Excesos de Amor del Inmaculado Corazón de María

Excesos de Amor del Inmaculado Corazón de María

Excesos de Amor del Inmaculado Corazón de María
II. Reparar por todas las almas que blasfeman contra mi Virginidad.

Inmaculada

Pasos:

1. Santo Rosario meditado
2. Excesos del Amor del Inmaculado Corazón
(Del mes correspondiente)
3. Letanías al Inmaculado Corazón
4. Consagración al Inmaculado Corazón

 

II. Reparar por todas las almas que blasfeman contra mi Virginidad.
María Santísima:

Hijo mío: Dejad vuestras habituales ocupaciones y venid al templo del Señor, que allí os espero en este primer sábado de mes, para que reparéis porque muchas almas blasfeman contra mi Virginidad; almas escépticas a este misterio de amor; almas empíricas que sólo creen en lo que puede ser controlado y verificado a través de los sentidos, almas que sin ahondar en mi vida se atreven a postular teorías heréticas, teorías que los hacen anatemas porque están en desacuerdo con las Sagradas Escrituras y con el Magisterio de la Iglesia.
Gran dolor inunda mi Inmaculado Corazón: porque muchos de mis hijos pecan por ignorancia, emitiendo juicios que son espadas que atraviesan mi alma y entristecen mi espíritu.

Hijos amados: fui llevada al Templo de Jerusalén, aún, sin cumplir los cuatro años. Templo que en el mismo instante de mi entada era embellecido, porque la Arca de la Alianza, el Vaso de la Promesa lo adornaba con su celestial presencia. Templo que daría cobijo a la niña María. Templo que sería testigo silencioso de mis juegos con los Santos Ángeles.

Templo en el que me dedicaría a bordar, a tejer vestiduras sacerdotales y en limpiar objetos destinados al culto.

Hijos queridos: mi deseo era el de permanecer allí toda mi vida, ocupada en las cosas de Dios, pero la Divina Voluntad había trazado un plan distinto al mío, plan que exigía casarme, plan que no derribaría mi promesa a Dios de permanecer siempre Virgen, plan que involucraría a San José, hombre designado por Dios como mi prometido, hombre que también había consagrado a Dios su cuerpo, su sexualidad; hombre que había hecho voto de castidad perpetua, voto que cumpliríamos hasta nuestra muerte, voto que adornó nuestro corazón con el lirio más puro del cielo, voto que ciñó en nuestras cabezas una corona de azucenas blancas como premio a nuestra fidelidad para con Dios.

Pocos días después de mi desposorio, una gran luz envolvía a un joven resplandeciente: el Arcángel Gabriel. Arcángel que me anunciaba el Misterio de la Encarnación. Misterio que me llevó a decirle: “Hágase en mí según tu Palabra”.

Misterio que me penetro de luz volviéndome luminosa, resplandeciente. Misterio que seria aceptado por las almas fieles y sencillas de corazón. Misterio que sería historia para la humanidad porque en ese mismo instante se gestaba en mi Vientre Virginal el Hijo de Dios, el Redentor, el Salvador.

Misterio que hizo de mí una flor pura y abierta en la plenitud de los tiempos.

Mis pequeñas florecillas: reparad en este primer sábado de mes porque, aún, una espada de dolor perfora mi Inmaculado Corazón, porque son muchos los hijos desventurados que ponen en tela de juicio mi pureza; pureza que cubrió de aroma de santidad todo mi ser; pureza que transformó mi vientre en un Tabernáculo vivo porque allí crecía el Mesías, el Dios esperado. Pedid misericordia a Dios por todas las almas que blasfeman contra mi Virginidad. Virginidad que conservé siempre: antes del parto, en el parto y después del parto.

Vuestra oración reparadora será como óleo bendito que curará mi dolor, medicina del cielo que se llevará mi tristeza.

 

 

Alma reparadora del Inmaculado Corazón:

Corazón doloroso e Inmaculado de María, heme aquí ante vuestra presencia, presencia que me eclipsa, presencia que arroba mis sentidos, presencia que une mi pobre corazón al vuestro, presencia que me atrajo al Santo Templo de Dios porque pronunciasteis mi nombre, me hablasteis dulcemente al oído y por eso estoy aquí en este primer sábado de mes, para reparar por el dolor que os produce tantas almas que blasfeman en contra de vuestra virginidad.

Sé, Madre amada, que siempre conservasteis la pureza en vuestro Corazón y en vuestro cuerpo; creo firmemente que cumplisteis con fidelidad aquel voto de consagraros por entero a Dios.

