Último tema del bicentenario: tema  8 Desarrollo: una mirada de esperanza: CEM

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TEMA 8: DESARROLLO
Una mirada de esperanza

OBJETIVO:Comprometernos como mexicanos y como cristianos a
seguir colaborando en la construcción de nuestra patria con
renovado ardor para que día a día logremos un pleno desarrollo para
todos y en todos los aspectos de nuestra vida.

NUESTRA EXPERIENCIA
Un país de contrastes

Nuestro País tiene un inmenso territorio y una gran riqueza en recursos naturales. Es considerado
entre los de mayor biodiversidad; en cuanto a la flora ocupa el cuarto lugar a nivel mundial; nuestro
país constituye parte de uno de los centros de origen de plantas de cultivo más importantes del mundo,
existe una gran riqueza de cultivos en una gran diversidad genética.
Pero junto a toda esa riqueza que contemplamos en cada salida a los distintos lugares, el mar, la
sierra, el bosque, los lagos, etc. Palpamos por nosotros mismos toda la inmensa variedad que nos
enorgullece como mexicanos, y eso precisamente nos cuestiona una y otra vez.
¿Por qué a pesar de tanta riqueza en recursos naturales, nuestra patria vive todavía un atraso en su
desarrollo?

¿En qué consiste realmente el desarrollo?
¿Será cierta esa frase de que, nos tocó ser pobres, y no queda otra que resignarnos?
¿Acaso el desarrollo de las personas será cuestión de suerte?
¿Por qué todavía padecemos los desequilibrios económicos y sociales, si por ello precisamente se
luchó por la Independencia y en la Revolución mexicana?
Frente a las dificultades, la confianza de los mexicanos es nuestra fuerza fundamental, el optimismo, la
fe en nosotros mismos y el ineludible compromiso de seguir construyendo nuestra patria, son un
ejemplo palpable de este espíritu constructivo, aún más ahora, cuando con tristeza vemos que los
valores éticos no se respetan.

NUESTRA VIVENCIA DE FE
La Palabra de Dios

Veíamos anteriormente los grandes contrastes que vivimos, cuántos avances científicos y tecnológicos
en muchos aspectos de nuestra realidad. Nuestra vida se facilita en muchos sectores. ¿Pero, cuántos
son los beneficiarios de este desarrollo? ¿Qué nos dice la Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia
acerca del desarrollo?
Gen 1, 26. 29-30; “Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que ellos dominen
los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos y todos los reptiles…Y dijo Dios: miren,
les entrego todas las hiervas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los árboles
frutales que produzcan semillas les servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las
aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra”.

La Biblia nos describe al hombre como creatura y como imagen de su creador y Dios les pone a
hombre y mujer una tarea originaria a realizar, que es la de “dominar” las demás creaturas; pero hay
que hacerlo en el marco de la obediencia a la ley divina.
Nos preguntamos para reflexionar y si es posible compartimos:
¿Qué nos dice este texto en el contexto del desarrollo?
¿Qué significa la frase: “dominar la tierra”?
¿Cómo me siento que estoy cumpliendo con esta tarea que está al origen de mi realidad de creatura
de Dios?

El Magisterio de la Iglesia en su doctrina social nos ilumina y ayuda a tener una idea cristiana del
desarrollo.

En la Carta Pastoral “Conmemorar nuestra Historia desde la Fe, nuestros obispos en México nos dicen
a este respecto, en el n. 114: “Los ideales de libertad, justicia e igualdad, por los que lucharon nuestros
compatriotas en la Independencia y la Revolución Mexicana, nos siguen interpelando hoy con mayor
fuerza, dado que las exigencias actuales son mucho más amplias y profundas. No basta un desarrollo
unilateral que beneficia de manera inmediata sólo a unos pocos y pospone casi indefinidamente el
progreso de las mayorías”.

La Populorum Progressio n. 14, nos da una visión desde la fe sobre el desarrollo y dice que no se
reduce al simple crecimiento económico. Por ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a
todos los hombres y a todo el hombre. Por eso no es el mero incremento de los productos, ni el
beneficio, ni el poder, sino el servicio del hombre, del hombre integral, teniendo en cuenta sus
necesidades materiales y sus exigencias intelectuales, morales, espirituales y religiosas; de todo
hombre, de todo grupo de hombres, sin distinción de raza o continente (cfr. Gaudium et Spes 64).
El cristianismo entiende que para que las personas puedan desarrollarse como tales, llegando
verdaderamente a “ser” y responder a la vocación que Dios ha guardado para cada una de ellas,
necesita inevitablemente de los bienes materiales; porque el desarrollo no es una aspiración, sino un
derecho (Cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 446).

NUESTRO COMPROMISO
ACTUAMOS

Doscientos años de Independencia y Cien de la Revolución Mexicanas han sido un tiempo de grandes
avances, pero aún de muchas carencias y tareas pendientes. ¿Con qué actitud aprender del pasado,
para vivir comprometidos en el presente y así esperar un futuro con más esperanza como lo ven
nuestros obispos?
Hay tres grandes valores en el espíritu de la cooperación internacional que lleve a un verdadero
desarrollo: la conciencia del deber de solidaridad, de justicia social y de caridad universal, porque
existe algo que es debido al hombre porque es hombre, en virtud de su eminente dignidad (Cfr.
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 448).

Nuestros Obispos en la Carta Pastoral “Conmemorar nuestra Historia desde la Fe”, nos ofrecen
algunos criterios y líneas de acción: La pobreza y la falta de recursos comienzan a superarse cuando
nos encontramos en un escenario de fraternidad, solidaridad y conciencia social (n. 119). La
superación de la pobreza debe incluir programas para el desarrollo integral de las personas y de las
comunidades, a fin de que éstas tomen responsabilidad de su propio desarrollo (n. 121).
La celebración de estos acontecimientos, nos hace sentir a los católicos que tenemos el compromiso
de colaborar en la construcción de esta gran Nación Mexicana; no queremos ser excluidos, ni mucho
menos pretendemos autoexcluirnos; al contrario, nos sabemos identificados con este pueblo y esta
cultura tan nítidamente expresada en el rostro mestizo de Santa María de Guadalupe (n.133).
Me pregunto y comparto si es posible:
¿Qué puedo hacer estos días para manifestar mi amor por México? ¿Cómo lo puedo vivir cada día en
mi familia, trabajo etc.?
¿Qué conciencia debo transmitir a los demás acerca del auténtico desarrollo?

CELEBRAMOS

Nos ponemos en la presencia del Señor para presentarle toda la realidad donde vivimos; lo que nos
gusta (avances, técnica que facilita nuestra vida etc.), y lo que no nos agrada (la injusticia, pobreza
etc.) cada uno puede pensar cuantas cosas más nos agradan, para agradecer a nuestro Dios; y
cuántas nos desagradan, para pedirle perdón y pedir por quienes tienen responsabilidad en cambiar
las cosas. Pedirle que cada uno y cada una estemos dispuestos a comprometernos en lo que nos toca
hacer, para dar lo mejor de nosotros y así ser protagonistas de nuestro desarrollo.
Oración y el canto de la Guadalupana:
“Padre de misericordia
que has puesto a este pueblo tuyo
bajo la especial protección de la siempre Virgen
María de Guadalupe, Madre de tu hijo,
concédenos por su intercesión, profundizar en nuestra fe
y buscar el progreso de nuestra patria
por caminos de justicia y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

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