Jesús con la parábola de los tres panes, nos enseña a  Perseverar en la oración.

Jesús con la parábola de los tres panes, nos enseña a Perseverar en la oración.

            Jesús con la parábola de los tres panes, nos enseña

 a  Perseverar en la oración

         Parroquia de San Pío X           

Les dijo también: “Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a media noche a su casa a decirle: “Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha llegado  de viaje y no tengo nada que ofrecerle. Y el otro le responde desde adentro:”No me  molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo ya estamos acostados; no puedo levantarme a dárselos”. Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque es amigo suyo, si  usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. Pues bien, yo les digo: pidan y se les dará, busquen  y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide  recibe, el que busca halla y al que llame se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes que dé a su hijo una serpiente cuando pide pan? Y si le pide un huevo, ¿Le dará un escorpión.  Si ustedes que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡Cuánto más el Padre del Cielo dará  Espíritu Santo a los que lo pidan!”    Lc. 11, 5-13

 

San Cirilo: Podía suceder que los discípulos según el método enseñado por Jesús, pero con cansancio y negligencia, y no siendo oídos a la primera y a la segunda vez, cesaran de orar. Para alejar tal inconveniente, Jesús manifiesta los daños de la pusilanimidad cobarde, contando la parábola de los tres panes y del amigo, que viene de noche.

La parábola  de Jesús nos habla de una familia sencilla, en la que no solo nos enseña  a pedirle  a Dios por nosotros mismos, sino incluso a pedirles  a otros  que tienen,  por los que  necesitan ayuda ya sea material, o ayuda espiritual.  Este hombre que tocaba a la puerta no pedía para él  sino para un amigo.

Meditemos: ¿Cuándo nos han pedido orar o ayuda, por alguien lo he hecho?

Jesús nos enseña a que seamos perseverantes, a tener fe y confianza en nuestro Padre Celestial,   ya que el dará lo que nos conviene a cada uno.

Meditemos: ¿En nuestras oraciones nos ha faltado confianza en Dios?

La oración cristiana no es nunca para obtener algo, sino es una búsqueda en la que Dios se descubre y nos descubrimos a nosotros mismos,  nos transformamos poco a poco, y vamos experimentando el inmenso amor de Dios, pero debemos ser más dóciles al Espíritu Santo.

El camino será siempre manteniendo los pies sobre  la tierra , a sabiendas de quién soy yo ante Dios,  y sobre todo sentir la necesidad y  el deseo de orar, para esto  es necesario un corazón que se indigne ante el   mal, que se esfuerce por  mantener un corazón limpio, y Dios se encargara de lo demás, de quitar obstáculos. 

La perseverancia en la oración no significa convencer a Dios, de que se está dispuesto a todo, y que por ello merezco recibir algo.  Dios no nos da lo que pedimos o porque no lo sabemos pedir o porque pedimos algo que no nos conviene;   la oración  nos ayuda a adoptar una postura filial con Dios, nos enseña a amarlo y amar a los demás. Perseverar en la oración significa mantenerse constante aún cuando las circunstancias son muy adversas, la perseverancia es una virtud muy valorada en todos los ámbitos, es  sinónimo de lucha, de esfuerzo, y  de sacrificio.

Meditemos: ¿Qué tanto me he  esforzado por perseverar?

Cuando oremos seamos generosos y pidamos también por los que necesitan de oración y que quizás  pocos pidan por ellos como son asesinos, violadores, terroristas, narcotraficantes, drogadictos… ellos necesitan de un alma generosa como la tuya que done unos momentos de oración por ellos, y nuestro Padre que ve lo secreto te lo recompensara con creces.

 Si padecemos alguna enfermedad como cáncer, diabetes, insuficiencia renal…unamos  nuestra oración también por todas aquellas personas que sufren lo mismo que nosotros, la unión hace la fuerza.

Jesús en el Huerto de los Olivos, cuando oraba decía “Padre, no se haga mi voluntad, sino la Tuya”.

Si nos volvemos a Dios de Corazón, Él escuchara nuestra oración.

 

Oremos a nuestro Padre,  nos de la gracia de perseverar en la oración, y que a través de ella podamos  ser  mediador para los demás.

¡Unidos en la Eucaristía!

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