Los santos y su desprestigio al no comulgar con la Iglesia.

Los santos y su desprestigio al no comulgar con la Iglesia.

Los santos y su desprestigio al no comulgar con la Iglesia.

Santos.



En días pasados, un protestante radical, de esos que apenas tiene 6 meses de ser protestante y atacan con todo a la Iglesia creyendo que lo sabe todo, con deseo de demoler a la Iglesia, tomó una imagen de san Martín de Porres y la estrelló contra el piso mofándose del catolicismo con palabras obscenas que no debe de decir un cristiano, pero él se creía con poder de decirlas, esto llamo poderosamente mi atención y me hizo recordar la vida de San Martín de Porres, una vida loable por su entrega a Jesús y a su prójimo, una vida con tantos “dones” que Dios le regaló para darlos a sus hermanos, el haberla roto en muchos pedazos, no le quitó nada de santidad a san Martín, pues esa santidad es reflejo del Espíritu santo y me hice una pregunta: ¿por qué la mayor parte de los cristianos no católicos atacan la santidad de los santos?, ¿acaso no es un mandato de Dios ser santo como él es santo?

Lv 19:3   Sed santos, porque yo soy santo, Yahvé, vuestro Dios.

El deseo de santidad que Dios quiere para el hombre no es lejano a su capacidad ni mucho menos utopía, basta observar como Pablo se dirigía en sus cartas a la comunidad: 1Co 1:2   a la iglesia de Dios en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo en todo lugar, suyo y nuestro.

¿Por qué muchos protestantes odian a los santos?, en su ignorancia según porque les idolatran y más porque la Iglesia les dijo santos con tanto defectos, más esperamos no olviden que la santificación es un proceso y más a nosotros que nos heredaron la fe, muy distinto a la primera y segunda generación de nuestros hermanos cristianos y a las primeras comunidades israelitas: Lv 11:44   Porque yo soy Yahvé, vuestro Dios, vosotros os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo, y no os mancharéis con ninguno de los reptiles que reptan sobre la tierra, ¿no es un proceso?

Muchos cristianos radicales les encanta el antiguo testamento para atacar a la Iglesia, sin embargo, al primero que Dios le “ataca” por así decirlo, es al mismo atacante: Lv 11:45   Pues yo soy Yahvé, que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Santos seréis vosotros, porque santo soy yo. No puedes atacar a otros mientras no eres tú santo y no es simplemente palabras, es verdaderamente una forma de vida, vea a san Pedro como por ser israelita lo tiene bien grabado en su mente: 1Pe 1:16   porque escrito está: “Sed santos, porque santo soy yo.”

Vida de santidad.

El padre Pío dejó unas palabras muy importantes: “con tantos dones uno es un espectador de su amor” y vaya lo que dijo también san Martín de Porres: “de ser justo a santo, no hay mucha diferencia” . La vida cristiana ya de por sí invita a la santidad empezando por la “justicia” y el NT está plagado de esa santidad: Mt 1:19   José, su esposo, siendo justo, no quiso denunciarla y resolvió repudiarla en secreto. Lc 1:6   Ambos eran justos en la presencia de Dios, e irreprensibles, caminaban en los preceptos y observancias del Señor. Aquí muestro a otro hombre que tiene algo más a favor que la justicia, la piedad: Lc 2:25   Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, justo y piadoso, que esperaba la Consolación de Israel, y el Espíritu Santo estaba en él.

Podríamos citar más casos del proceso de santidad, por esa razón la iglesia investiga rigurosamente antes de beatificar a alguien, exigiendo incluso manifestaciones de la acción de Dios en aquel prospecto a la santidad.

Una santidad mal entendida.

El reconocimiento de una persona que ha sido beatificada no significa adoración, es un icono humano de que se puede llegar a tan anhelado objetivo y este hombre se dejó llevar por el Espíritu santo para una vida santa, el que yo desacredite a una persona con esa virtud denota una envidia, una incredulidad, ser contreras a cualquier cosa de la iglesia católica, atentar contra el espíritu santo, es no creer en la palabra de Dios.

El desacreditar a los santos demuestra ser una persona anti cristiana, aunque se diga cristiana, toda la santa palabra de Dios habla de ser santo y entonces, Moisés, Abrahán, Jacob, los profetas, etc., ¿son viles pecadores que merecen el infierno?, ¡qué bárbaro, sería blasfemar!, pues el proceso con cada persona de ir puliendo su vida por parte del espíritu santo es personal, el negarlo ¿es mentira?, ¡nunca!, es más, es atentar contra la santidad, nos hace ver que va en contra de Dios, es algo lógico, ¿o no?.

Invitación a reflexionar.

-No puedo desacreditar a ningún santo.
-Si no es de mi agrado, no puedo blasfemar contra la santidad.
-Dios me invita a meditar lo relacionado a la santidad de Dios.
-Sí el judío era incapaz de nombrar el nombre de Dios por su santidad, imagina lo importante que es la santidad.
-Invitado a entrar en el proceso de santidad.
-Falta leer vida de santos.

Quizá los testigos de Jesús son los primeros santos que se dejaron conducir a la santidad por el espíritu santo.

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