¡Apaga el celular!, la voz valiente del sacerdote se oye al fin.

¡Apaga el celular!, la voz valiente del sacerdote se oye al fin.

¡Apaga el celular!, la voz valiente del sacerdote se oye al fin.


Juan Revilla.

Asistí 3 veces continuas a la asamblea eucarística en el mismo templo, cada domingo por separado desde luego, más el último domingo por cuestiones de servicio a la parroquia escuche varias misas ese mismo día: a las 8.00 am, 9.00 am, 10.00 am, 12.00 pm, 1.00 pm y 2.00 pm, como dato curioso en un total de 5 ocasiones oí a un sacerdote decir a los asistentes: “por caridad ¡apaga tú celular”, con voz valiente les decía, aproximadamente a 500 gentes que asistían a la celebración, “por educación”, “por respeto a la casa de Dios”, “por inteligente y cortes”, ¡apaga tu celular!; estás palabras en realidad me llenaron de alegría, inmediatamente comprobé que mi celular estuviera apagado; esa orden me pareció extraordinaria, el sacerdote, la voz oficial de la asamblea lo pedía, ¡bravo!, por fin se levantó valiente la voz de nuestro sacerdote; varias veces oí insinuaciones que les decían a los fieles, que aprovechando la voz tenue pasaron por alto esa pedrada como se dice vulgarmente.

Varias veces muchos laicos levantaron la voz para decirlo, predicaciones: “hermano apaga tu celular”, iracundos, molestos, ofendidos y hasta vociferando regresaban la petición o juzgaban de locos a quienes lo dijeron, ¿quién eres tú para decírmelo?, y realmente quienes somos, no somos los responsables de la asamblea, como Iglesia puedo gritar y decir, más el oficial para decirlo es el sacerdote; otra vez elogiamos la voz valiente del sacerdote y me dije: Este Padre si tiene valor civil para decirlo, valor pastoral para amonestar y voz de profeta para a denunciar el problema número uno en nuestra asamblea eucarística; muchos hermanos van a tratar negocios al templo, salen continuamente a contestar aun estando la consagración, ¡qué barbaridad!, otros más se dedican a estar checando, no sé que cosa en su celular, pero no dejan de manipularlo, ¡qué tontería”, otros llegan armados hasta con tres aparatos a la cintura: “qué hombre tan importante y solicitado”, unos más distraen y causa hasta molestia que contestan descaradamente el celular allí en su lugar, nos distrae dicen algunos, pero eso sí van con el rostro muy en alto a comulgar, ¡hay hermano eso no es pecado que impida comulgar: ¡no!, si en plena consagración te levantas y te sales, que renuncia al más sublime momento, que desprecio tan enorme a Jesús, ¡oh no, no se lo hago a Dios, el bien sabe que lo quiero!, hay mucha desvergüenza de nosotros los fieles para justificar el tener prendido el celular, algunos argumentan: “soy médico” y lo tengo que tener encendido”, algunos más incluyendo servidores de parroquias dicen: es mi instrumento de trabajo, ¡apaga tu celular” hoy gritó el sacerdote, sino no te acercas a la eucaristía sin ser capaz de desprenderte de una hora de él, hermano , sinceramente no vayas a distraer a los demás y a jugar con Dios, no te gustaría que Dios demorara tu salvación por estar contestando su celular, no te gustaría que dejará el sacerdote esperando a tú hija en sus XV años por estar contestando el celular, no amigo no te gustaría que tus empleados en lugar de trabajar estuvieran contestando su celular, ¿ahh, entonces tu sí lo puedes hacer, pero que no te lo hagan?; se ha visto hermanos que se salen de la fila de la confesión para contestar el teléfono y no regresar, ¡maldito diablo que llamó!; era necesario que los sacerdotes se pongan exigentes con los fieles, critican al cholo, al marihuano, al adicto, pero tu estás peor, eres un adicto del celular, lo acaricias, lloras cuando se descompone, acaricias más a tu celular que a tú esposa o esposo, e hijos; ¡apaga tu celular ese grito de piedad!, muchos sacerdotes son muy mansitos con los fieles por tal de que asistan a la misa, que error más grave, es mejor que haya 300 que quinientos pero con calidad, mejor que haya católicos de verdad y no caricatura de católicos, hermanos, ya topamos fondo, el miedo a que se cambien de fe ya es una manipulación, que se vayan donde testigos o cristianos les toleren sus celulares, pero una cosa sí te digo: “cuando cambias de profesión de fe, allí si te comportas como es, que poca vergüenza, basta con tanta falta de respeto, basta de herejías y hasta de burla, hermanos, estamos en la casa de Dios, con nuestro Padre, celebrando el acontecimiento más importante de nuestra vida, el sacrificio de nuestro Señor Jesús, estamos como hermanos en la Iglesias en fraternidad y amor, demuestra el amor: ¡apaga tú celular!, cuando a ti tus hijo no te pela, ¿no te molesta?, ¡claro que sí!, hay tantas cosas que el celular ha dañado a nuestra santa misa; ya era hora de que la voz del sacerdote se escuchará, antes no había celulares, hoy ¿por qué ese apego?

Queridos hermanos, no te quiero ofender y sí lo hice perdóname, los sacerdotes no quieren ofenderte al contrario, más es una pena y tú lo sabes lo que está sucediendo en la santa misa, vez a los hijos estar jugando con el celular o revisando sus mensajes, distraídos proclamando el “credo”, ¿qué es lo que crees si tienes semejante ídolo?, claro es una realidad, pero la adicción es tanta que la mente lo ordena y sin remedio las manos llegan a él, no amigo, no hay justificación y así podríamos mencionar tantas cosas por causa de un celular, ¡claro que hoy hago fiesta!, ¡por fin un sacerdote valiente!, tal vez en muchos templos donde asiste la elite no le guste esa orden, más hermanos, más vale que pidan las destitución del sacerdote por no estar a gusto con él que ser cómplice de acto y pecado tan evidente, en buena hora Padre, grite, porqué es seguro que Cristo ya se había cansado de tanta desfachatez sin que sus siervos intervinieran, fueran mudos, adelante Padre y hermano, ¿por qué no haces la prueba?, apaga el celular durante la celebración eucarísticas y vivirás una celebración totalmente distinta.

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