Palabra de Dios 8 de Julio de 2025. Martes XIV de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del Génesis ( 32, 22-32 )
En aquel tiempo, se levantó Jacob, tomó a sus dos mujeres
con sus dos siervas y sus once hijos y cruzó el arroyo de Yaboc.
Los hizo cruzar el torrente junto con todo lo que poseía.
Jacob se quedó solo y un hombre estuvo luchando con él
hasta el amanecer. Pero, viendo que no podía vencerlo, el hombre
hirió a Jacob en la articulación femoral y le dislocó el fémur,
mientras luchaban. El hombre le dijo: “Suéltame, pues ya está
amaneciendo”. Jacob le respondió: “No te soltaré hasta que me
bendigas”. El otro le preguntó: “¿Cómo te llamas?” Él le dijo:
“Jacob”. El otro prosiguió: “En adelante ya no te llamarás Jacob
sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres y
has salido victorioso”. Jacob le dijo: “Dime cómo te llamas”. El
otro le respondió: “¿Por qué me preguntas mi nombre?” Y ahí
mismo bendijo a Jacob.
Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues se dijo: “He visto a
Dios cara a cara y he quedado con vida”. El sol salió después de
que Jacob y los suyos pasaron Penuel, y Jacob iba cojeando, por
haber sido herido en el nervio del muslo. Por eso los israelitas no
comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo ( 16 )
R. Señor, escucha nuestra súplica.
Señor, hazme justicia y a mi clamor atiende; presta oídos a mi
súplica, pues mis labios no mienten.
R.
Júzgame tú, Señor, pues tus ojos miran al que es honrado.
Examina mi corazón, revísalo de noche, pruébame a fuego y no
hallarás malicia en mí.
R.
A ti mi voz elevo, pues sé que me respondes. Atiéndeme,
Dios mío, y escucha mis palabras; muéstrame los prodigios de tu
misericordia, pues a quien acude a ti, de sus contrarios salvas.
R.
Protégeme, Señor, como a las niñas de tus ojos, bajo la sombra
de tus alas escóndeme, pues yo, por serte fiel, contemplaré tu
rostro y al despertarme, espero saciarme de tu vista.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo ( 9, 32-38 )
En aquel tiempo, llevaron ante Jesús a un hombre mudo, que
estaba poseído por el demonio. Jesús expulsó al demonio y
el mudo habló. La multitud, maravillada, decía: “Nunca se había
visto nada semejante en Israel”. Pero los fariseos decían: “Expulsa
a los demonios por autoridad del príncipe de los demonios”.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en
las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda
enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía
de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como
ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha
es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al
dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Al espontáneo entusiasmo de la
gente, sobre todo de los sencillos, después de la
curación del «endemoniado mudo», se contrapone
la fría malignidad de sus eternos y enconados
adversarios. Ellos, por primera vez, llegan a afirmar
la horrible calumnia de que Jesús tenía un pacto
nada menos que con el «príncipe de los demonios».
Su compasión por la gente –cansada y agotada
«como ovejas sin pastor»– es, por eso, la del «Buen
Pastor». Esta compasión de Jesús y la oración de
los discípulos al «Dueño de la mies», estarán siempre
al origen de toda auténtica misión.