I. Santa María

I. Santa María

1. Santa María

No alabamos suficientemente a Dios si no alabamos a sus santos, sobre todo a la “Santa” que se convirtió en su morada en la tierra, María. La luz sencilla y multiforme de Dios sólo se nos manifiesta en su variedad y riqueza en el rostro de los santos, que son el verdadero espejo de su luz. Maria

 

 

Y precisamente viendo el rostro de María podemos ver, mejor que de otras maneras, la belleza de Dios, su bondad, su misericordia. En este rostro podemos percibir realmente la luz divina.

Benedicto XVI
Homilía, 15-8-2006

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