Devoción al Sagrado Corazón de Jesús Para todos los días del mes. Día 29. Jesús habla acerca del perdonar a los demás.

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús Para todos los días del mes. Día 29. Jesús habla acerca del perdonar a los demás.

Devoción al Sagrado Corazón de Jesús
Para todos los días del mes. Día 29
Jesús habla acerca del perdonar a los demás.  (Papa Pío XII)

Papa-Pio-XII-y-Cristo- Rey

 

En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Acto de Contrición

Misericordia, Señor, hemos pecado. Por tu inmensa compasión borra nuestras culpas. Contra Ti, contra Ti sólo pecamos. Cometimos las maldades que Tú aborreces. Aparta de nuestros pecados tu vista. Borra de nuestras almas toda culpa. Oh Dios crea en cada uno un corazón puro, y no alejes de nosotros tu Santo Espíritu. Como se aleja el Oriente del Occidente, así tú alejas nuestros pecados. Tú perdonas nuestras faltas. Eres compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia. No nos tratas como merecen nuestros pecados ni nos castigas como lo exigen nuestras culpas. Como se eleva el cielo sobre la tierra, así se eleva tu bondad sobre nosotros. Como un padre siente ternura por sus hijos, así Tú, oh Dios, sientes compasión por tus servidores. Sabes de qué estamos hechos y recuerdas que somos barro. Tu misericordia, Señor, dura por siempre. Recuerda Señor que tu ternura y tu misericordia son eternas: no te acuerdes de nuestros pecados ni de las maldades de nuestra vida pasada. Acuérdate de nosotros con misericordia, por tu bondad, Señor. Por el honor de tu Nombre perdona nuestras culpas que son muchas. Te lo suplicamos en el nombre de Jesucristo tu Hijo nuestro Señor, quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

Acto de Consagración

Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano; míranos humildemente postrados ante tu altar. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y, para que podamos hoy unirnos más íntimamente contigo, cada uno de nosotros se consagra espontáneamente a tu Sagrado Corazón.

Es verdad que muchos jamás te conocieron, que muchos te abandonaron después de haber despreciado tus mandamientos; ten misericordia de uno y de otros, benignamente Jesús, y atráelos a todos a tu Santísimo Corazón.

Reina, Señor, no solamente sobre los fieles que jamás se apartaron de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te abandonaron, y haz que estos prontamente regresen a la casa paterna, para que no perezcan de hambre y de miseria.

Reina sobre aquellos a quienes traen engañados las falsas doctrinas o se hallan divididos por la discordia, y vuélvelos al puerto de la bondad y a la unidad de la fe, para que en breve no haya sino un solo redil y un solo Pastor.

Concede, Señor, a tu Iglesia, segura y completa libertad; otorga la paz a las naciones y haz que del uno al otro polo de la tierra resuene esta sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos vino la salud: a Él sea la gloria y el honor por los siglos de los siglos. Amén.

Padrenuestro… Avemaría… Gloria al Padre…

 

 

Día 29
Jesús habla acerca del perdonar a los demás.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-35

Pedro se acercó entonces y le dijo: “Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces? Dícele Jesús: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.”

“Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que le fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase. Entonces el siervo se echó a los pies, y postrado le decía ‘Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré.’ Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó ir y le perdonó la deuda. Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes. Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti? Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.”

Palabra del Señor.

 

 

 

Plegaria

Oh Corazón de Jesús,

Dios y hombre verdadero,
Refugio de los pecadores y esperanza de los que en ti confían.

Tú nos dices amablemente:
“Vengan a mi todos los que tienen penas y angustias y yo los aliviaré.
Aprendan de mí que soy manso y humilde de Corazón
Y hallaran la paz para sus almas.
Si quieren agradarme, confíen en mí,
Si quieren agradarme más, confíen más,
Si quieren agradarme inmensamente, confíen inmensamente en mí”.

 

Animados con estas palabras acudimos a ti con el corazón lleno de confianza
Porque jamás se ha oído decir
Que alguno que haya acudido a tu bondad y haya quedado frustrado en su esperanza.

