Lectio Divina 1: Vivir la vida de Dios: Jn 10, 1-10: Por el Padre Fidel Oroño.

Lectio Divina 1: Vivir la vida de Dios: Jn 10, 1-10: Por el Padre Fidel Oroño.

La Lectio Divina del evangelio de Jn 10, 1-10, nos habla del poder de la palabra, invitación a sumergirnos en la oración, el Padre Fidel Oroño  del centro bíblico del CELAM, reflexiona profundamente de la relación del pastor y la vida en abundancia que el Pastor por excelencia Cristo Jesús nos ofrece, a los hombre de hoy.

Lectio Divina 1

Vivir la vida de Dios

Jn 10,1-10:

“He venido para que tengan vida y vida en abundancia”

En una ocasión dijo Jesús:

1“En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador;

2pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas.

3A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera.

4Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.

5Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños”.

6Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

7Entonces Jesús les dijo de nuevo:

“En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas.

8Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon.

9Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto.

10 El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”.

1. Algunos puntos sobre el “Pastor”

“Pastor” indica relacionalidad

Para que entendamos la importancia que tiene en la Biblia el tema del Pastor, es bueno que refresquemos un poquito el contexto.

Los beduinos del desierto nos dan hoy una idea de los era en otro tiempo la vida cotidiana en las tribus de Israel: en esta sociedad, la relación entre pastor y rebaño no es únicamente de tipo económico, basada en el interés, en el provecho que el pastor le pueda sacar a sus ovejas para subsistir él y su familia: sacarla la lana, beber su leche, hacer deliciosos asados con su carne, venderlas cuando necesita dinero, etc. En otras palabras no es una relación de “propiedad”.

En el mundo la Biblia, como sucede también hoy con los beduinos del desierto, entre el pastor y su rebaño se desarrolla una relación casi personal.  Día tras día se la pasan juntos en lugares solitarios mirándose el uno al otro, sin nadie más en el entorno.  El pastor termina conociendo todo sobre cada oveja y cada oveja reconoce y distingue, entre todas, la voz de su pastor, que habla con ella con frecuencia.

En la historia de la revelación aparece con frecuencia esta imagen

Precisamente porque la relación entre el Pastor y sus ovejas representaba una de las relaciones más estrechas que se podían observar en la cotidianidad de un israelita, se explica por qué Dios utiliza este símbolo para expresar su relación con su pueblo elegido y con toda la humanidad.  Uno de los Salmos más bellos del salterio describe la seguridad que un orante tiene de que Dios es su Pastor: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 23,1).

Pero esto vale también para las relaciones humanas, de ahí que en la Biblia el título de pastor también se le de, por extensión, también a todos aquellos que imitan la premura, la dedicación de Dios por el bienestar de su pueblo.  Por eso a los reyes en los tiempos bíblicos se les llama pastores, igualmente a los sacerdotes y en general a todos los líderes del pueblo.

En este orden de ideas, cuando los profetas Jeremías y Ezequiel se refieren a los líderes del pueblo, los llaman pastores, pero ya no para referirse a la imagen que deberían proyectar, de seguridad, de protección, sino a lo que realmente son: líderes irresponsables que llegan incluso hasta la delincuencia para sacar ventaja de su posición mediante la explotación y la opresión (es clara también la cita de Jeremías 23,1: “¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos!”).

Al lado de la imagen del buen pastor aparece entonces la del mal pastor o del mercenario.  En el profeta Ezequiel, en el capítulo 34, encontramos un juicio tremendo contra los malos pastores que se apacientan solamente a sí mismos, lo cual lleva a que Dios decida ocuparse personalmente  de su rebaño: “Aquí estoy yo; yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él” (Ezequiel 34,11).

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3 Comentarios

  1. Lucia del Pilar Gutierrez

    Gracias buenas tardes,
    Venia recibiendo semana la Lection Divina , pero me han bloqueado mi cuenta anterior que es lucia903@hotmail.com.
    Deseo seguir recibiendola ya que para mi Apostolado es de gran ayuda..

    Agradezco mucho su colaboracion

    Deseo paz y bien en sus labores

    Responder

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