Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales” Meditación “Del Infierno”

Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales” Meditación “Del Infierno”

Para ser amigo de Dios con “San Francisco de Sales”

Meditación “Del Infierno”

sufrimiento-eterno

  1. Preparación:

Ponte en la presencia de Dios

Humíllate y pide a Dios que te asista.

Imagina una ciudad tenebrosa, ardiendo en azufre y pez maloliente, lleno de ciudadanos que no pueden salir de ella.

 

  1. Consideraciones:

Los condenados están en el abismo infernal como en una desventurada ciudad, en la que sufren tormentos indecibles, en todos sus sentidos y en todos sus miembros. Pues así como han empleado todos sus sentidos en el pecado, así sufrirán en todos sus miembros y en todos sus sentidos, las penas correspondientes al pecado:

  • Los ojos, por su falta y lasciva vista, sufrirán la horrible visión de los diablos y el infierno.

  • Las orejas, por haberse deleitado con discursos viciosos, no oirán jamás sino llantos, lamentaciones y desesperaciones. Y así los demás.

 

Además de todos estos tormentos, hay uno aún más grande, que es la privación y perdida de la gloria de Dios, al que, están seguros que no verán jamás.

 

Si Absalón halló que la privación de la amigable cara  de su padre David, era más enojosa que su destierro, ¡Oh Dios, qué ansia será el verse para siempre, privado de tu dulzura y suave cara!

 

Considera sobre todo, la eternidad de estas penas, circunstancia que por sí sola, hace al infierno insoportable.

 

¡Ay de mí! Si una sola pulga en nuestra oreja, si el calor de una pequeña calentura nos hace larga y enfadosa una noche, ¡Cuánto más espantosa será la noche de la eternidad, con tantos tormentos!

De esta eternidad nacen la desesperación eterna, la rabia y blasfemias infinitas.

 

  1. Afectos y compromisos

Estimula tu alma con las palabras de Isaías:

¡Oh alma mía! ¿Podrías vivir eternamente en estas llamas perdurables, y en medio de este fuego eterno?

¿Quieres dejar a tu Dios para siempre?

Confiesa que lo has merecido muchas veces.

De aquí en adelante, quiero tomar el camino contrario:

¿Para qué tengo que bajar yo a este espantoso abismo?

Haré, pues, tal y tal esfuerzo: ______________________________________________ para evitar el pecado, que sólo puede darme esta muerte eterna.

 

  1. Conclusión:

Da gracias, ofrece, ruega.

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