¿Qué se espera de un seminarista que ha dejado la vocación del sacerdocio?

¿Qué se espera de un seminarista que ha dejado la vocación del sacerdocio?

¿Qué se espera de un seminarista que ha dejado la vocación del sacerdocio?


Genaro Valdivia.

La vocación al sacerdocio es un gran enigma, se ha de suponer que ya se nace para esa vocación y sin embargo es uno de los puntos centrales de la Iglesia la falta de sacerdotes; cada año hay potencial para que se ordenen algunos sacerdotes y todavía pasa algo que no se puede explicar uno, algunos abandonan o dejan, o se retiran antes de su ordenación, otros se quedaron en el introductorio, algunos más terminaron sólo su preparatoria y los más erradotes pues sólo terminan la secundaría; independiente de cualquier situación de su abandono o desistimiento, la pregunta forzada sería: ¿qué pasa con ellos?

Humanamente, con razonamientos nada más, lo mínimo que se espera de ellos es que sean unos excelentes católicos, pero…la mayor parte de ellos fueron inscritos en sus seminarios en cualquier grado por decisión de sus padres, resultado que arrojará una decepcionante vida espiritual y por consiguiente una pésima vida católica; no estoy diciendo que todos van a actuar de esa forma, claro que la vida en el seminario tuvo que moldear el alma y el espíritu.

Algunos nos imaginamos que deberían ser cuidados por un grupo de especialistas del mismo seminario para que en su vida no tengan esa caída tan fuerte, claro que hay crisis eso es normal, el problema es que no hay quién haga esa labor y quizá algún sacerdote o diácono les hable siquiera para saber como van, que puede durar o pasar rápido; me he topado con compañeros que estuvimos en SINE trabajando en el ministerio de evangelización, consagrado a los misioneros de la cruz la entrega a evangelizar era una bella vida, pero…Llego el amor por una mujer y la renuncia a la vida consagrada es un duro golpe a la conciencia, a la moral y hasta en la relación con Dios, tal vez Dios ya lo sabía, aunque uno trata de no dejar ese estilo de vida, el matrimonio va ocupando la mayor parte del tiempo y va reduciendo esa vida religiosa y se va apagando ese fervor que como un fragor había llegado a mi vida, ahora se diluye; a seminaristas jóvenes que terminan su preparatoria están expuestos a los ofrecimientos del mundo y en los cuales se cae constantemente, pero los encantos de la carne hacen que deslizarse continuamente por esos callejones del placer, borracheras que no había se dan, chicas que mirar que privados estaban de ellas, el cotorreo con los cuates, el vestirme bien y comer lo que yo quiero, leer lo que me place y ver la televisión hasta que se me antoje, vivir sin que me estén llamando la atención, utilizar el lenguaje que yo quiero, dormir a la hora que yo quiero, sin tanta norma, sin tanta mortificación.

Privados de ese alimento espiritual y doctrinal que tenían en el seminario son presas fáciles para las diversas corrientes ideológicas, cuando van por algún sacramentos a una parroquia y reciben las platicas del sacramento, ves esa parte afectada, saben, entienden pero no sienten lo que es ser cristiano, ¿se hastiaron de la palabra de Dios?, ¿se cansaron de orar?, ¿fue demasiado lo religioso que ya no admiten más?, para el raciocinio humano deberían de llevar una vida intachable o quizá o ser un buen servidor ya a la de perdido.

¿Cuál es la razón de este artículo?, pues ayudar a esos jóvenes para que su vida sea lo más digna posible, cierto ya renunciaron al sacerdocio, pues hay que encausarlos al servicio y al amor, participar activamente en la iglesia, que sean motivo de ejemplo aunque no se concluyo en sacerdote, sí en un buen católico, sabemos que los Padres tienen su prioridades, pero también pueden ayudar a una alma que se puede perder; realmente se pasa por una terrible soledad e indecisión, por esa razón es la alarma, la sugerencia, porque se queda sin nada y sin nadie; exclamaba un jóven que tuvo su año introductorio: “me invitaron a la boda de mi mejor amigo que estaba conmigo en el seminario”, “tiene 20 años de edad y no lo puedo creer”, “se quiso comer el mundo de un bocado”, pero la respuesta más triste fue y yo soy un vil borracho, y mis amigos unos verdaderos mujeriegos e insoportables irresponsables; pues ¿qué nos pasó?, otros hermanos en la vida consagrada que renunciaron ahora viven un matrimonio tormentoso, vamos a misa, nos confesamos pero no pasa nada, vivo una vida sin sentido y sin ilusiones, cuando he servido a la Iglesia soy feliz, pero al poco tiempo el mundo me vuelve a consumir y me mete en un hoyo del que no puedo salir.

Ante está situación, vale la pena en formar una comisión que cuide el desarrollo de estos hermanos que ya probaron las mieles del amor de Dios, de la cercanía de ese Jesús y de estar atrás del telón de la vida religiosa de un pueblo, Dios quiera se de algo parecido para proyectar ahora desde el estado laico verdaderos hombres entregados a Dios y al servicio de la Iglesia, amando la vida en plenitud.

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1 Comentario

  1. monica

    tengo un caso en el que la persona que en estos momentos amo,hace unos años estaba ya casi a punto de ordenarse pero por cosas de la vida se retiro, al salir del seminario y enfrentarse al mundo se encontro con una niña que lo enamoro y el caso es que tienen un bebe pero no viven juntos el dice q me ama pero ella lo manipula y no lo deja empaz el siente temor de fracasar en la vida, y se incluna mas por la parte espiritual,,estan raro pero lo amo y quiero ayudarlo a q deje sus miedos q hago??

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