Aposento de Adoración VII. Lámparas del Amor Divino

Aposento de Adoración VII. Lámparas del Amor Divino

Aposento de Adoración
VII. Lámparas del Amor Divino

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Jesús:

En mi Corazón, hijo mío, hallaréis la fuente de todos los bienes: siempre abierta, siempre manante de la cual podéis beber a toda hora sin nunca agotarse.
En mi Corazón encontraréis cuanto os sea necesario para vuestro provecho.
Si alguna vez decayereis en el fervor: aquí os enfervorizaréis, aquí os renovaréis en espíritu, aquí recobraréis nuevas fuerzas.

Si pecares: aquí alcanzaréis misericordia, aquí, obtendréis perdón, aquí conseguiréis la paz.

Si por debilidad desfalleciereis: aquí os fortaleceréis, aquí cobraréis vigor en la virtud.

Si necesitares consejo: aquí encontraréis sabiduría en abundancia.

Si deseares más gracia, algún favor especial, alguna consolación: aquí lo hallaréis todo para vuestra verdadera felicidad, aquí descubriréis el cielo anticipado en la tierra; porque mi Divino Corazón es el camino y la puerta misma del Paraíso Eterno. Camino seguro en el que jamás os equivocaréis. Camino breve por ser el más recto.
Camino llano porque es camino de amor.

Camino por el que anduvieron mis santos y por donde quien caminare se hará santo.

Mi Divino Corazón os guiará y os protegerá de todo peligro, porque dentro de él hay varios aposentos de amor en los que podéis reposar cuando os sintáis cansados, os podéis ocultar cuando os sintáis temerosos, os podéis calentar cuando sintáis frío.

Hijo mío: tened siempre presente mi Corazón, en el que encontraréis todo. Visitadme con frecuencia y escuchad mis palabras. Ocupándoos de Mi, Yo me ocuparé de vosotros.

Vivid preparados, porque cuando menos lo penséis vendré y os llevaré conmigo. Por eso, haced de vuestra vida un acto de adoración y reparación constante porque mi Corazón, siendo un Misterio Divino de Amor, es maltratado y herido.

Vivid preparados, porque cuando menos lo penséis vendré y os llevaré conmigo. Por eso, haced de vuestra vida lámparas del Amor Divino y encended fuego en los corazones de hielo que han de ser sensibles a mis rayos de luz; corazones que han de derretirse, porque mis saetas divinas los traspasan de un lado a otro volviéndolos susceptibles frente a mi misterio de amor. Misterio que siempre prevalecerá, por más enemigos que intenten destruirlos; porque es el Dios infinito que se viste de sencillez en la Sagrada Hostia.

 

 

Alma adoradora del silencio:

Amantísimo Jesús mío: heme aquí adorando vuestro Sagrado Corazón. Corazón que es pozo de aguas clarísimas que sacia mi sed, Corazón que es habitación confortable y da descanso a mi cuerpo fatigado. Corazón que es remanso de paz que sosiega la turbulencia de mi espíritu. Corazón que es hoguera de amor en mis días de invierno, Corazón que es morada eterna, siempre abierta.

Corazón que es libro del cielo que me enseña, me instruye. Corazón que es Paraíso Celestial que da regocijo a mi alma.

En vuestro Corazón: mi corazón es sosegado, reposado: porque vuestros latidos son impulsos de amor que me llevan a desearos cada vez más.

Dejadme entrar en vuestro Corazón y ofreceros el homenaje más sublime que una criatura os puede tributar.

 

Dejadme entrar en vuestro Corazón y deleitarme en vuestra presencia divina; presencia que une mi corazón con el vuestro; presencia que lo encadena de amor, porque vuestro cordel lo ata eternamente al vuestro. Dejadme entrar en vuestro Corazón y reparar por los ultrajes con que es ofendido.

Dejadme entrar en vuestro Corazón y sanar vuestras heridas con el óleo de nuestra oración.

Dejadme entrar en vuestro Corazón y naufragar en vuestros torrentes de misericordia para ser perdonado y liberado de mis culpas.

Dejadme entrar en vuestro Corazón y atravesadlo con vuestra lanza encendida de vuestro Amor Divino, para que sea transformado a semejanza de vuestro Sacratísimo Corazón.

 

Oración
Os adoro, os alabo y os amo con todas las almas que, en esta hora, os están amando en la tierra y en el cielo.
Amén.

 

Sea siempre bendito y alabado el Santísimo y Divinísimo Sacramento.

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1 Comentario

  1. H. Ruth Imelda Saavedra Ramírez.

    Para esa comunicación con el Amor de los amores, es necesario tener paz en el corazón y silencio en el alma, para que Dios que es amor, entre en ella sin ningún obstáculo o sea sin que en nuestra mente haya palabras, si no, no nos puede habitar y llenar de su amor. Gracias por todo el bien que nos hacen con esos correos de profundos mensajes. Dios les bendiga siempre. Cuentan con mis oraciones. Que nuestra Madre Inmaculada les cubra con su amoroso y maternal manto.

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