Comentario al numeral 226 del documento “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”: el perdón encierra un  gran valor antropológico.

Comentario al numeral 226 del documento “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”: el perdón encierra un gran valor antropológico.

Comentario al numeral 226 del documento “Qué en Cristo nuestra paz México tenga vida digna”: el perdón encierra un gran valor antropológico.

Por Juan Revilla.
El perdón un valor que en la actualidad carece de sentido y de estimación, tan fácil decir te perdono como decir perdóname, pero que no libera el alma del resentimiento guardado en el corazón, ni hace a un ser de calidad para crecer en el amor al prójimo. México es un país donde la palabra perdón es utilizada de forma superficial, con testerear a un hermano inmediatamente expresamos perdóname, entonces carece de una meditación del acto causado y su repercusión; el valor del perdón permite que los hombres miremos los resultados de nuestros actos y si estos causan bien o mal a los demás, el perdón es una piedra preciosa que se guarda en el corazón para que de forma voluntaria, bien meditado y buscando una reconciliación, no una humillación o para denigrar a otro, es utilizada de forma adecuada , que brilla como piedra preciosa en un dedo , en un pendiente o collar.
México tiene mucho que perdonar, la miseria, la violencia, el abuso, la opresión, la marginación a un pueblo mexicano no es fácil de borrar del corazón de los que sufren , lloran, mueren; una impotencia reflejada en un rencor atroz que llega hacer insensible a un corazón, mucho que perdonar sería la acción liberadora, reparadora y unificadora, perdonar al Gobierno, al político , al juez, al sacerdote, al abogado, al servidor público, al policía, al secuestrador, al delincuente etc. etc. marcaría el cambio de una cultura de un amor verdadero por el hermano.

La Iglesia en México y en especial el organismo representativo de la Iglesia el Episcopado mexicano, toca las fibras de la sociedad más vulnerables, la Iglesia en el numeral 226 expone lo urgente de recuperar el valor de perdonar, el valor a la palabra perdón, pues con esa palabra puede cambiar la historia de nuestro país, cito a continuación el numeral 226 tal cual está expuesto por el episcopado mexicano:
“226. El perdón encierra un gran valor antropológico. Es una decisión personal, libre, proactiva; implica el riesgo de no encontrar respuesta o de ser perseguido; expresa la madurez de la fe, que lleva a la gratitud, por la esperanza en el Reino. Pedir perdón nos reconcilia con nosotros mismos, nos permite aceptarnos como somos, nos despoja de un falso sentimiento de inocencia. Perdonar nos libera profundamente: nos libera del rencor y de nuestra fijación en el pasado y nos capacita para asumir la responsabilidad de crear en nueva manera las relaciones interpersonales y sociales”.

La gran responsabilizar de emplear adecuadamente el perdón en la actualidad; la Iglesia lo manifiesta al perdón, como un acto de madurez en la fe, y bien planteado podemos estar de acuerdo en ello, es de suponer que la vida entera de un cristiano o de cualquier mexicano se vea inmiscuida en todas sus áreas no sólo en lo religioso, como se tiene referido desde siempre, dejar la vida religiosa para la casa o el templo; claro está que el defender el derecho a este valor del perdón puede tener sinsabores al no tener esa respuesta positiva, lo cual se puede reflejar en exclusión, ignorar, perseguir o en su defecto la expulsión de algún núcleo o sociedad. Sin embargo puede valer la pena la práctica de este valor pues el primero beneficiado, el primero de sentir los efectos de la práctica del perdón es uno mismo, la reconciliación con el yo, la reconciliación con mi historia, con mi vida, la loza que cargaba desaparece y más aun nace la apertura para creer en el otro, en el prójimo, la Iglesia consciente del estado del mexicano exhorta a la práctica de este valor, voluntariamente, consciente, sin presiones o intereses para practicar este valor que desencadenará una serie de bienes a nuestra patria.

Hoy con los últimos sucesos de los desastres naturales en nuestro país, (Veracruz, Tabasco y Chiapas), es necesario pedir perdón ante estos hermanos, que cada año se ven afectados y que el gobierno no hace nada por remediar la situación, pedir perdón por la falta de solidaridad de los demás mexicanos aun justificados por la injusticia de otros, pedir perdón por comercializar con estas entidades para ganar votos, pedir perdón por restarle importancia a estos desastres naturales, pedir perdón por no trabajar por iniciativas para solucionar los problemas de estos estados, pedir perdón por la poca disposición del corazón y quitarnos la idea de. “yo he sufrido más, he perdido más cosas que ellos, Dios ya se canso de nosotros etc. etc.

Bendita palabra amigos que nos une y nos da la oportunidad de darnos a la experiencia de pedir y dar perdón de una forma que no habíamos conceptualizado, hoy en una sola voz, los mexicanos podemos cambiar nuestra historia, practiquemos el perdón y ganaremos en hermanos, en Dios y en nosotros mismos, la aceptación del otro será fundamental después de experimentar el efecto de liberación que se suscita por la práctica del perdón.

Las últimas palabras de nuestro Señor Jesús son el vivo reflejo de esa práctica del perdón, en la cruz dijo: Padre perdónalos porque no saben lo que hacen, sabe que no debe haber rencor ni odio en el corazón por esa razón su corazón no podía consentir sentimientos que entristezcan al corazón o lo cieguen, hoy Jesús quiere quitar esa lapida para hacernos nacer de nuevo ahora en el perdón, como instrumento de conversión y madurez de la fe, perdonemos y pidamos perdón para experimentar en carne propia los efectos de nación que por gracia de Dios llegan a nuestra vida entera.

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