Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 10. Proseguid vuestro camino de cruz.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33. Día 10. Proseguid vuestro camino de cruz.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33.
Día 10. Proseguid vuestro camino de cruz.

Madre-del-pecador

 

Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.

 

1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

 

 

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:

Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

Dio mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

Día 10. Proseguid vuestro camino de cruz.

Hijos amados: proseguid vuestro camino de cruz, camino estrecho, espinoso pero camino que os lleva al cielo.
Proseguid con vuestros ojos levantados al cielo, cielo alfombrado de azul, cielo mullido de estrellas, cielo infinito, cielo abierto para las almas que viven según la Divina Voluntad.

 

Proseguid con vuestro corazón unido al sacratísimo Corazón de Jesús. Corazón que arde en la llama del Amor Divino. Corazón con varios Aposentos, dispuestos en daros albergue. Corazón que es asilo de protección para el tiempo de la tribulación que estáis viviendo; proseguid tras las huellas de Cristo, huellas que perfuman vuestro andar, huellas que os llevarán al lugar donde Él vive; huellas inconfundibles porque son las pisadas del Maestro de sandalias desgastadas.

 

Proseguid el camino de la adoración y de la reparación. Son muchos los pecados que hieren nuestros Sagrados Corazones. Son muchos los impíos que traspasan nuestros Corazones Unidos con dardos de desamor. Proseguid vuestra marcha unidos a mi Ejército Victorioso porque hay una batalla espiritual ente las potestades del Cielo y las del infierno.

 

Proseguid por las sendas de la mortificación y de la penitencia, porque habrá una persecución sangrienta en contra de los verdaderos discípulos y apóstoles del Señor; persecución, aún, dentro de la misma Iglesia, porque Satanás se ha infiltrado, ha seducido a algunos de mis hijos que ya no trabajan para Jesús sino para las potestades y principados del Infierno; ha sembrado en sus corazones veneno letal; veneno que los hace aparentemente religiosos, obedientes a los mandatos del Santo Padre el Papa, pero llevan dentro del corazón el aguijón de la desobediencia, de la herejía.

 

Proseguid con el santo Rosario en vuestras manos y ofrecédmelo por todos los que son injustamente perseguidos, calumniados; Satanás suele utilizar personas buenas para destruir las obras de Dios; reparad por ellas, tienen una cuenta pendiente que pagarme para ir al Cielo.

Proseguid con vuestra Madre del Cielo, Madre que os esta recordando por última vez los mensajes dados en muchas partes del mundo, porque el tiempo de la misericordia ha terminado, el tiempo de la tribulación y la justicia está en curso.

 

Hijos carísimos: la persecución sangrienta contra los que son fieles a Jesús y a su Evangelio, es el tercer signo que evidencia que estáis en el final de los tiempos; porque “en aquel tiempo seréis entregados a los magistrados para ser puestos en los tormentos y os darán muerte, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre, por ser discípulos míos” (Mateo 24,9); discípulos que no caminan tras las directrices del mundo sino bajo los preceptos del Evangelio; discípulos que imitan las virtudes del Maestro; discípulos que alegremente llevan sobre sus hombros la cruz a cuestas; discípulos que se consideran peregrinos que van en busca de la Patria Celestial; discípulos con aroma de santidad, aroma que los lleva a repudiar las cosas del mundo, aroma que los lleva a detestar el pecado, aroma que los lleva a anunciar y denunciar, aroma que los lleva a vivir la sana doctrina, doctrina que jamás podrá ser cambiada, doctrina clara que vaya en perfecta coherencia con la doctrina predicada por Jesús; doctrina que choca con las corrientes del modernismo, doctrina aferrada a la tradición, doctrina que los lleva a ser incomprendidos, repudiados por una sociedad depravada, sociedad que no compagina con las enseñanzas de Jesús; enseñanzas según ellos obsoletas, incompatibles con el progreso y adelanto del mundo.

 

Hijos míos: son muchos los enemigos que asedian al Papa; enemigos que trabajan solapadamente para destruir la Iglesia, enemigos que van en contra de sus pensamientos, y doctrina tradicional; orad por mi hijo amado, Papa.

 

Son muchos los enemigos para el resto fiel, resto fiel amparado por mi protección Maternal, resto fiel defendido por San Miguel Arcángel, resto fiel que padece vejámenes, humillaciones por ser discípulos aceptos ante los ojos del Señor, resto fiel que tendrá que esconderse ante el poderoso enemigo que tomará el puesto que no le pertenece, resto fiel que enfrentará duras batallas, pasará por dolorosas pruebas; resto fiel que permanecerá, aún, pasando por duras batallas.

 

Hijos amados: consagraos a mi Inmaculado Corazón para que apetezcáis las cosas del Cielo, para que os revistáis de las fuerzas necesarias para este tiempo de tribulación porque muchos serán los ataques, muchas las persecuciones para el resto fiel de la Iglesia.

 

Os amo y os vendido. Amén.

 

Virtud de la Sabiduría

Con mis enseñanzas os haréis sabios.

Sabios porque os quiero sacar de vuestra ignorancia, de vuestra oscuridad. Recibidlas como torrentes de agua viva que caen en vuestro corazón y producen frutos de gracia.

 

Cultivadlas en vuestro corazón como un rosal fino de explotación y cortad la maleza para que vuestra cosecha no sea dañada, no sea infectada por el virus de la enfermedad del buscad la sabiduría para que encontréis grandes tesoros reservados.

 

Buscad la sabiduría como anhelo único en vuestra vida. Preferidla a toda riqueza del mundo.

 

Añoradla más que el oro y la plata, bienes perecederos que algún día se os acaban.

 

Abrid vuestro entendimiento y desead que la sabiduría llegue a vosotros como lluvia copiosa.

 

Teniéndola en vuestras manos os habéis hecho ricos, porque la sabiduría no tiene precio, no existe cifra alguna con la que se pueda comprar.

 

Despreciad los bienes de la tierra y desead los bienes del Cielo.

 

Huidle a la ciencia del mundo y acercaos a la Ciencia de Dios.

 

Desgastad vuestra vida ahondando en sus misterios, no escatiméis en escudriñarlas. Deseadlas como la tierra reseca que quiere ser empapada por un fuerte aguacero.

 

Deseadla como el pez añora el agua o como el pájaro sus alas para emprender vuelo. No os antojéis de las bagatelas y de las minucias que os da el mundo.

 

Estad hambrientos de la sabiduría de Dios y comed hasta hartaros.

 

En el libro Sagrado encontrareis un menú rico y variado, disfrutadlo como manjares exquisitos que os caen del cielo.

 

 

3. Coronilla de Protección

(Se reza en un rosario común)

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.
Amén.

Acerca del autor

Temas relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.