La liturgia belleza de nuestra fe y pecados que hay que evitar en el servicio.

La liturgia belleza de nuestra fe y pecados que hay que evitar en el servicio.

La liturgia belleza de nuestra fe y pecados que hay que evitar en el servicio.

Por Genaro Valdivia.

Hoy vemos a muchos hermanos en el templo participar de forma más activa y esto da mucho gusto, cada vez se agregan hermanos al ministerio de liturgia y los vemos con cariño servir en nuestra bella asamblea eucarística, se ve en ellos un cambio y esto es ejemplo para una comunidad y como ejemplo es necesario y fundamental cuidar la manera de servir, de antemano se sabe que se deben de preparar, sin embargo aun que se le enseña al hermano, hay errores muy comunes en el momento de su participación; debemos estar conscientes que el nerviosismo, la deficiencia en la vista o en sentido del oído, costumbres o hábitos que ya se tienen de cierta manera de hablar pueden llevar a la equivocación en algunas acciones de la liturgia y para ser más especifico vamos a referirnos a la manera de leer ( lectores) o proclamar la sagrada escritura, de igual manera el salmo y otro elemento de gran ayuda es el coro, por lo tanto se agregan algunos pecados o errores del lector, del salmista y un decálogo del coro, no es con el fin de no reconocer lo bueno.

Lo importante es que nuestra santa liturgia conserve lo bello, respetando los lineamientos, sabemos que hay muchísimo de bueno, la prueba está que se sirve, más bien es para prevenir situaciones que alteren el curso de la celebración, crecer como liturgista y hacer sólo lo que nos corresponde con excelencia, pues la belleza de nuestra asamblea eucarística lo merece; no hay quién como la Iglesia católica celebra tanto en oriente como en occidente, porque tantos santos padres trabajaron para dar una forma activa y viva a la liturgia, de ahí su belleza que merece ser atendida como se merece.

LOS PECADOS DEL LECTOR

1. No prepara la lectura.
2. No cerciorarse, con la debida anticipación, de que el micrófono esté encendido, ni saber a qué distancia debe usarse.
3. Ir vestido en forma inconveniente.
4. No leer desde el ambón, que es el lugar de la Palabra de Dios.
5. No estar de pie en forma correcta, sino balanceando una pierna o haciendo otros “tics”.
6. No cuidar que el micrófono esté en la dirección y distancias debidas.
7. Dirigir la lectura al ambón o al leccionario y no al pueblo.
8. Decir: “Primera lectura” o “Segunda…” y la frase que sigue (leer lo escrito en rojo).
9. Leer con prisa, en forma confusa, sin proyectar la voz.
10. No hacer las debidas pausas entre las frases y los párrafos.
11. “Decir” las palabras y no el mensaje –No saber de qué mensaje se trata.
12. No dar tiempo a que el mensaje penetre en los oyentes; no hacer un espacio de silencio después de cada lectura.
13. No hacer una pequeña pausa entre el fin de la lectura y el anuncio de que la lectura ha terminado: “Palabra de Dios”.
14. Leer él mismo (el lector) el salmo responsorial que debe ser dirigido por otra persona: salmista o cantor (el salmo debe ser leído por otro lector).

PECADOS CONTRA EL SALMO RESPONSORIAL

1. Ordinariamente es leído (¿en dónde quedo lo de canto?). Se imaginan a un grupo de personas recitando las “mañanitas” al festejado.
2. Es leído por el mismo lector de la primera lectura. Una de las reglas básicas de ejecución litúrgica podría ser el juego de Juan pirulero: “cada quien atienda a su juego”. Una cosa es ser lector, monitor, y otra cosa es ser salmista.
3. Se canta cualquier cosa. No debe omitirse el salmo o cambiarlo por un canto de meditación.
4. Cualquiera puede entonar el salmo. Corresponde al salmista o cantor del salmo, cantar en forma responsorial o directa el salmo. No debe iniciarlo ni el lector, ni el monitor.

SERVICIO DEL CANTO:

La música tiene la finalidad de animar, ayudar a la oración, acompañar las procesiones y los distintos movimientos para que la celebración realmente sea una fiesta y ala vez ser la respuesta gozosa del pueblo que aclama a su Señor.
La música en la liturgia está en función de la Celebración y se debe interrumpir cuando cumple con su finalidad, aunque el canto no haya concluido y que se continúe la celebración, pero no interrumpir la celebración para que el coro termine su canto, esto en cualquier parte de la celebración.
Se prepara:
a) Director de cantos para la asamblea:
– Preparación de los cantos, con referencia a las lecturas, fiesta que se celebra y año litúrgico.
– Catequesis de los mismos cantos y ensayo general de la asamblea. Luego los entonan durante la celebración para que la asamblea no se desafine y comience a tiempo.
b) Director del coro, que cantara las partes variables y las estrofas difíciles. Puede cantar algunos cantos mientras la asamblea participa en una acción o medita. No sustituye el papel de la asamblea pero lo completa.
– Ensayo general y particular del coro, para estar siempre renovando su repertorio.
– Preparación de material, sean hojas, folletos, libros, para que toda la asamblea participe.
– Promoción e invitación de músicos e instrumentistas.
– Auxiliares para acomodar instrumentos, recoger material de cantos, equipo de sonido y amplificación, etc.

DECÁLOGO DEL CANTOR

1. Todo instrumento musical es digno de participar en la liturgia, si se toca debidamente.
2. todo canto en la liturgia debe ser compuesto expresamente para ella.
3. El canto y la música deben estar al servicio de la palabra. Ésta debe entenderse claramente.
4. Canto, música y letra deben ayudar a la comunidad a expresar su fe cantando.
5. El canto y la música son parte integrante de la celebración litúrgica, nunca motivos de adorno o lucimiento personal.
6. Deben preferirse los cantos inspirados en los salmos o en la Palabra de Dios a otro tipo de cantos llamados piadosos o sentimentales.
7. Los cantos que acompañan a una acción litúrgica, entrada, ofrendas, comunión, no deben prolongarse más allá de estos momentos.
8. El canto debe apoyar y expresar la acción litúrgica que se realiza: procesión de entrada, presentación de ofrendas, comunión, etc.
9. Los cantos y la música que se toquen deben estar de acuerdo a los tiempos litúrgicos que celebra la Iglesia.
10. Deben excluirse de la acción litúrgica los cantos y la música compuestos para otros fines, independientemente de su belleza o nobleza.

Que todo sea para la gloria del Padre, del hijo y del Espíritu Santo.

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