Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales” Medios para hacer esta segunda purificación.

Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales” Medios para hacer esta segunda purificación.

Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales”

Medios para hacer esta segunda purificación

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Conocer el mal que el pecado nos ha hecho: el medio y fundamento de esta segunda purificación es la viva y frecuente aprehensión del grave mal que el pecado nos ha causado, por cuyo medio nos disponemos a una profunda y vehemente contrición.

A mayor contrición mayor purificación

De la misma manera que la contrición con ser verdadera, por pequeña que sea, y principalmente juntándose a la virtud de los sacramentos, nos purifica suficientemente del pecado, cuando es grande y vehemente, nos purifica de todas las aficiones que penden del pecado.

Un rencor, un aborrecimiento flaco y débil es causa de que veamos de mala gana a aquel que aborrecemos, y nos hace huir de su compañía, pero si es un rencor mortal y violento, no solo aborrecemos a aquel a quien le tenemos, sino que aborrecemos y huimos la  conversación de su parentela y amigos, y cuanto más su retrato o cosa que se le parezca.

Contrición: es el dolor profundo de haber ofendido a Dios.

 

Así, cuando el penitente no aborrece el pecado sino por una ligera, aunque verdadera contrición, es verdad que se resuelve a no pecar más, pero cuando le aborrece con una contrición grave y rigurosa, no sólo abomina el pecado,  sino antes, toda la aflicción y dependencia que de él procede. No es, pues, necesario, procurar por nuestra contrición y arrepentimiento sea la mayor que podamos, Para que así se extienda hasta la mayor parte del pecado.

 

 De esta forma, la Magdalena, en su conversión, perdió el gusto del pecado y los vanos placeres que en el hallaba, que jamás volvió a pensar en ellos, y David declaraba no aborrecer solamente el pecado, sino también todas sus sendas y caminos: de tus preceptos saco inteligencia; por eso detesto toda falsa senda.

 

En este punto, pues, consiste el renuevo del alma, que este mismo profeta compara al renuevo del águila: el saca de bienes tus anhelos, y como un águila se renueva tu juventud.

Salmo 118, 104, 128, 102

 

¿Cómo llegar a este conocimiento y contrición?

Para venir, pues, a esta aprehensión y contrición, es necesario que te ejercites con cuidado en las meditaciones siguientes, que, si son bien practicadas, desarraigaran de  tu corazón (mediante la gracia de Dios) el pecado y las principales aficiones del pecado. Para este uso las he hecho expresamente.

 

¿Y cómo hacer las meditaciones?

Harás una después de la otra, como las he señalado, sin tomas más de una para cada día. Si es posible, las harás por la mañana, porque es el tiempo más propio para todas las actividades del espíritu. Y las volverás a meditar y considerar el resto del día. Si no estás acostumbrada a meditar, ten presente lo que trato de ella en la segunda parte de la introducción a la vida devota.

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