El kerigma o la buena nueva capaz de florecer y reavivar el primer amor.

El kerigma o la buena nueva capaz de florecer y reavivar el primer amor.

El kerigma o la buena nueva capaz de hacer florecer y reavivar el primer amor.


Por Juan Revilla.

La prioridad de la Iglesia de América en este momento es evangelizar a los pueblos latinoamericanos, la misión continental ya está en marcha, las iglesias particulares trabajan preparando el anuncio a dar al igual que su continuidad en el proceso de formación; en muchos pueblos latinos se ve la necesidad de esa evangelización, no por el crecimiento sectario o la pérdida de fieles, más bien el que vivan de una manera real y amorosa el cristianismo, fe que profesan o dicen profesar, que lo vivan con sinceridad, coherencia y en un amor vivo reflejando a Cristo Jesús en cada hermano; el conocer la palabra de Dios es fundamental, pero lo más básico es que se haga vida la palabra de Cristo en nuestras vidas, que la enseñanza de la sagrada palabra, trascienda de forma integral en los hombres y mujeres.

Cuando se nos dice que la palabra es viva y eficaz cfr. Heb 4, 12, es porque realmente lo es, se va actualizando ella misma (el Verbo) a los tiempos que vivimos al igual sus signos y lo que debemos hacer cfr. Rom 12, 2; hoy la iglesia en muchas partes enfrenta un grave problema, sus iglesias se parecen a la iglesia de Efeso descrita en el Apocalipsis: muy trabajadoras, muy cabales para defender su fe ante tantas corrientes y cultos que buscan extinguir el cristianismo, luchan contra un gran paganismo como en aquella Iglesia que tenía el templo más grande dedicado a Artemisa, Europa tiene países que eran ejemplos vivos de un cristianismo dinámico, hoy en América hay muchos países y México no es la excepción que tienen ese problema, muy católicos, pero sin amor, muy devotos de la virgen María, pero sin amor, son capaces de pelear por la fe ante testigos de Jehová, mormones etc., pero sin amor, sufribles y perseverantes, pero sin amor; nuestro señor Jesús nos hace la misma recomendación: “No olvides el primer amor”, “no olvides nuestro amor mutuo”, “no olvides el amor a mi Madre”, o “olvides el amor a mis hermanos”; de allí que el kerigma o la buena nueva muestra sus favores, sus bondades y gracia, no en vano llego el Señor diciendo “Arrepiéntanse y crean en la buena nueva” Mc 1, 15.

El kerigma como tal es capaz de todo, de enloquecer a un hombre, de ser a un hombre el mejor evangelizador (Pablo), de hacer vender lo que tiene para ponerlo a disposición de la comunidad (Bernabé), de aprender de otros hermanos más pequeños (Apolo), de gritar a Jesús: no les tomes en cuenta este crimen, está acción (Esteban), de hacer a un hombre pescador , ahora en pescador de hombres y papa de la Iglesia (Pedro), de dar su vida por el Señor y ser degollado (Santiago), de vivir dignamente el cristianismo y escribir las revelaciones del mismo Cristo (Juan) y así podría citar una gran cantidad de hermanos que nos muestran el amor a Cristo Jesús, ese amor que se ha perdido o se ha comercializado, sin embargo el kerigma tiene esa virtud que no la tiene ningún otro recurso, o ayuda, accesorio, o mecanismo: despertar el amor en el hombre, hacer que se vacíe de amor a los demás y cambiar radicalmente su vida por amor a Cristo Jesús, es allí donde nuestro Señor aunque nos reprende a la vez nos motiva: tienes a tu favor que crees en mí, en mí madre, en el papa, en la Iglesia, en los santos, en los sacramentos, en la trinidad, en la cruz, en el magisterio de mis sacerdotes, amas ya mi palabra y la estudias, empiezas a dar amor a los demás, es decir, tienes todas las herramientas necesarias para volver a mar como lo hace un cristiano verdadero, el encuentro conmigo de ojos abiertos y corazón palpitante será la gracia que te falte para que endereces tus caminos y canalices todo lo que tienes a favor y hacer caer lo que está en contra tuya, da testimonio de tu fe como lo hicieron esos incansables efesios evangelizados por Pablo cfr. Hechos 19 y 20.

Queridos amigos, el kerigma no es una poción mágica, es una realidad de la cual somos muchos testigos de esa transformación del encuentro vivo de ojos abiertos y corazón palpitante con Cristo nuestro Señor, cierto que todavía tenemos muchos defectos, sin embargo la formación de la Iglesia, el seguir ahora el camino de Discípulo con nuestro Señor Jesús y el servicio van perfeccionando tanto defecto que ensombrecieron por mucho tiempo nuestra vida, ahora queremos llevar la luz de Cristo, que lo conozcan, que vivan un catolicismo pleno y que con su testimonio y cambio de vida por el contacto vivo del kerigma, de la buena nueva podamos enamorar a otros y hacer que reviva la esperanza para quienes se durmió el amor, que se despierte el primer amor, que el lenguaje del amor brille pues nuestro señor Jesús nos dice: “Mi gracia te basta”, “yo estaré con ustedes hasta el final de los tiempos”. Sí, el kerigma es capaz de florecer y reavivar el primer amor, prolongando el amor de Dios que tanto se proclama, pero que es una verdad que no se puede ocultar, ni esconder.

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