Por eso te suplicamos:
En las alegrías y tristezas,
En las prosperidades y adversidades…
Corazón de Jesús, en ti confío.

En los negocios y trabajos; en los problemas con la familia.
Corazón de Jesús, en ti confío.

En las tentaciones del demonio y en los ataques de las propias pasiones…
Corazón de Jesús, en ti confío.

En las persecuciones de los enemigos y en los ataques y calumnias…
Corazón de Jesús, en ti confío.

En las enfermedades y penas, en las dificultades y peligros…
Corazón de Jesús, en ti confío.

En la vida y en la muerte; siempre y en toda ocasión…
Corazón de Jesús, en ti confío.
Amén. 

 

 

 

El Papa Pío XII y la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Papa-PioXII
El muy sabio Pontífice Pío XII envió hacia el año 1950 al mundo entero una Carta Encíclica titulada: “Haurietis Aquas” (“Sacaréis Aguas con gozo de las fuentes de la salvación” Is 12), acerca de la Devoción del Sagrado Corazón de Jesús. Es probablemente el documento más importante que se ha escrito respecto a esta Devoción. Cuando algunos espíritus demasiado atrevidos empezaron a poner en duda el valor de la Devoción al Sagrado Corazón de Dios, el Sumo Pontífice publicó la importantísima Encíclica, con la cual quedó definitivamente aprobada y recomendada la Bella Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

(Las Encíclicas son cartas circulares que los Sumos Pontífices mandan a la Iglesia Universal y tienen carácter infalible)

 

Pensamientos del Santo Papa Pío XII

Hablando a los esposos les decía el Santo Padre: “Tengan en su casa el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús, en un sitio de honor y bien visible, y ríndanle homenajes de Honor, Devoción, respeto, y verán cómo él será una fuente de bendiciones. El cuadro del Corazón de Jesús, si es honrado y venerado, podrá obtener lo que el Arca de la Alianza conseguida para los sitios donde llegaba: llenarles de ayudas admirables de Dios. No olvidemos que Jesús dijo: “A quien me reconozca públicamente delante de la gente de esta tierra, yo le reconoceré delante de los ángeles del cielo.”

Y el insigne Pontífice descendía hasta los detalles, diciendo: “Que ante la imagen del Sagrado Corazón de cada hogar haya una mano cariñosa que ponga flores de vez en cuando, y si no hay peligro, encienda allí una lamparita, y que no deje la familia de reunirse ante ella para decirle alguna oración.”

“Ojala cada persona, cada hogar, cada familia se consagre al Corazón de Jesús ofreciéndole lo que es, lo que posee, y lo que desea ser y obtener, y colocando su voluntad enteramente en las manos del buen Dios, confiando en su infinita misericordia”.

“Con la Devoción al Sagrado Corazón queremos honrar la persona de Jesús, su amor, la inmensa bondad y misericordia que ha tenido hacia cada uno de nosotros. El objeto de esta Devoción es la persona misma de Jesucristo y el amor que Jesús ha tenido y nos tiene, y su fin principal es el de devolverle por todos los medios, Amor por amor.”

“La Consagración al Sagrado Corazón nos lleva a no dividir nuestro amor entre Dios y el pecado, y así consagrarnos totalmente a servir a Jesucristo y a buscar que Él sea más amado y más conocido. Con esto obtendremos que su poder infinito se encargue de santificarnos y salvarnos. ¡Ah, si cada creyente se consagrara al Sagrado Corazón de Jesús, el reino de Jesucristo estaría asegurado!”.

Después de varias horas de agonía, en las cuales cada minuto parecía una eternidad, Jesús dio el último grito entonando su última oración, y su Corazón, ese Corazón, el más santo de todos los corazones, dejó de palpitar. Luego, el soldado le atravesó con su lanza el costado para que hasta las últimas gotas de su Sangre fueran derramadas por nuestra salvación. A ese Corazón amabilísimo, herido por nuestras maldades y que sólo sabe amarnos y perdonarnos, es al que honramos con la Devoción al Sagrado Corazón de Jesús”.

