Santa Veronica, 4 de febrero

Santa Veronica, 4 de febrero

Santa Verónica
La mujer que seco la sangre de Jesus.

Etimología: Verónica = Aquella que es la verdadera imagen o Aquella que es la imagen verdadera, viene de de la palabra latina “vero” y de la palabra griega “eikom”.

En varias regiones de Christendom es honorada bajo este nombre una piadosa matrona de Jerusalén, quien durante la pasión de Cristo, como una de las santas mujeres que le acompañó al Calvario, le ofreció una toalla, en la cual quedó la impresión de su rostro. Ella fue a Roma llevando consigo la imagen de Cristo, la que fue expuesta a la veneración pública.

Se trata de reliquias similares a las de la Santísima Virgen, que son veneradas en varias iglesias de occidente. La creencia en la existencia de auténticas imágenes de Cristo está relacionada con la vieja leyenda de Abgar de Edessa y del escrito apócrifo conocido como “Mors Pilati”. A fin de distinguir en Roma la imagen más antigua y mejor conocida, se le denominó la de “vera icon” (la de la “verdadera imagen”) lo que en el lenguaje ordinario se transformó en verónica.

Es por tanto mencionado en varios textos medievales, por los bolandistas (i.e. en un viejo Misal de Augsburg, el que contiene una misa “De S. Veronica seu Vultus Domini”) y de Mateo de Westminster que habla de la impresión de la imagen del Salvador, la que es reconocida como Veronica: “Effigies Domenici vultus quae Veronica nuncupatur”. En varios sentidos, la imaginación popular mal entendió la palabra por el nombre de una persona y la adjuntó a varias leyendas, las que varían dependiendo del país de que se trate.

Santa Verónica es recordada por su gesto compasivo hacia Jesús en Su camino al Calvario. Unos le agredían, otros permanecían indiferentes ante tanta crueldad. Ella se le acercó y le enjugó el rostro con su velo. Aquel divino rostro, cruelmente golpeado, ensangrentado y sudoroso suscitó en el corazón de Santa Verónica la misericordia. La fuente de Misericordia recibe de ella en aquel momento un amor que casi todos le negaron.
Aunque poco sabemos de la vida de Verónica y su acto de amor no aparece en las Sagradas Escrituras, la tradición lo ha recogido como un acto ejemplar que recordamos en la sexta estación del Via Crucis. Dante lo evoca en el canto XXXI del Paraíso.

Santa Verónica es mujer de gran valentía, ya que su acto de amor le podría haber causado una peligrosa reacción por parte de los romanos o de las turbas. Es mujer de gran compasión, ya que venció todo miedo y decidió amar en medio de una multitud movida por odio o la indiferencia.

El velo de la Verónica está en Santuario del Santo Rostro, en Manoppello, Italia desde el comienzo del siglo XVI. Posiblemente fue robado de la Basílica de San Pedro mientras estaba en construcción. Benedicto XVI fue el primer Papa en visitar el santuario en Manoppello, en Sept, 2006.

A Italia llegó Verónica a los citatorios del Emperador Tiberio, a quien ella curó por medio de hacerle tocar la sagrada imagen. Ella, a partir de este evento, permaneció en la capital del imperio, viviendo allí al mismo tiempo que también lo hacían San Pedro y San Pablo. Cuando muere, deja la preciosa imagen al Papa Clemente y sus sucesores.

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