Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 22. Mis lecciones, cátedra de Sabiduría.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 22. Mis lecciones, cátedra de Sabiduría.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33
Día 22. Mis lecciones, cátedra de Sabiduría.

 

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Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.

 

 

1er. Rezo del Santo Rosario
Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

 

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

 

Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

 

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

Día 22. Mis lecciones, cátedra de Sabiduría.

Hijos carísimos: venid a mi escuela maternal: María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, os llama a todos vosotros porque os quiere formar con sus lecciones de amor; lecciones que os harán más santos, más sólidos en la fe, lecciones que os sacarán de vuestra ignorancia espiritual, lecciones que os mostrarán el camino hacia la verdad; verdad porque es doctrina pura, sana; verdad porque en nada contradice al Magisterio de la Iglesia y las Sagradas Escrituras; verdad porque son mis palabras. Palabra que debéis saborear como manjar exquisito. Palabras que son dulce miel para vuestro corazón; corazón que habrá de estar abierto a las mociones del Espíritu Santo; corazón que habrá de transformarse en un cofre de oro fino que guarde piedras preciosas, tesoro de cuantiosa suma; ya que un alma sencilla y humilde toma cada una de mis lecciones de amor como la máxima riqueza que pueda poseer un hombre en la tierra.

 

Hijos míos: tomad esta preparación, la consagración a i Inmaculado Corazón, como una gran cátedra de Sabiduría Divina. Sabiduría impartida por María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, porque esta es mi misión: enseñaros el camino al Cielo, profetizaros los acontecimientos que están por suceder, porque todo lo que está escrito llegará a su culmen, a su final.

 

Además de ser una buena madre para con todos vosotros, soy Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos. Maestra que ha sido designada por el Cielo este tiempo decisivo en la historia de la humanidad, humanidad que tendrá que caminar en dirección opuesta al mundo. Humanidad que deberá regresar a Jesús porque muy pronto será purificada, renovada. Humanidad que está siendo avisada, preparada porque relativamente os falta muy poco para que veáis al Señor, glorioso en su Trono. Relativamente os falta muy poco para que miréis cómo se abren las puertas de la Nueva Jerusalén. Relativamente os falta muy poco para el Triunfo de mi Inmaculado Corazón.

Hijos amados: convertíos de corazón al Señor; los hombres de estos tiempos son de duro corazón, son escépticos a los grandes misterios del Cielo porque la ciencia los ha vuelto empíricos, racionalistas y hasta fundamentalistas. Volveos como niños y seguid mi voz, caminad tras mi perfume, no temáis porque nada os sucederá, os abrigaré bajo los pliegues de mi sagrado manto porque sé que padeceréis frio, os ocultare en uno de los aposentos de mi Virginal Corazón porque sé que seréis perseguidos, calumniados, injuriados.

 

Consagraos a mi Inmaculado Corazón porque las potestades del infierno no prevalecerán a pesar de la desobediencia de algunos hijos predilectos. El Papa, primer representante de Cristo en la tierra, seguirá siendo la máxima autoridad para la Iglesia. Autoridad infalible. Autoridad que debe ser acatada por toda la jerarquía eclesial. Las potestades del infierno no prevalecerán, así la apostasía halla difundido el error indiscriminadamente, error que se ha sembrado la duda e inquietud en el corazón de muchos de mis hijos.

 

Las potestades del infierno no prevalecerán, aunque parezca que el mal ha triunfado sobre el bien, las fuerzas de Dios son potentes, indestructibles y eternas.

 

Las potestades del infierno no prevalecerán; San Miguel, Príncipe de la Milicia Celestial, se prepara para descender a la tierra al sonar las trompetas. Príncipe que con su espada defenderá la Iglesia, protegerá al resto fiel remanente.

 

Las potestades del infierno no prevalecerán, Satanás y sus secuaces serán enviados a los abismos más profundos del averno.

 

Las potestades del infierno no prevalecerán, mi Ejército Victorioso les vencerá, les combatirá con él arma poderosa del Santo Rosario; arma que les debilitará, les menguará fuerzas.

 

Las potestades del infierno no prevalecerán, aún, en el momento en que la Iglesia pase por el viernes santo.

 

Yo, que soy su Madre estaré presente para consolarla, porque una vez haya pasado por los dolores del parto, llegará a su máximo esplendor. Las potestades del infierno no prevalecerán, porque el dolor y los sufrimientos gestan un nuevo nacimiento, una nueva humanidad. Las potestades del infierno no prevalecerán, porque la “mujer vestida de sol” ha empezado su gran batalla; batalla que disipará las tinieblas para que la luz de Cristo resplandecerá por todas partes; batalla en la que la Iglesia caminará en la verdad, en la fidelidad y en la unidad; batalla que llevo delante por medio de vosotros, resto fiel.

 

 

Virtud de castidad

Sois templos vivos de Dios, sois morada del Espíritu Santo. Sois creados a imagen y semejanza de Dios. Sois hechura de sus venerables manos. Así, pues, hijos míos, que debéis hacer de vuestro cuerpo tabernáculo del Amor Divino, copón de pureza porque naciste para el gozo espiritual, para el disfrute de la verdadera vida en Dios. No mancilléis vuestro cuerpo. Los pecados de la carne ofenden gravemente a Dios. Los pecados de la carne os deforman, os vuelve monstruos.los pecados de la carne os acarrean sufrimientos indecibles en la eternidad. Los pecados de la carne borran el matiz de Dios que un día recibisteis cuando fuisteis engendrados en el vientre de vuestras madres. Los pecados de la carne os van consumiendo lentamente hasta que quedéis forrados en el mero hueso. Id y purificad vuestro corazón en los Ríos de la Gracia. Haced reparación, mortificación y penitencia por las veces que hicisteis de vuestro cuerpo mercadería barata, recinto de prostitución. La castidad hijos míos, es virtud que os ciñe corona de azucenas en vuestro corazón.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que os da candor, pureza.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que os da olor de santidad, fragancia exquisita de cielo.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que cubre vuestro cuerpo de ropajes blancos.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que hace de vuestro corazón un lirio perfumado.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que os ciñe alas de Ángeles.

 

La castidad, hijos míos, es virtud que os da fragancia exquisita, oloroso perfume que es prueba de que Dios habita en vuestro corazón, de que sois portadores de la pureza infinita, de que sois vasos cristalinos, espejos nítidos sin manchas.

 

3. Coronilla de Protección
(Se reza en un rosario común)

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.
Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.

Amén.

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