La pastoral social una piedra en el zapato para el creyente. Por Juan Revilla.

La pastoral social una piedra en el zapato para el creyente. Por Juan Revilla.

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0 Comentarios

  1. Pedro Peredo Fernández

    Juanito:
    Excelente comentario sobre la incomodidad que ocasiona el tema de la Pastoral Social.
    Si tanta incomodidad nos hace este tema, ¿será porque somos injustos? Y sí, realmente la injusticia es, en la actualidad, el pecado más grande de la humanidad.
    Para Pablo el pecado es la causa principal de la infelicidad de los hombres; o sea el rechazo de Dios. El pecado encierra a la criatura humana en la mentira y en la injusticia (Rom 1,18ss; 3,23), condena al mismo cosmos material a la vanidad y a la corrupción (Rom 8,19ss) y es también la causa última de los males sociales que afligen a la humanidad.
    Se analiza de manera interminable la crisis económica que atraviesa el mundo; pero ¿quién se atreve a dar un hachazo de raíz y a hablar de pecado? El pecado, según expresión de Pablo es el “mysterium iniquitatis” que está trabajando (2 Tes 2,7).
    Pasando a otra idea. Dentro de tantos puntos de reflexión que tocas en tu comentario, me gustó mucho que mencionaras a Amós, el campesino metido a profeta, el profeta de la Justicia Social. En su libro (9,4) escribe: “Sobre ellos pondré mis ojos para su desgracia y no para su bien”. La prédica de Amós era implacable en contra del cómplice manoseo de sacerdotes y jueces corruptos: por eso lo expulsaron de Betel y de Samaria. Amós se alejó de Betel al despuntar la mañana, aparejó su burro y se fue cavilando en silencio sus reflexiones. El mensaje no era suyo, era del Señor Dios de Israel, que se lo había revelado. Si los dirigentes de Israel no lo querían entender, peor para ellos. Mientras tanto, apenas llegara a Técoa lo pondría por escrito para que mañana o pasado alguien lo pudiera entender. El mensaje era exigente y directo, no importaba nacionalidad ni credo.
    ¡Ojalá, que este año de campaña de Pastoral Social, el Señor cimbre lo más profundo de nuestro corazón y no seamos superficiales al ver la necesidad de nuestros hermanos que sufren!
    ¡Animo, Juanito!
    Pedro.

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