Comprendo que os casasteis con San José, hombre casto en pensamientos, palabras y obras porque esa era la Voluntad Divina, lo hicisteis para darme una lección de que la obediencia a Dios es bendición para el alma y regocijo para el espíritu, es camino recto descentrada al cielo; cielo con muchísimas moradas, cielo siempre abierto para todos los hombres que en vida se despojaron de sí mismos, hombres que supieron vencer su propia voluntad para agradar enteramente al Todopoderoso.

Madre admirable, si muchos de vuestros hijos vociferan contra Vos: heme aquí con mi corazón abierto para recibiros. Heme aquí gozoso de poder apreciar la flor más purísima del cielo; flor que deleita mi corazón con su suave perfume, flor revestida de blancura, flor delicada y fina del Padre Eterno que recrea mis ojos ya que vuestra hermosura me impulsa a amaros.

Muchos de vuestros hijos os censuran dudando del gran Misterio de la Encarnación. Misterio que hizo de vuestro vientre un hermoso jardín.

Misterio que puso allí un lirio blanco de luz que iluminaria a vuestra generación y a todas las generaciones futuras. Misterio que os adorno de una belleza incomparable porque os hizo mujer esbelta, os hizo una doncella virginal que engalanaría al Cielo, al Purgatorio y a la tierra.

Virgen purísima, en este primer sábado de mes: reparo, por cada palabra injuriosa, por cada blasfemia en contra de vuestra virginidad. Las almas que denigran de Vos es porque aún no os conocen. Las almas que os hieren con sus teorías inventadas por ellas mismas son procaces en sus pensamientos, divagan de un lado a otro sin hallar la paz; creen ser portadoras de la verdad cuando naufragan en la mentira, en el error.

Virgen purísima, en este primer sábado de mes; pido a vuestro amadísimo Hijo Jesús que renueve el corazón de los hombres contumaces; hombres saturados de ciencia pero vacios de la vida interior, hombres que os menosprecian, hombres que se entrometen con un misterio divino: vuestra pureza infinita, Madre Inmaculada.

Virgen purísima, en este primer sábado de mes: reparo, por las almas de duro corazón, almas imbuidas del bicho de la soberbia, almas que se jactan de su mismas, almas que os vituperan, almas que pican con su aguijón ponzoñoso otros corazones, corazones tambaleantes, corazones que aún no han cimentado su fe en la roca firme que es Cristo; corazones que aceptan mentiras camufladas de verdad.

Virgen purísima, modelo de virtud y de santidad, vos que sois obra fina tallada por las manos de Dios, vos que sois la elegida, la única en la que halló meritos el Padre Eterno: heme aquí en este primer sábado de mes, anhelante en llevarme conmigo vuestro dolor; deseoso en enjuagar vuestras lágrimas con mi reparación; reparación que hago desde lo más profundo de mi ser, reparación que ha de haceros sonreír, porque uno de vuestros hijos pide perdón al Justo Juez por los pecados de los hombres; hombres que maltratan la Rosa mística mas delicada del Cielo, hombres que descubrirán la bajeza de sus actos, el día que sean llamados a dejar esta tierra; hombres que lamentarán por toda una eternidad la vileza de sus palabras, la ruindad de sus acciones.

Virgen casta y pura: camino como peregrino del Absoluto queriéndome encontrar con Vos en la Patria Celestial; pero como, aún, no ha llegado el momento de mi partida, seguiré amándoos, continuaré reparando los cinco primeros sábados de cada mes para menguar vuestro dolor y mitigar vuestro sufrimiento.

 

Letanías al Inmaculado Corazón de María

Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad. Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad. Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos. Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos. Cristo, escúchanos
Dios Padre celestial. Ten Misericordia de nosotros.
Dios Hijo Redentor del mundo. Ten Misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo. Ten Misericordia de nosotros.
Santa Trinidad, un solo Dios. Ten Misericordia de nosotros.

Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso del amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, Esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatífica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del Amor Divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la Resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al Cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y Tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfaras. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quistas el pecado del mundo.
Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

Oración

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conformes a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor.

Amén.

 

Consagración al Inmaculado Corazón de María

Inmaculado Corazón de María os consagro todo mi ser: cuerpo, alma y espíritu para reparar por el dolor que os causan algunos de vuestros hijos; hijos que blasfeman contra vuestra Inmaculada Concepción, hijos que os menosprecian dudando de vuestra virginidad, hijos que os hieren cuando os atacan en vuestra maternidad Divina, hijos que os maltratan cuando infunden en los niños desprecio hacia vos, hijos que ultrajan en vuestras sagradas imágenes.

Inmaculado Corazón de María os consagro mis sentidos: ojos para recrearme ante vuestra singular belleza, oídos para escuchar vuestras lecciones de amor, olfato para oler vuestro exquisito aroma: aroma de pureza y santidad; gusto para saborear vuestros sabios consejos; consejos que son puerta de oro de entrada al cielo, tacto para sentir vuestra presencia en mi vida: vida transformada, renovada.

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