oración.

¡Dios de Amor! ¡Padre de Bondad! Por los méritos, por los ruegos y sufrimientos de vuestro Hijo muy amado, dad luz a estas almas para que lleguen a rechazar el mal y abrazar con decisión Vuestra Voluntad Santísima. No permitáis que sean causa de tanto daño para ellas y para otras almas inocentes y puras.
Amén

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