Palabra de Dios 19 de Feb. 2024. 1er. Lunes de Cuaresma.

Palabra de Dios 19 de Feb. 2024. 1er. Lunes de Cuaresma.

Palabra de Dios 19 de Feb. 2024. 1er. Lunes de Cuaresma.

Evangelio del dia.

PRIMERA LECTURA.

Del libro del Levítico (19, 1-2. 11-18)

En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Habla a la asamblea
de los hijos de Israel y diles: ‘Sean santos, porque yo, el Señor,
soy santo. No hurtarán. No mentirán ni engañarán a su prójimo.
No jurarán en falso por mi nombre; eso sería profanar el nombre
de su Dios. Yo soy el Señor.
No oprimas ni explotes a tu prójimo. No retengas hasta el día
siguiente el salario del que trabaja para ti. No maldigas al sordo,
ni pongas tropiezos ante el ciego. Teme a tu Dios. Yo soy el Señor.
No seas injusto en la sentencia, ni por favorecer al pobre ni
por respeto al poderoso. Juzga con justicia a tu prójimo. No
andes calumniando a los tuyos ni des testimonio contra la vida
de tu prójimo. Yo soy el Señor.
No odies a tu hermano ni en lo secreto de tu corazón. Trata de
corregirlo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengues
ni guardes rencor a los hijos de tu pueblo. Ama a tu prójimo
como a ti mismo. Yo soy el Señor’ “.

Palabra de Dios.

SALMO.

Salmo (18, 8. 9. 10. 15)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma;
inmutables son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo.
R.

En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para
el corazón; son luz los preceptos del Señor para alumbrar el
camino.
R.

La voluntad del Señor es santa y para siempre estable; los
mandatos del Señor son verdaderos y enteramente justos.
R.

Que te sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de
mi corazón. Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi
refugio y salvación.
R.

EVANGELIO.

Evangelio según san Mateo (25, 31-46)

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando
venga el Hijo del hombre, rodeado de su gloria, acompañado
de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria. Entonces
serán congregadas ante él todas las naciones, y él apartará a los
unos de los otros, como aparta el pastor a las ovejas de los
cabritos, y pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su
izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: ‘Vengan, benditos
de mi Padre; tomen posesión del Reino preparado para ustedes
desde la creación del mundo; porque estuve hambriento y me
dieron de comer, sediento y me dieron de beber, era forastero
y me hospedaron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y
me visitaron, encarcelado y fueron a verme’. Los justos le
contestarán entonces: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y
te dimos de comer, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te
vimos de forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?
¿Cuándo te vimos enfermo o encarcelado y te fuimos a ver?’ Y
el rey les dirá: ‘Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el
más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron’.
Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apártense de
mí, malditos; vayan al fuego eterno, preparado para el diablo
y sus ángeles; porque estuve hambriento y no me dieron de
comer, sediento y no me dieron de beber, era forastero y no
me hospedaron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y
encarcelado y no me visitaron’.
Entonces ellos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento o sediento, de forastero o desnudo, enfermo o
encarcelado y no te asistimos?’ Y él les replicará: ‘Yo les
aseguro que, cuando no lo hicieron con uno de aquellos más
insignificantes, tampoco lo hicieron conmigo’. Entonces irán
estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna”.

Palabra del Señor.

REFLEXIÓN: La observancia fiel y amorosa
del «mandamiento nuevo» ha de manifestarse en
acciones concretas. Jesús describe –en forma de
gran parábola– el «juicio final». Éste versará sobre
la conducta que tengamos en relación con nuestros
prójimos. Efectivamente, el trato que demos o dejemos
de dar a los demás viene a finalizar en el mismo
Cristo. Él ha querido identificarse con todo hombre,
especialmente con el más pobre y necesitado. Amar
es el mandamiento que condensa toda la Ley (Cfr.
Rom 13, 10). A fin de cuentas, ese es el punto que
nos calificará o descalificará ante Dios.

 

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