Palabra de Dios 27 de Nov. del 2025. Jueves XXXIV de Tiempo Ordinario.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Daniel ( 6, 12-28 )
En aquellos días, unos hombres fueron a espiar a Daniel y lo
sorprendieron haciendo oración a su Dios. Entonces fueron a decirle
al rey Darío: “Señor, ¿no has firmado tú un decreto, que prohíbe,
durante treinta días, hacer oración a cualquier dios u hombre que no
seas tú, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?”
El rey contestó: “El decreto está en vigor, como ley irrevocable
para medos y persas”. Ellos le replicaron: “Pues Daniel, uno de
los desterrados de Judea, no ha obedecido el decreto que firmaste,
porque tres veces al día hace oración a su Dios”.
Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho, se propuso salvar a
Daniel y hasta la puesta del sol estuvo buscando el modo de librarlo.
Pero aquellos hombres, comprendiendo que el rey quería salvar a
Daniel, le urgían diciéndole: “Señor, tú sabes que, según la ley de
medos y persas, un decreto real es irrevocable”.
Entonces el rey ordenó que trajeran a Daniel y lo arrojaran al
foso de los leones. Pero le dijo a Daniel: “Tu Dios, a quien sirves
con perseverancia, te va a librar”.
Trajeron una piedra, taparon con ella la entrada del foso y el rey
la selló con su sello y con el de sus funcionarios, para que nadie
pudiera modificar la sentencia dada en contra de Daniel. Después
el rey se volvió a su palacio y se pasó la noche sin probar bocado
y sin poder dormir.
Al amanecer, se levantó y se dirigió a toda prisa al foso de los
leones. Ya cerca del foso le gritó angustiado a Daniel: “Daniel, siervo
del Dios vivo, ¿ha podido salvarte de los leones tu Dios, a quien
veneras fielmente?” Daniel le contestó: “Viva siempre el rey. Mi Dios
envió a sus ángeles para cerrar las fauces de los leones y no me han
hecho nada, porque ante él soy inocente, como lo soy también ante ti”.
El rey se alegró mucho y mandó que sacaran a Daniel del foso; al
sacarlo, vieron que no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su
Dios. Luego ordenó que trajeran a los que habían acusado a Daniel y los
arrojaran al foso de los leones con sus hijos y sus esposas. No habían
llegado al suelo y ya los leones los habían atrapado y despedazado.
Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y
lenguas de la tierra: “Paz y bienestar. Ordeno y mando que en mi
imperio, todos respeten y teman al Dios de Daniel.
Él es el Dios vivo, que permanece para siempre. Su reino no
será destruido, su imperio durará hasta el fin. Él salva y libra, obra
prodigios y señales en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de
los leones”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Dan ( 3 )
R. Bendito seas para siempre, Señor.
Rocíos y nevadas, bendigan al Señor. Hielo y frío, bendigan al
Señor. Heladas y nieves, bendigan al Señor.
R.
Noches y días, bendigan al Señor. Luz y tinieblas, bendigan al
Señor.
R.
Rayos y nubes, bendigan al Señor. Tierra, bendice al Señor.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Lucas ( 21, 20-28 )
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando vean
a Jerusalén sitiada por un ejército, sepan que se aproxima su
destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a los
montes; los que estén en la ciudad, que se alejen de ella; los que
estén en el campo, que no vuelvan a la ciudad; porque esos días
serán de castigo para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Pobres de las que estén embarazadas y de las que estén criando
en aquellos días! Porque vendrá una gran calamidad sobre el país y
el castigo de Dios se descargará contra este pueblo. Caerán al filo de
la espada, serán llevados cautivos a todas las naciones y Jerusalén
será pisoteada por los paganos, hasta que se cumpla el plazo que
Dios les ha señalado.
Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas.
En la tierra las naciones se llenarán de angustia y de miedo por
el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de
angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues
hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del
hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas
comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque
se acerca la hora de su liberación”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: • La grandiosa aparición del Señor al
final de los tiempos quiere ser redención definitiva para
todos los que se abren con sinceridad a la venida de
su Reino. La inminente destrucción de la ciudad de
Jerusalén y de su preciado templo –algo que, tristemente,
será llevado a cabo el año 70 de nuestra Era por el
emperador Tito– presagia el anunciado fin del mundo.
También hoy cualquier calamidad nos habla de que
todo se encamina a un final, o mejor, hacia un nuevo y
gozoso principio. Alégrense, se nos dice: «¡Se acerca la
hora de su liberación!».