 

 

 

Práctica: haré frecuentes actos de amor a nuestro Señor, por ejemplo, diciendo varias veces “Señor, tú sabes que te amo. Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te amo”. “¡Oh Jesucristo: yo te amo! Haz que te ame cada vez más y mejor.”

 

Gozos

Pues eres de nuestro amor el más tierno y dulce encanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

I
En este Pan, escondido se encuentra tu Corazón, para dar paz y perdón al que llega arrepentido; escucha, pues, el gemido que eleva el alma; entre tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

II
Tu Santa Cruz es el emblema de tu ternura y amor, asilo del pecador, consoladora en la pena; y por esto el alma llena de gratitud, alza un canto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

III
Con la corona ceñida de espinas, tu Corazón nos muestra la compasión que por el hombre has tenido, y por eso nuestro olvido te hace sufrir, ¡Oh Amor Santo!
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

IV
Con una lanza atrevida abrió el soldado tu pecho, y allí nos das el derecho de ir a buscar acogida; por esto el alma afligida cambia en gozo su quebranto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

V
De tu entreabierto costado brota a torrentes la vida; en él encuentra acogida el triste, el desamparado; por eso el que te ha gustado, te dice lleno de encanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.
VI
Mas no tan sólo el costado la cruel lanza desgarró; a tu Corazón llegó dejándolo atravesado, ¡Oh, cuánto, Jesús amado, te debe mi alma! Por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

VII
Aquí en este Sacramento de tu Corazón palpitante nos brinda, Jesús amante, el más sabroso alimento; eres de amor el portento que asombra al mundo y por tanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

VIII
Conociendo tu ternura ¿Cómo puede el pecador abandonarte, Señor, por buscar a la criatura? Venga, pues, toda alma pura y diga bañada en llanto,
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

IX
Por las penas interiores de tu amable Corazón haz que en santa contrición te busquen los pecadores; escucha nuestros clamores y pon fin a nuestro llanto.
Todos los pueblos te adoren, Corazón amable y santo.

 

Oración final

Acto de fe, esperanza y caridad.

Dios mío, creo en Ti, fortalece, Señor, mi fe.

Espero en Ti, afirma mi esperanza.

Te amo con todo mi corazón; enciende mi amor.

Me pesa de haberte ofendido; aumenta mi dolor.

Te adoro como a mi primer principio; te deseo como a mi último fin.

Te doy gracias como a mi continuo bienhechor; te invoco como a mi soberano defensor.

Dígnate Dios mío, dirigirme con tu justicia, consolarme con tu misericordia y ampararme con tu poder.

Te consagro todos mis pensamientos, palabras, obras y trabajos; a fin de que de hoy en adelante piense siempre en Ti, hable de Ti, obre según Tú y padezca por Ti

Señor, hágase en mi y en todas mis cosas tu Santísima Voluntad, en tiempo y en eternidad.

Te suplico que ilumines mi entendimiento, fortalezcas mi voluntad, purifiques mi corazón y santifiques mi alma.

Socórreme, Señor con tu gracia para vencer la soberbia con la humildad, la avaricia con la generosidad, la pereza con la diligencia, la lujuria con la mortificación, la envidia con la caridad, la ira con la paciencia, la gula con la abstinencia, la tibieza con el fervor; y todas mis inclinaciones y afectos desordenados con tu Santo temor y amor.

Amén.

Oremos

Te pedimos, Dios Todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza de tu amor que resplandece en el Corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes.

Dios de amor, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos obras de reparación y desagravio, y obtengamos el perdón de nuestros pecados y un aumento y progreso de nuestro amor hacia ti. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina y es Dios por los siglos de los siglos.

Amén.

En el nombre del Padre y….

 

 

Si Dios está con nosotros ¿Quién podrá contra nosotros?

 

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