El amor de Jesús al  Padre.  Hora Santa

El amor de Jesús al Padre. Hora Santa

El amor de Jesús al  Padre.

Hora Santa

Parroquia de San Pío X

tu providencia 

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 

Padre santísimo en tus manos bondadosas nos queremos abandonar  para que  transformes y moldes nuestras vidas, enseñanos a amar intensamente como tu amas.  

 

Lectura del libro del profeta Isaías 52, 7-10

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del heraldo que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: “Ya reina tu Dios”!

Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, que el Señor consuela a su pueblo, rescata a Jerusalén. El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones y verán los confines de la tierra la victoria de nuestro Dios.

Palabra de Dios.

Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos llega.

 

 

Canto.

Ven, ven Señor no tardes, ven, ven que te esperamos,

Ven, ven Señor no tardes, ven pronto Señor.

 

El mundo muere de frío, el alma perdió el calor,

Los hombres no son hermanos, el mundo no tiene amor.

 

Envuelto en sombría noche, el mundo sin paz no ve,

Buscando va una esperanza, buscando, Señor, tu fe.

 

Al mundo le falta vida, al mundo le falta luz,

Al mundo le falta el cielo, al mundo le faltas Tú.

 

 

El amor de Jesús al Padre.

Tomado del libro de Jesús, de Luis María Martínez.

 

El Corazón de Jesús es todo amor, sólo amor, siempre amor al Padre celestial, porque su Pasión por el Padre y sus dolores inefables y sus virtudes divinas tienen su origen, por centro y por vida el amor.

¿Quién podrá asomarse a ese abismo de amor al padre que es el Corazón de Jesús? Ese amor es único, total, eterno, purísimo, desinteresado, activo, tierno, abnegado….Cada uno de esos caracteres contiene tesoros inagotables, pero mejor que explicarlos con palabras es contemplarlos con los ojos del corazón.

Jesús amó al Padre por todas las almas que no le aman. Todas nuestras almas estaban en Jesús, porque Él es la Cabeza de la humanidad regenerada, el nuevo Adán en quien todos estamos espiritualmente. ¡Con que ansia, con que intensidad amaría Jesús al Padre por las almas que no le amarán jamás! ¡Con que avidez no se esforzaría porque no faltara al Padre una chispa de amor, supliendo Él con amor inmenso las deficiencias de las almas!

Y ese amor de Jesús al Padre fue un amor sacerdotal, esto es, un amor que glorifica, un amor que se inmola, un amor que redime y salva, un amor que tuvo su coronamiento en el Calvario y que se perpetúa en la Misa y en las almas. Como que Jesús quiso llenar con su  amor al padre, la tierra y el cielo, los siglos y la eternidad. Como el perfume de nardos que ungió su cabeza y se derramó por sus cabellos y embalsamó toda la estancia, el amor de Jesús al Padre se derramó en Él y corrió por todo su Cuerpo místico y ha embalsamado el mundo y la historia con su fragancia celestial…

 

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

 

 

Canto

 Padre Bueno, en ti confiamos,

En ti confiamos, en ti confiamos,

Tú nos quieres y nos proteges,

Nos vas siguiendo con amor.

 

Oh Padre, Tú que cuidas

De las flores

De los campos,

Y vistes a los lirios,

Dios Tú nos quieres mucho más.

 

Oh Padre, que a las aves

Del cielo alimentas

Y guardas del invierno,

Dios Tú nos quieres mucho más.

 

Oh Padre, Tú nos creas;

Tu alimento nos conserva;

Has muerto por salvarnos.

 

 

 

 

Oremos a María Santísima

Madre santísima, tú  que como madre nuestra siempre intercedes por todas las necesidades del mundo ante nuestro  Padre  celestial  ayúdanos a amarle como tu Hijo Jesucristo y como tu mis misma lo haces  en total entrega y amor para así obtener misericordia por todas nuestras faltas de amor.

 

1er. Misterio. Concebida en gracia y por tanto, inmune de toda sombra de pecado, María está abierta totalmente a Dios, disponible a su voluntad, libre para darse a él impulso de un amor que no conoce las demoras, ni los obstáculos, ni las vicisitudes derivados de la naturaleza herida por el pecado.

Oremos para que  amemos intensamente a nuestro Padre celestial.

 

2do. Misterio. Su pureza inmaculada esplendente de gracia la hace capaz de adherirse a todo lo bueno que Dios le propone y a todo lo que le agrada. María hace así un don absolutamente pleno de sí, que se excede el de cualquier otra simple criatura y es  superado solamente por el del Dios-hombre.

Oremos para que  amemos intensamente a nuestro Padre celestial.

 

3er. Misterio. Desde el principio de su existencia María fue la “esclava del Señor” al que amaba y servía con todas sus fuerzas. La respuesta del ángel de la Anunciación expresaba una actitud vivida desde mucho antes, por eso aún ates de que la Virgen pronunciase, pudo decirle el Ángel: “No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios”.

Oremos para que  amemos intensamente a nuestro Padre celestial.

 

4to. Misterio. La grandeza de María es sublime, pero vivida con tal sencillez que a nadie espanta ni desconcierta, antes atrae e invita a caminar en pos de sus huellas.

Oremos para que  amemos intensamente a nuestro Padre celestial.

 

5to. Misterio. La Virgen inmaculada nunca necesitó de esfuerzo y lucha para darse totalmente a Dios; el hombre en cambio, tiene que combatir día a día contra la resistencia del egoísmo y de cualquier otra pasión. Es bueno saberlo para no imaginarse que basta  darse a Dios de una vez para siempre. El don de si se ha de vivir momento a momento y con generosidad siempre creciente, María esta siempre pronta a sostenerlo, ella que ha hallado gracia delante del Altísimo se vale de ese privilegio para obtener gracia a favor de cuantos le invocan.

Oremos para que  amemos intensamente a nuestro Padre celestial.

 

 

Oremos en silencio

Por las necesidades de todo el mundo.

 

 

Reparemos el Corazón de Jesús

Que sufre por  tanta indiferencia y por todos los sacrilegios cometidos a su

Presencia real en la Eucaristía, pidámosle nos permita acompañarlo este día

Para reparar sus sufrimientos con nuestros actos de amor.

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria:

Cuerpo y Sangre de Jesús os quiero, os amo y os adoro. 

Os pido Perdón y Misericordia 

Por todos los sacrilegios cometidos.

 

 

 

Hagamos unos momentos de silencio

 

 

Canto.

Padre yo te adoro,

Ante ti  me postro.

¡Cómo te amo!

Jesús, yo te adoro.

Espíritu, yo te adoro.

 

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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