Palabra de Dios 16 de abril de 2023. «DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA.»

Palabra de Dios 16 de abril de 2023. «DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA.»

Palabra de Dios 16 de abril de 2023. «DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA.»

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

De los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47)

En los primeros días de la Iglesia, todos los hermanos acudían
asiduamente a escuchar las enseñanzas de los apóstoles, vivían
en comunión fraterna y se congregaban para orar en común
y celebrar la fracción del pan. Toda la gente estaba llena de
asombro y de temor, al ver los milagros y prodigios que los
apóstoles hacían en Jerusalén.
Todos los creyentes vivían unidos y lo tenían todo en común.
Los que eran dueños de bienes o propiedades los vendían, y
el producto era distribuido entre todos, según las necesidades
de cada uno. Diariamente se reunían en el templo, y en las
casas partían el pan y comían juntos, con alegría y sencillez
de corazón. Alababan a Dios y toda la gente los estimaba. Y
el Señor aumentaba cada día el número de los que habían de
salvarse.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (117, 2-4. 13-15. 22-24)

R. La misericordia del Señor es eterna. Aleluya.

Diga la casa de Israel: “Su misericordia es eterna”. Diga la
casa de Aarón: “Su misericordia es eterna”. Digan los que temen
al Señor: “Su misericordia es eterna”.
R.

Querían a empujones derribarme, pero Dios me ayudó. El
Señor es mi fuerza y mi alegría, en el Señor está mi salvación.
R.

La piedra que desecharon los constructores, es ahora la piedra
angular. Esto es obra de la mano del Señor, es un milagro patente.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.
R.

SEGUNDA LECTURA.

Carta del apóstol san Pedro (1, 3-9)

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por su
gran misericordia, porque al resucitar a Jesucristo de entre los
muertos, nos concedió renacer a la esperanza de una vida nueva,
que no puede corromperse ni mancharse y que él nos tiene
reservada como herencia en el cielo. Porque ustedes tienen fe en
Dios, él los protege con su poder, para que alcancen la salvación
que les tiene preparada y que él revelará al final de los tiempos.
Por esta razón, alégrense, aun cuando ahora tengan que
sufrir un poco por adversidades de todas clases, a fin de que su
fe, sometida a la prueba, sea hallada digna de alabanza, gloria y
honor, el día de la manifestación de Cristo. Porque la fe de ustedes
es más preciosa que el oro, y el oro se acrisola por el fuego.
A Cristo Jesús ustedes no lo han visto y, sin embargo, lo aman;
al creer en él ahora, sin verlo, se llenan de una alegría radiante e
indescriptible, seguros de alcanzar la salvación de sus almas, que
es la meta de la fe.

Palabra de Dios.

EVANGELIO.

Evangelio según san Juan (20, 19-31)

Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas
las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por
miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les
dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos
y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron
de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el
Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir
esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A
los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a
los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no
estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le
decían: “Hemos visto al Señor”. Pero él les contestó: “Si no
veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en
los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no
creeré”.
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta
cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en
medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Luego le
dijo a Tomás: “Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá
tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree”.
Tomás le respondió: “¡Señor mío y Dios mío!” Jesús añadió:
“Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber
visto”.
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de
sus discípulos, pero no están escritas en este libro. Se escribieron
éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.

Palabra del Señor.

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