Hermano: no te olvides de invocar a Cristo, ya sea de día o noche, cuando  te  acuestes y cuando te levantes. Oración para invocar a Cristo. Juan Pablo II.

Hermano: no te olvides de invocar a Cristo, ya sea de día o noche, cuando te acuestes y cuando te levantes. Oración para invocar a Cristo. Juan Pablo II.

Hermano: no te olvides de invocar a Cristo, ya sea de día o noche, cuando te acuestes y cuando te levantes. Oración para invocar a Cristo. Juan Pablo II.

Querido hemano :
Nuestras actividades diarias, con frecuencia hacen que olvidemos lo importante que es hacer oración, lo importante de invocar a Cristo, para que Él en su infinito amor bendiga nuestras tareas diarias, nuestros hijos, trabajo, en fin todo, en este tiempo de tanta violencia. Invocarlo en nuestros momentos de alegría, como en los dificiles.
Oración momento sublime, de comunicación con Dios. Alimento exquisito del alma.

Oración invocación a Cristo

Cuando el dolor arrecie
Me volveré a Cristo.
Cuando la inyección duela:
Llamaré a Cristo
Cuando la nostalgia golpee:
Invocaré a Cristo.
Cuando sobrevenga el miedo:
Me refugiaré en Cristo.
Cuando el dolor me venza:
Me pondré en la cruz de Cristo.
Cuando no me pueda levantar:
Quedaré postrado con Cristo.
Cuando pierda una parte de mi cuerpo:
Se la ofreceré a Cristo.
Cuando no pueda dormir:
Vigilaré con Cristo.
Cuando me duela la cabeza:
Pensaré en las espinas de Cristo.
Cuando mi corazón desfallezca:
Recordaré el corazón traspasado de Cristo.
Cuando mis pies no se muevan:
Miraré los pies clavados de Cristo.
Cuando vea correr mi sangre:
Me uniré a la flagelación de Cristo.
Cuando viva abandonado:
Me abandonaré en Cristo.
Cuando me sienta mal atendido:
Recordaré a los verdugos de Cristo.
Cuando oiga palabras duras:
Recordaré los insultos dirigidos a Cristo.
Cuando me lleven a operar:
Me uniré al Vía Crusis de Cristo.
Cuando sienta deseos de llorar:
Miraré el llanto de Cristo.
Cuando tenga que lamentarme:
Oiré los lamentos de Cristo.
Cuando mi vida decline:
Abrazaré la cruz de Cristo.
Cuando me sienta morir:
Aceptaré morir con Cristo.
Después, quiero estar siempre con Cristo,
Imitar en todo a Cristo.
y vivir en Él, para siempre.
Amén.

Cada hombre que sufre, en virtud de la unión en el amor
con Cristo, completa el sufirmiento de Cristo.
Así como la Iglesia completa la obra redentora de Cristo.
(“El sentido cristiano del sufrimiento humano”: Juan Pablo II).

No me mueve mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido:
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor: muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido:
muéveme el ver tu pecho tan herido:
muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
porque, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

(Fray Miguel de Guevara, o.s.a.).

¡ Dios sea bendito … Por siempre !

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