Palabra de Dios 18 de Octubre de 2022. Martes XXIX Tiempo Ordinario.

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Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

De la segunda carta de san Pablo a Timoteo (4, 9-17)

Querido hermano: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes,
pues Dimas, prefiriendo las cosas de este mundo, me ha abandonado y
ha partido a Tesalónica. Crescencio se fue a Galacia, y Tito, a Dalmacia.
El único que me acompaña es Lucas. Trae a Marcos contigo, porque
me será muy útil en mis tareas. A Tíquico lo envié a Éfeso.
Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróade, en la casa
de Carpo. Tráeme también los libros y especialmente los pergaminos.
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará
su merecido. Cuídate de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra
predicación.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó.
Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el
Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se
proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los
paganos.

Palabra de Dios.

SALMO.

 

Salmo 144, 10-11. 12-13ab. 17-18

R. Señor, que todos tus fieles te bendigan.

Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te
bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus
maravillas.
R.

Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria
de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas
las generaciones.
R.

Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor
todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca
está el Señor, de quien lo invoca.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Lucas (10, 1-9)

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos
y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y
lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los
trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe
trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como
corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias
y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en
una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente
amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se
cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan,
porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en
casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que
les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a
ustedes el Reino de Dios’ “.

Palabra del Señor.

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