Palabra de Dios 6 de Dic. del 2025. Sabado I de Adviento.
Evangelio del dia.
PRIMERA LECTURA.
Del libro del profeta Isaías ( 30, 19-21. 23-26 )
Esto dice el Señor Dios de Israel: “Pueblo de Sión, que habitas
en Jerusalén, ya no volverás a llorar. El Señor misericordioso, al
oír tus gemidos, se apiadará de ti y te responderá, apenas te oiga.
Aunque te dé el pan de las adversidades y el agua de la congoja, ya
no se esconderá el que te instruye; tus ojos lo verán. Con tus oídos
oirás detrás de ti una voz que te dirá: ‘Este es el camino. Síguelo
sin desviarte, ni a la derecha, ni a la izquierda’.
El Señor mandará su lluvia para la semilla que siembres y el pan
que producirá la tierra será abundante y sustancioso. Aquel día, tus
ganados pastarán en dilatadas praderas. Los bueyes y los burros que
trabajan el campo, comerán forraje sabroso, aventado con pala y bieldo.
En todo monte elevado y toda colina alta, habrá arroyos y corrientes
de agua el día de la gran matanza, cuando se derrumben las torres.
El día en que el Señor vende las heridas de su pueblo y les sane las
llagas de sus golpes, la luz de la luna será como la luz del sol; Será
siete veces mayor, como si fueran siete días en uno”.
Palabra de Dios.
SALMO.
Salmo ( l46 )
R. Alabemos al Señor, nuestro Dios.
Alabemos al Señor, nuestro Dios, porque es hermoso y justo el
alabarlo. El Señor ha reconstruido a Jerusalén y a los dispersos de
Israel los ha reunido.
R.
El Señor sana los corazones quebrantados y venda las heridas, tiende
su mano a los humildes y humilla hasta el polvo a los malvados.
R.
Él puede contar el número de estrellas y llama a cada una por
su nombre. Grande es nuestro Dios, todo lo puede; su sabiduría no
tiene límites.
R.
EVANGELIO.
Evangelio según san Mateo ( 9, 35–10, 1. 6-8 )
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos,
enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y
curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se
compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas,
como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha
es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño
de la mies que envíe trabajadores a sus campos”.
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para
expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades
y dolencias. Les dijo: “Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa
de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino
de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los
muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido
este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente”.
Palabra del Señor.
REFLEXIÓN: Jesús muestra siempre un corazón
compasivo y misericordioso. Al hacer partícipes de sus
sus mismos poderes a los «Doce», los asocia a su misión
como diligentes continuadores de su obra. Él, valiéndose
de las expresivas imágenes de las «ovejas extenuadas» y de
la «mies abundante» –y con la muy precisa consigna acerca
del valor de la gratuidad– los instituye como los primeros
evangelizadores. Ellos han de transmitir y testimoniar la
alegre noticia de que Dios nos ama, de que nos ha adoptado
como sus hijos y, en consecuencia, de que hemos de vivir
como verdaderos hermanos.