Palabra de Dios 6 de Sep.de 2025. Sabado XXII de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Carta de Pablo a los colosenses ( 1, 21-23 )
Hermanos: En otro tiempo ustedes estaban alejados de Dios y
en su corazón eran enemigos de él a causa de las malas acciones de
ustedes; pero él los ha reconciliado ahora consigo por medio de la
muerte que Cristo sufrió en su cuerpo mortal, para hacerlos santos,
puros e irreprochables a sus ojos. Sin embargo, es necesario que
permanezcan firmemente cimentados en la fe y no se dejen apartar
de la esperanza que les dio el Evangelio que escucharon, el cual
ha sido predicado en todas partes y a cuyo servicio yo, Pablo, he
sido destinado.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo ( 53 )
R. Por tu inmensa bondad, ayúdanos, Señor.
Sálvame, Dios mío, por tu nombre; con tu poder defiéndeme.
Escucha, Señor, mi oración y a mis palabras atiende.
R.
El Señor Dios es mi ayuda, él, quien me mantiene vivo. Yo te
agradeceré, Señor, tu inmensa bondad conmigo.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas ( 6, 1-5 )
Un sábado, Jesús iba atravesando unos sembrados y sus
discípulos arrancaban espigas al pasar, las restregaban entre
las manos y se comían los granos. Entonces unos fariseos les
dijeron: “¿Por qué hacen lo que está prohibido hacer en sábado?”
Jesús les respondió: “¿Acaso no han leído lo que hizo David
una vez que tenían hambre él y sus hombres? Entró en el templo
y tomando los panes sagrados, que sólo los sacerdotes podían
comer, comió de ellos y les dio también a sus hombres”.
Y añadió: “El Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Evocando con gran libertad el primer
libro de Samuel (Cfr. 21, 1-7), Jesús nos enseña que
en la correcta interpretación de la Ley no hemos de
atenernos sólo a la «letra» sino, además, al «espíritu».
Él nos urge a tratar de ajustarnos lealmente a la
voluntad de Dios –de la cual la letra es sólo un medio
de expresión– generalmente insuficiente. La actuación
de David y de los sacerdotes como “infractores” de
las costumbres cultuales de su tiempo, no sólo sirve
a Jesús para defender a los suyos, sino también
para revelarse a sí mismo como auténtico «Señor del
sábado».