Sufrimiento con Amor. Y es una gracia para ustedes que no solamente hayan creído en Cristo, sino también que padezcan por Él(Fil 1,29).

Sufrimiento con Amor. Y es una gracia para ustedes que no solamente hayan creído en Cristo, sino también que padezcan por Él(Fil 1,29).

Santidad y Cruz



La Santidad consiste en amar mucho. Es lo que dice Santa Teresita del Niño Jesús: ” Me pides un medio para llegar a la perfección. No conozco más uno: el amor “. Para San Ignacio de Loyola el medio principal para conseguir el amor es el sufrimiento con amor: ” No hay mejor manera para encender y conservar el amor de Dios que la cruz”.

Hay personas que han progresado más en la santidad en sus días de enfermedad, que en sus largos años de salud, progreso, bienestar. ¿ Por qué ? Porque es más rápido llegar a la santidad cuando existe el sufrimiento, el dolor. Porque ” La santidad sólo se adquiere entre espinas y contrariedades”. (San Alfonso María de Longorio).

Has sido creado, hermano enfermo, para ser santo. Aceptando el sufrimiento por amor, se puede hacer verdad las palabras de Lope de Vega: ” Santidad y cruz es una: no hay cruz que no tenga santo, ni santo sin cruz alguna “.

La gran Moneda

Por otra parte el sufrimiento con amor expía los pecados: en la confesión se perdonan la culpa y la pena eterna, pero suele quedar una pena temporal que hay que expiar o pagar con obras satisfactorias en esta vida (como pueden ser: penitencias, sufrimientos con amor, misas, etc.) o en la otra.

El sufrimiento con amor se presenta en tu vida como la gran moneda para pagar tu pena temporal. El mismo confesor te lo indica cuando te despide. El mal que puedas sufrir te sirva como remedio (satisfacción de tus pecados), aumento de gracia y premio de vida eterna”. A este respecto son muy acertadas las palabras de San Juan Crisóstomo: ” Nuestras aflicciones sirven grandemente para disminuir las penas de la otra vida, aún para liberarse totalmente de ellas”.

Corredentor con Cristo

El sufrimiento con amor te hace corredentor: el Vaticano II te dice que ” eres el hermano de Cristo paciente, y con Él, si quieres, salvas al mundo “. Por los sufrimientos de Cristo se llevó a cabo la Redención; por tus sufrimientos, vividos con amor, se aplica hoy la Redención a ti y a toda la humanidad. Hay que luchar por evitar el sufrimiento. Pero si no puedes quitarlo de tu vida, hazlo como Jesús, Tu Maestro, instrumento de gracia y de Redención.
Une tus sufrimientos a los de Cristo Jesús para que en el mundo se siga aplicando hoy su Redención y tú puedas ser realmente ” Corredentor con Jesús “.

” El sufrimiento con amor te constituye en bienechor de la humanidad”. Padeciendo con amor y unido a Cristo, ayudas a la salvación de hombres y mujeres. Todo sufrimiento con amor siempre será instrumento de redención y Salvación para todo el mundo.
El Papa Juan Pablo II nos dice: el enfermo, es la fuerza del Papa, de la Iglesia y de la humanidad “. Jesús llama a toda persona que sufre a colaborar con Él en la salvación del mundo. Así es que todos los enfermos son los primeros en la obra misionera de la Iglesia.

Teniendo todo esto presente aprovecha tus sufrimientos para :

– Valorar tu dignidad
En tu sufrir diario, nunca debes olvidar tu gran dignidad de enfermo: ser preferido del Señor, imagen transparente de Cristo, su testigo, verdadero apóstol, corredentor y bienhechor de la humanidad.

– Apoyar a la Iglesia en sus necesidades
Aplica tu dolor por intenciones concretas: por la Iglesia, por los agentes de la evangelización, por los misioneros del mundo entero, por los que sufren con desesperación, por los marginados, por el Papa, etc.

– Ser testigo de Cristo
Ayuda a cuantos te rodean, a vivir y recuperar los valores fundamentales del Evangelio: la gratuidad, la fuerza del amor, la esperanza, el coraje, la ilusión y la fidelidad en la hora de la prueba.

– Aprende a confiar en Dios
Dios, es tu Padre, tanto en la salud como en la enfermedad, que solamente sabe amarte. Eres objeto de un plan amoroso de Dios. También desde tu Getsemani, a ejemplo de Jesús, debes de perseverar en llamar a Dios: Padre mío, haz de mí lo que quieras. Que se haga Tú voluntad en mi, y no la mía.

– Ser instrumento en las manos de Dios
Ora como María, tu madre. Para ella orar es saber escuchar para captar los mensajes del Espíritu Santo en su vida. Para María orar es dejar hacer al Señor cosas grandes en ella. Así debes orar tú desde la enfermedad: captando mensajes del Espíritu y dejando hacer a Dios, en ti y desde ti, cosas grandes.

– Aceptar la voluntad de Dios
Ante el sufrimiento, tres actitudes puedes tener:
1. Intolerancia y desesperación. Esta actitud es anticristiana.
2. Indiferencia. Es una actitud pagana.
3. Aceptación de la voluntad de Dios y disponibilidad a sus planes amorosos. Esta debe ser tu actitud como enfermo cristiano.

– Obedecer
El profeta Isaias nos presenta a Jesús como ” maltratado y afligido, no abrió su boca, como oveja muda ante los trasquiladores (Cf. Is. 53,7). Cuenta a Jesús todo lo que te pasa y pidele fuerzas para que en clave de amor puedas seguir deciendo a tu Padre Dios: ” Háganse en mi según tu palabra “.

-Dar una prueba de amor
Los santos han querido probar su gran amor a Cristo por medio del sufrimiento, pues, al contemplar a su Maestro crucificado, querían parecerse a Él.
San Francisco de Sales : ” Nunca se practica mejor el amor a Nuestro Señor Jesucristo como en medio de las cruces “.

– Desear estar con Dios
Todo esto es nada en comparación con la gloria que te guarda. ” Los padecimientos del tiempo presente no son nada en comparación con la gloria que ha de manifestarse con nosotros “. (Rom 8,18)

– Imitar a María
Dice Juan Pablo II a los enfermos: “Mirando a María, récenle y obtendrán que su angustia se haga esperanza y que su pena se transforme en amor. Ella los considera como sus hijos más amados “.

Hermano has vida la enseñanzas de Jesús

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